Mucho menos conocidos son otros dos grandes impactos, ocurridos hace 35 millones de años: los que causaron los cráteres de Popigai, en Siberia, y de la Bahía de Chesapeake, en Norteamérica. Yo los conocí recién hace unos meses, al leer un sugestivo trabajo que los relaciona de una manera inquietante. Importantes extinciones y cambios climáticos ocurrieron justo en ese momento: es el final del período Eoceno, que pasó de un fuerte efecto invernadero a una glaciación global.
El paper que leí argumenta que no pudo ser así. Un análisis detallado de los sedimentos depositados por los impactos en todo el mundo muestra que (al menos los dos grandes) corresponden a rocas de distinto tipo (condritas H y L, se llaman). Al mismo tiempo, observan, hubo un depósito inusual de polvo extraterrestre por tiempos muy prolongados. Es decir: hace 35 millones de años hubo una verdadera lluvia de asteroides sobre la Tierra. ¿Qué pudo producirla? Tal vez las órbitas de los asteroides, que vemos tan redonditas y estables allá en el cinturón principal, podrían no serlo tanto. Sugieren que algún evento astronómico perturbó las órbitas de muchos de ellos. Durante un período de algunos millones de años se habrían producido colisiones entre ellos, que acabaron mandando una cantidad inusual de fragmentos y polvo en órbitas de colisión con los planetas interiores.
Pero lo más inquietante es que la perturbación en el cinturón de asteroides pudo deberse a efectos caóticos de las órbitas de los planetas interiores. La estabilidad del sistema solar es una cuestión que ha interesado a los físicos, matemáticos y astrónomos desde la época de Newton. Si bien las órbitas parecen estables en la escala temporal de la Historia humana, ¿quién sabe? El sistema solar contiene muchos cuerpos en interacción, y sabemos que en tales casos el caos es más bien la norma que la excepción. Y las trayectorias caóticas son, por supuesto, impredecibles. ¿Podrá volver a pasar algo como lo que desencadenó la lluvia de asteroides del fin del Eoceno?
Aprovecho para comentar que ya salió el nuevo libro de los Cafés Científicos del Instituto Balseiro, Ciencia soluble en café, donde aparece la versión en texto de mi contribución al ciclo del 2014: Grandes bolas de fuego, justamente sobre el tema de la caída de asteroides, bólidos, meteoros y otros cascotes espaciales. Por si no lo consiguen, pueden descargar mi capítulo de la sección de divulgación en mi página web, o directamente en este link.
El paper es Schmitz et al., Fragments of Late Eocene Earth-impacting asteroids linked to disturbance of asteroid belt, Earth and Planetary Science Letters 425:77-83 (2015).
Double trouble es una expresión común en inglés, aplicada a situaciones inusualmente complicadas. Además es el nombre de uno de los mejores grupos de jazz de fines del siglo XX, Stevie Jay Vaughan and Double Trouble.
La imagen del asteoride Itokawa es ©JAXA, y se la reproduce aquí con intención de fair use. La otra imagen es de la NASA/JPL.
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