Ésta fue la famosa respuesta de Gerorge Mallory, pionero de la exploración del Everest, cuando le preguntaron por qué lo subía. "Porque está ahí", respondió. ¿Quién será el Edmund Hillary, quién el Tenzing Norgay, que escalen por primera vez las escarpadas laderas de una montaña extraterrestre?
Hace poco me pidieron unas imágenes que mostraran el gigantesco Monte Olimpo de Marte, visto desde su órbita, para compararlo con el Monte Everest del Himalaya. Realmente Olimpo es una montaña gigantesca. Usando Celestia, que puede dividir su ventana para mostrar más de una escena simultáneamente, hice la comparación que está aquí al lado. Ya que estábamos con montañas grandes, agregué una vista del magnífico pico central de la cuenca Rheasilvia, en el asteroide Vesta, actualmente en exploración. Las tres escenas aparecen tal como se las vería desde una distancia de 1000 km sobre la superficie del planeta. ¿Ven el Everest, la montaña más alta de la Tierra? Está ahí, apenas un grupito de pixels en el centro de la imagen de la Tierra. Realmente minúsculo, comparado con Olimpo o con Rheasilvia. ¡Olimpo es grande como todo el Tibet! (Click en las imágenes para agrandarlas, son todas de alta resolución.)
Claro, un planeta grande como la Tierra, con su enorme gravedad comparada con Vesta e inclusive con Marte, no puede darse el lujo de dejar crecer mucho a sus montañas. La Tierra es muy grande. Si retrocedemos hasta 10 000 km de la vista anterior tenemos una mejor perspectiva. El pequeño Marte cabe entero en nuestra "ventana", que apenas deja ver parte de Asia. La pequeña Vesta, menor que Indochina, ya se pierde en la distancia. Ya es imposible distinguir el Everest, pero el Olimpo (y sus tres enormes vecinos: Arsia, Pavonis y Ascraeus) todavía se distinguen como montañas individuales en la superficie marciana.
Olympus Mons (a los astrónomos les gusta usar nombres en latín) es un gigantesco volcán de escudo, no una montaña de plegamiento como el Everest y el resto del Himalaya. Así que tal vez es más apropiado compararlo con el mayor de los volcanes de escudo de la Tierra: el archipiélago de Hawaii. Aún así el tamaño de Olympus se impone. Se alza nada menos que ¡22 kilómetros! desde la base, mientras que el más alto de los volcanes hawaiianos, Mauna Loa, se eleva 17 km sobre el fondo del mar y me parece que casi cabría dentro del cráter del marciano. Tan sólo el borde escarpado del edificio volcánico, cuyo relieve se ve en la imagen, es más alto que el Everest. Claro que, mientras Olympus duerme el sueño de los volcanes extintos desde hace eones, Mauna Loa está vivito y coleando.
La montaña polar de Vesta fue descubierta hace algunos años en imágenes del telescopio Hubble, pero no fue hasta hace unos pocos meses, cuando el robot Dawn entró en órbita del asteroide gigante, que pudimos verlo de cerca. Toda la región polar sur de Vesta (bah, toda Vesta) es notable. La cuenca de impacto que ocupa buena parte del hemisferio sur mide cientos de kilómetros de ancho, y parece que está superpuesta a otra anterior, casi tan grande. Los enormes impactos que las produjeron casi deben haber despedazado a Vesta, lanzando al espacio muchísimos pedazos, algunos de los cuales cayeron sobre la Tierra. Sí, hay meteoritos en la Tierra que han sido identificados (por su composición mineralógica y con ayuda del espectroscopio) como provenientes de Vesta. Es curioso, pero sólo tenemos muestras de seis cuerpos del sistema solar: Marte, la Luna, el cometa Wild 2, los asteroides Vesta e Itokawa, y la Tierra misma (pero pronto tendremos también pedacitos de Fobos). En esta imagen (de una disertación preparada por el equipo de Dawn), podemos ver que la cima del pico central se eleva unos 20 km sobre el fondo del cráter. Igualmente impresionante es un acantilado que forma el borde que vemos a la derecha, con una caída vertiginosa de 20 km. En la siguiente imagen, también preparada por la gente de Dawn a partir de fotos y relevamientos topográficos, vemos el pico central y el enorme acantilado atrás.
En esta foto (derecha) tomada a medida que Dawn se acercaba a Vesta se ve toda la región de manera dramática. Al ver este aspecto de Vesta uno no puede sino pensar en Hyperión, el rarísimo satélite de Saturno, el de la rotación caótica y aspecto de esponja. Hyperión es más chico que Vesta, y su composición es muy, muy distinta, pero en una foto (abajo) del mes pasado tomada desde el robot Cassini se puede ver que también tiene una enorme cuenca de impacto con un pico central "olímpico". Mi amigo Gabriel Mindlin ha estudiado la órbita de Hyperión, tal vez en algún momento lo cuente.
Créditos: Las imágenes y otros datos de Vesta son de NASA/JPL/Dawn. La foto de Hyperion es de NASA/JPL/Ciclops/Cassini.
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