A veces parece que en Bariloche no hubiera verano. Pero los observadores cuidadosos sabemos que es verano cuando en el cielo nocturno vemos la constelación de Orión, el cazador. Orión es una constelación de verano en nuestras latitudes, así como Escorpio, del otro lado del cielo, es una constelación de invierno. Y en Orión está la Gran Nebulosa, cuya foto (que puede verse aquí al lado) saqué este fin de semana. Hágale click para verla un poco más grande, y después siga leyendo...
14/02/2010
12/02/2010
Ameghino en la Luna
En la Luna hay un cráter que lleva el nombre de Ameghino, el famoso paleontólogo argentino de fines del siglo XIX, Florentino Ameghino. Es un cráter pequeño —de unos 10 km de diámetro—, cerca del Ecuador y del limbo oriental de la Luna, un poco al sur del Mar de las Crisis (¡pero justo al norte de la Bahía del Éxito!). Como formación geológica es poco interesante pero claro, llevando el nombre de un argentino me llamó la atención. En esta foto es el cráter grande que se ve arriba y al centro (click para entrar en órbita lunar).
A mediados de 2003 observé que en las bases de datos de la toponimia de la Luna el cráter Ameghino contenía la descripción incorrecta de Florentino Ameghino, mencionándolo como científico italiano. Como científico argentino y como astrónomo aficionado me pareció lamentable esta desinformación. El hecho de que la Unión Astronómica Internacional decidiera honrar a Ameghino con un cráter en la Luna, en cierta manera, honraba a la ciencia argentina toda. Además, algunos de los mejores recuerdos de mi infancia son del Museo Bernardino Rivadavia (en Parque Centenario) y allí me había hecho fan de Ameghino. Así que me dispuse a desfacer el entuerto.
A mediados de 2003 observé que en las bases de datos de la toponimia de la Luna el cráter Ameghino contenía la descripción incorrecta de Florentino Ameghino, mencionándolo como científico italiano. Como científico argentino y como astrónomo aficionado me pareció lamentable esta desinformación. El hecho de que la Unión Astronómica Internacional decidiera honrar a Ameghino con un cráter en la Luna, en cierta manera, honraba a la ciencia argentina toda. Además, algunos de los mejores recuerdos de mi infancia son del Museo Bernardino Rivadavia (en Parque Centenario) y allí me había hecho fan de Ameghino. Así que me dispuse a desfacer el entuerto.
10/02/2010
Conjunción de la Luna y Mercurio
Me encantan las conjunciones planetarias. Las que ocurren en el cielo del amanecer o del ocaso son particularmente hermosas, y más aún las que involucran a la Luna. Mis favoritas son las que ocurren al amanecer, en el horizonte del este (ya que mi balcón mira al este). Ya se sabe: a simple vista los planetas se ven en el cielo como estrellas más o menos brillantes. Pero a diferencia de las estrellas, que noche tras noche están en el mismo lugar, formando las figuras que desde la Antigüedad conocemos como constelaciones, los planetas van cambiando su lugar en el cielo. Además, lo hacen de manera aparentemente caprichosa, a veces moviéndose para un lado, a veces para otro. Esto ya lo habían observado todos los pueblos antiguos, y fue un misterio por incontables generaciones. Hoy sabemos, claro está, que se trata de un efecto de perspectiva ya que los observamos desde nuestra Tierra en movimiento, mientras cada planeta sigue su propia órbita alrededor del Sol.
Como todas las órbitas se encuentran más o menos en el mismo plano, en el cielo vemos a los planetas moverse en una franja angosta. Cada uno a su velocidad y rizando sus rizos, se van alejando y acercando. Cuando se acercan capturan enormemente la atención, por lo cual el fenómeno merece un nombre propio: son las conjunciones. Uno se conecta con el resto del sistema solar cuando admira estos espectáculos naturales —algo similar a lo que se experimenta durante un eclipse—. Además, suelen ser una buena oportunidad de sacar lindas fotos, como ésta, de una conjunción de la Luna con Venus y Júpiter sobre el Cerro Catedral al anochecer, que se parece al emoticón de una carita triste : (
En la madrugada del día 12 de febrero hay una bonita conjunción de la Luna (una delgadísima menguante) y el planeta Mercurio. Ambos astros se verán próximos en el cielo del amanecer, bien bajos sobre el horizonte del este, hasta que el resplandor del Sol naciente los haga desaparecer de la vista. La imagen muestra cómo se verá desde Bariloche a las 6:30 (Mercurio a poco más de 10 grados de altura, o sea el ancho de una mano con el brazo extendido). El planeta Mercurio es generalmente muy brillante, pero su órbita lo mantiene siempre tan próximo al Sol que es raro observarlo. El tiempo viene mejorando en Bariloche, tal vez podamos disfrutarla.
Imagen generada con Stellarium.
Como todas las órbitas se encuentran más o menos en el mismo plano, en el cielo vemos a los planetas moverse en una franja angosta. Cada uno a su velocidad y rizando sus rizos, se van alejando y acercando. Cuando se acercan capturan enormemente la atención, por lo cual el fenómeno merece un nombre propio: son las conjunciones. Uno se conecta con el resto del sistema solar cuando admira estos espectáculos naturales —algo similar a lo que se experimenta durante un eclipse—. Además, suelen ser una buena oportunidad de sacar lindas fotos, como ésta, de una conjunción de la Luna con Venus y Júpiter sobre el Cerro Catedral al anochecer, que se parece al emoticón de una carita triste : (
En la madrugada del día 12 de febrero hay una bonita conjunción de la Luna (una delgadísima menguante) y el planeta Mercurio. Ambos astros se verán próximos en el cielo del amanecer, bien bajos sobre el horizonte del este, hasta que el resplandor del Sol naciente los haga desaparecer de la vista. La imagen muestra cómo se verá desde Bariloche a las 6:30 (Mercurio a poco más de 10 grados de altura, o sea el ancho de una mano con el brazo extendido). El planeta Mercurio es generalmente muy brillante, pero su órbita lo mantiene siempre tan próximo al Sol que es raro observarlo. El tiempo viene mejorando en Bariloche, tal vez podamos disfrutarla.
Imagen generada con Stellarium.
08/02/2010
Marte y el Pesebre
Si pueden ver el cielo hoy, y tienen un par de binoculares, no se pierdan la hermosa vista del planeta Marte junto al cúmulo abierto M44, el Pesebre. Marte está muy brillante en estos días, encontrándose próximo a su máximo acercamiento a la Tierra correspondiente a su revolución actual. Desde el hemisferio sur lo encontramos mirando hacia el norte (hacia el noreste al anochecer, y luego moviéndose hacia el oeste). Los cúmulos abiertos son sistemas formados por estrellas formadas en una misma región del espacio, más o menos al mismo tiempo y a partir de una misma nebulosa de gas. Las estrellas se mantienen cercanas en interacción débil, y finalmente se van separando siguiendo cada una su órbita en la Galaxia. M44 (se lee "Messier cuarenta y cuatro") se encuentra, en el cielo, próximo a la eclíptica, de manera que cada tanto la Luna, los planetas o algún asteroide le "pasan cerca". A simple vista se lo ve como una nubecita en la constelación de Cáncer. Se encuentra a unos 500 años luz de nosotros y tiene un millar de estrellas, muchas de las cuales son visibles con binoculares o pequeños telescopios. Se lo conoce desde la Antigüedad, y fue uno de los objetos estudiados por Galileo con su telescopio. Es muy bonito.
En el campo visual de un par de binoculares se verá como muestra esta ilustración, hecha con Stellarium. Hágale click para agrandarla.
En el campo visual de un par de binoculares se verá como muestra esta ilustración, hecha con Stellarium. Hágale click para agrandarla.
01/02/2010
Astronomia Nova
Antes de que se enfríe el recuerdo del Año Internacional de la Astronomía, que celebramos en 2009, tengo que apurarme a realizar una reparación histórica. La celebración se centró alrededor del cuarto centenario de las primeras observaciones telescópicas de Galileo Galilei, y hemos hablado bastante del tema. Pero también se celebraron los 400 años de la publicación de una obra fundamental de la ciencia, la Astronomía Nova de Johannes Kepler. Así que voy a referirme un poco a Kepler y a su obra.