29/04/2017

En el Cielo las Estrellas

Tengo el enorme gusto de anunciar la publicación de mi nuevo libro, En el Cielo las Estrellas - Mitos, historias y ciencia en una astronomía para todos, en EDIUNC, la editorial de mi universidad, la Universidad de Cuyo. Esta semana, el 2 de mayo a las 20 horas, haremos la presentación oficial en el stand del Consejo Interuniversitario y Librería  Universitaria Argentina (Pabellón Amarillo, stand 1507), en la Feria del Libro de Buenos Aires.

Me acompañarán en la mesa académica Teresa Bruno, la diseñadora que estuvo a cargo de la preciosa edición del libro, y Ariel Torres, escritor y periodista (mi columnista favorito de La Nación). ¡Los espero!

Les dejo aquí el Prefacio, para tentarlos.

«En el cielo las estrellas, en el campo las espinas…» ¿Quién no se ha pasado horas echado de espaldas en el campo (evitando las espinas), en la playa o en una roca pelada contemplando el maravilloso espectáculo natural de la bóveda estrellada? Lejos de la luz de las ciudades el cielo nocturno es uno de los panoramas sobrecogedores de nuestro mundo, una de las visiones inspiradoras de la experiencia humana. Hay quien se vuelve poeta. Hay quien se siente insignificante. Hay quien se siente enorme por ser parte del cosmos. Hay quien deleita su espíritu con imaginarios viajes a los mundos que vemos tan distantes, y con los extraordinarios fenómenos físicos que los animan, tan lejos de la experiencia y la escala humanas.

Estas páginas no son una introducción a la ciencia de la Astronomía. Tampoco son un compendio de la mitografía del cielo ni una detallada historia de sus observadores. Son el intento de compartir una experiencia personal en la contemplación del universo, que para mí siempre es una experiencia compuesta de todas esas cosas: la ciencia, el mito y la historia. Son una invitación a disfrutar del cielo nocturno como parte de nuestra cultura, porque en el cielo hay tanto fenómenos fascinantes como anécdotas jugosas. Y si algo queda sin explicar, a no desilusionarse: que sea una invitación a averiguarlo, ya que hoy en día podemos acceder fácilmente a tanta información, desde libros clásicos hasta artículos técnicos en las fronteras de la ciencia.

Que sean una fuente de inspiración bajo el cielo estrellado.


El 2 de mayo, además, participaré del Foro de Ciencias y Tecnologías, una actividad para docentes de ciencias. Hay que anotarse, no sé si habrá lugares disponibles todavía.

22/04/2017

En los cielos de Saturno

Hoy empieza el Gran Final. Hoy, 22 de abril, el robot Cassini hará un último sobrevuelo de Titán, pasando a menos de 1000 km del satélite gigante. La gravedad de Titán cambiará por última vez su órbita. La nueva trayectoria lo llevará a pasar entre Saturno y el borde interior de los anillos, una región jamás visitada, no libre de riesgos. Ya no habrá más sobrevuelos cercanos de ninguna luna. Veintidós veces Cassini va a repetir estas vueltas rasando los anillos hasta que, finalmente, el 15 de septiembre, con los últimos gramos de combustible de sus cohetes, se zambullirá en el planeta gigante. Tal vez transmita unos datos postreros de su fugaz paso por las capas superiores de la atmósfera. Y pasará a formar parte del planeta, quemándose como un meteoro en los cielos de Saturno.

Tendemos a asociar estas emocionantes expediciones espaciales con la NASA y los Estados Unidos. Vale la pena recordar que 20 naciones y tres agencias espaciales participaron de Cassini, y casi todas sus observaciones fueron públicas desde el momento en que llegaron a la Tierra. Estas exploraciones son realmente de toda la humanidad.

Ahora agarren la caja de kleenex y vean este video sobre el Gran Final.



La cronología detallada de los eventos del Gran Final puede consultarse aquí. Pueden clickear en estos links para ver las notas del blog sobre Cassini y Saturno. O, si no tienen tiempo, dénle aunque sea un vistazo a estas fotos.












Y para el ingenierito que todos llevamos dentro:



Las imágenes son de NASA/JPL/Cassini.

15/04/2017

Caminar simplemente hasta Mordor

Plutón es el mundo más geek del sistema solar.

Ha pasado más de un año desde que New Horizons exploró el sistema de Plutón en julio de 2015. Finalmente, a 1 kilobit por segundo y un millonésimo de picowatt (la potencia de cada molécula individual que contrae la fibra muscular), todos los datos recolectados durante el sobrevuelo han terminado de llegar a la Tierra. El 25 de octubre pasado llegó el último de los más de 50 gigabits de datos. Hace un par de semanas New Horizons entró en hibernación por varios meses, mientras sigue en camino a su próximo destino en el Cinturón de Kuiper (o de Fernández).

Plutón, Caronte y las lunitas se han convertido, como ha pasado con cada cuerpo explorado del sistema solar, en lugares. Y los lugares necesitan nombres.

Si bien todavía no hay un pronunciamiento oficial de los responsables de la toponimia extraterrestre (la División de Nomenclatura del Sistema Planetario, de la Unión Astronómica Internacional), recientemente la UAI aprobó los temas que New Horizon propuso para categorías de accidentes geográficos (cráteres, montañas, planicies, etc.), a designarse según:

Nombres mitológicos del Inframundo.
Dioses y otros seres relacionados con el Inframundo mitológico y literario.
Nombres del Inframundo y sus lugares.
Héroes y exploradores del Inframundo.
Científicos e ingenieros asociados con Plutón y el cinturón de Kuiper. 
Naves y misiones pioneras de la exploración espacial.
Pioneros que cruzaron nuevos horizontes en la exploración de la tierra, el mar y el cielo.

Para Caronte hay algo parecido:

Destinos y etapas de viajes de ficción, espaciales y de otras exploraciones.
Naves ficticias y mitológicas de viajes espaciales y otras exploraciones. 
Viajeros y exploradores ficticios y mitológicos.
Autores y artistas relacionados con la exploración espacial, especialmente de Plutón y el cinturón de Kuiper.

Para las lunas menores (observadas en menor detalle) se prevé una sola categoría. Para Estigia, dioses fluviales; para Nix, deidades nocturnas; para Cerbero, perros de la literatura, la mitología y la Historia; para Hydra, serpientes y dragones legendarios.

Pero los astrónomos, geólogos e ingenieros necesitan los nombres mucho antes. No van a andar diciendo: "ése cráter de ahí", "¿cuál, el que está justo al norte de las montañas bajitas que veíamos ayer?", "no, el que está cruzado por una barranca". Sería imposible entenderse. Así que apenas llegan las fotos de cada nuevo cuerpo visitado por un robot, su cartografía se llena de nombres informales que, si cumplen con las reglas de la UAI, terminan oficializándose. El mapa actual de Plutón es fascinante:


Es un recorte, y los nombres igual se ven un poco chicos. Vale la pena descargarlo para verlo mejor. El gran corazón cremita con el que nos recibió el maltratado planetita, y que nos sorprendió a todos en julio de hace dos años, recibió apropiadamente el nombre del descubridor: Región de Tombaugh. Hay otros personajes asociados a la historia de Plutón, tal como requiere una de las categorías: la región de Lowell (por el millonario aficionado a la astronomía que creó el observatorio donde se descubrió Plutón en 1930), el cráter Burney (por Venetia Burney, quien lo bautizó), el cráter Oort (por el astrónomo que propuso la existencia de una nube de cometas más allá de Plutón), y otros. La lista completa y explicada puede descargarse de Our Pluto. En la categoría de naves espaciales históricas encontramos la pampa del Sputnik, las tierras del Pioneer, del Viking, del Hyabusa, del Voyager y del Venera, las colinas del Columbia, del Soyuz y del Challenger. También están allí los montes Hillary y Norgay, los primeros montañistas en llegar a la cima del Everest. Me gustan. ¿Quién será el primero en viajar desde Balrog hasta Cthulhu? 

Pero donde la plutonidad alcanza su máximo geekismo es en Caronte, donde uno puede simplemente caminar hasta Mordor, que ocupa todo el casquete polar norte:


En la luna gigante encontramos artistas de ciencia ficción (los cerros Clarke, Kubrick y Butler), personajes y lugares de Star Trek (el altiplano de Vulcano, los cráteres Kirk, Uhura y Spock), de Star Wars (los cráteres Vader, Skywalker y Leia Organa), de Alien (el cráter Ripley superpuesto al cañón del Nostromo), de Dr Who (el cañón Tardis cruza la mácula Gallifrey). Además de Nemo, Alice, Serenity...

El mapa achata un poco el relieve, pero en esta foto en colores reales los dos cañones son impresionantes, así como la roja mancha de Mordor ocupando todo el casquete norte.

Estas toponimias fantásticas no son inusuales en la Tierra, después de todo. He aquí el mapa de un barrio de Geldrop, en Holanda, donde todas las calles se refieren a los personajes de la Tierra Media de Tolkien.


¿Resistirán estos nombres la inspección de los miembros de la División Nomenclatura? ¡Espero que sí! ¡Y que le pongan Pluto a algún cráter de Cerbero!


Los mapas son de Our Pluto. Los nombres fueron elegidos por votación pública en su sitio. Conocí el mapa de Geldrop en Strange Maps.

08/04/2017

Mind the gap

Hace 2500 años Feidípides corrió 250 kilómetros de Atenas a Esparta a pedir ayuda para reprimir una masiva invasión persa. Los espartanos no pudieron acudir de inmediato y Feidípides regresó (corriendo, obvio) probablemente decepcionado. En el camino se encontró con Pan, el dios de la naturaleza. "Qué te pasa, Feidípides." "Nada, que nos invaden los persas, éso pasa, y yo acá corriendo de un lado para otro." "No te preocupes, yo los ayudaré. En cuanto aparezca en el campo de batalla, en Maratón ponele, a los persas les entrará pánico y ustedes ganarán (nikésis)", y se fue tocando la flauta de él. Y los atenienses ganaron (níkesan). Y Feidípides volvió a correr, de Maratón a Atenas, 42 kilómetros fatales para dar la buena noticia: "Ganamos" (nenikékamen).

Pan ya no corretea por los bosques de Grecia. Ahora patina entre los anillos de Saturno. Así lo espió el robot Cassini, que está pasando cada vez raspando más de cerca los campos de hielo antes de despedirse para siempre en una zambullida épica el 15 de septiembre:


Pan mantiene despejada la brecha (gap) de Encke en el Anillo A del gigante. Es una lunita de hielo muy chiquita, de apenas treinta y pico kilómetros de diámetro. Es una de las varias lunas de Saturno con forma de plato volador, como Atlas, de quien ya hablamos. Un sobrevuelo reciente de Cassini el 7 de marzo nos mostró bien de cerca la rara forma de Pan: no es un plato volador, ¡es un raviol! O mejor, un sorrentino, porque es más redondo que cuadrado.

Esta otra foto permite ver desde otro ángulo el "repulgue", que debe ser hielo pegoteado de los anillos, ya que la brecha de Encke no está completamente libre de partículas en órbita, sino que hay un par de anillitos muy tenues y enroscados, mantenidos en su lugar por otras lunas. ¿Será blandito como la nieve, o duro como un glaciar?

Este repulgue es realmente rarísimo, finito y alto. Ciñendo todo el ecuador de la lunita es montaña y cordillera a la vez. Pan es tan chiquito (como el cerro Tronador, más o menos) que la gravedad en su superficie es muy pequeña. Un astronauta probablemente lograría dar saltos de varios kilómetros de altura y tal vez sobrepasar el repulgue sin dificultad. El salto duraría varias horas. Todo en medio del dinámico paisaje de los anillos alrededor, y la esfera cremita de Saturno en el fondo. ¡Qué magnífico! ¿Quién será el primer Feidípides que lo haga?
 


Las imágenes son de NASA/JPL/Cassini. La que muestra a Saturno y Pan es una composición de una foto de Cassini y una imagen hecha con Celestia. La hice yo solito.

¿Reconocen una marca deportiva en las palabras griegas relacionadas con la victoria?

01/04/2017

Explota, explota, expló

El 17 de marzo me llegó el boletín de la revista Astronomy con una interesante noticia: había una supernova explotando en una galaxia cercana. En la nota se mencionaba este tweet de Rachael Beaton, con una foto de referencia sin la supernova y una foto suya con.

Las supernovas son explosiones estelares descomunales, que pueden verse aunque ocurran del otro lado del universo. Hoy en día los telescopios robot descubren decenas de supernovas por día. Pero son todas tan lejanas que la aparición de una en una galaxia cercana, al alcance de la observación de un aficionado, es una rareza. Ésta estaba en NGC 5643, una galaxia espiral muy parecida a la Vía Láctea, mirá qué linda y nunca la fotografié. ¿Dónde queda? No tenía idea. Stellarium al rescate: ¡estaba en Lupus! Lupus es una constelación austral, pegada a Centauro, así que la tendría a la vista desde el balcón buena parte de la noche.


Pude hacerlo en la noche del 21. Estaba seguro de que la supernova se vería perfecta en fotos inclusive desde la ciudad. Lo más difícil sería encontrar la galaxia, espiral vista de frente y de magnitud 13.6, porque se perdería en el resplandor del cielo urbano. Pero me tomé tiempo para alinear bien el telescopio y calibrar los círculos graduados, y la encontré clarita en el borde del cuadro de la primera foto que hice (abarcando un grado de ancho). Clarita para el ojo entrenado, eso sí, porque apenas se distinguía el núcleo en el cielo naranja. Sólo fue cuestión de centrarla y esperar un rato a que subiera un poco. Incluso en esa foto de prueba noté que la supernova estaba ya bastante más brillante que en la de Rachael.

Hice 10 exposiciones de 4 minutos cada una, calibradas con darks. Acá está el resultado, con la magnitud estimada por comparación con otras estrellas del campo. Luz de hace 55 millones de años, fijate un poco:


Cabe aclarar que TODAS las otras estrellas individuales que se ven en la imagen son estrellas de la Vía Láctea, que están miles de millones de veces más cerca que NGC 5643 y la supernova. Y que la galaxia misma está formada por centenares de miles de millones de estrellas individuales, que no llegan a distinguirse como tales excepto una: la que está explotando, que brilla ella solita más intensamente que el núcleo entero de su galaxia. Guau.

Según las estadísticas del sitio Bright Supernova (les mandé mi foto en seguida), en los últimos 18 meses se descubrieron:

11640 supernovas.
Sólo 274 de ellas en galaxias del catálogo NGC/IC ("cercanas").
Apenas TRES más brillantes que magnitud 13.

Además de su rareza, hay unas cuantas cosas interesantes para contar sobre esta supernova, pero las contaré otro día. Mientras tanto, la explosión recién en estos días está alcanzando su máximo brillo. A magnitud 11 y pico está al alcance de cualquier telescopio mediano inclusive desde una ciudad. No se la pierdan.

¡Ampliaremos!