Durante una breve visita académica a Glasgow recorrí el Museo Kelvingrove, cerca de la Universidad. Es principalmente una galería de arte, pero al estilo de todos los museos británicos, hay de todo. En un rincón del piso superior me sorprendió encontrar esto:
Es un planetario mecánico (orrery, en inglés, por el Conde de Orrery, que construyó el primero en el siglo XVIII). Éste es el Grand Orrery de Fulton, y es tan grande que no logré fotografiarlo entero. Fue construido por John Fulton entre 1823 y 1833, en ratos libres mientras cortaba cuero y clavaba tacos. Fulton no era ni conde ni astrónomo: era un zapatero remendón que sólo había hecho la primaria. Pero era un apasionado autodidacta de la astronomía, con un evidente don por la mecánica. El aparato es increíblemente sofisticado. En el centro están el Sol (de unos 15 cm de diámetro) y los cuatro planetas terrestres (Marte sin sus satélites, que fueron descubiertos en 1877):
La Tierra está dibujada en minúsculo detalle con sus continentes y mares, y la Luna orbita a su alrededor (me quedó tapada por Venus en esta foto, pero se ve en la de abajo). A su alrededor se identifican los planetas gigantes Júpiter (con sus cuatro satélites galileanos, a la izquierda en la foto), Saturno (con anillos y satélites), y una cantidad de planetas menores:
Los planetas exteriores están suficientemente cerca del ventanal, como para apreciar la increíble complejidad del mecanismo:
Por fuera de Saturno sólo encontramos Urano (Neptuno se descubrió recién en 1846):
Los engranajes fueron fabricados por Fulton usando una máquina que él mismo construyó, y están calculados con tal precisión que, impulsados por la única manivela que se ve en las fotos, los cuerpos celestes realizan sus movimientos diurnos y anuales, con los satélites orbitando a su alrededor. Todo esto manteniendo las posiciones correctas en el espacio a partir de una fecha y hora que se configuran con unos diales en el cilindro central. Están representados con precisión tanto las inclinaciones de los ejes y de las órbitas, así como las excentricidades y los cambios de velocidad orbital. Además de los engranajes hay banditas de seda, palancas y poleas que se encargan de los movimientos más sutiles.
El Gran Planetario fue el tercero que construyó Fulton, y fue un tremendo éxito de divulgación científica masiva. Fulton lo llevaba a las escuelas y de gira por todo el país, y cuando murió en 1853 su familia siguió haciéndolo por 10 años más. Finalmente una empresa de Glasgow lo compró y lo donó a la ciudad. En 1930 le cambiaron la fuerza motriz por un sistema de pesas, y en 1970 por uno eléctrico. No lo vi funcionar, pero en YouTube el Museo lo muestra en movimiento:
Hoy tenemos el Stellarium en el bolsillo, y Celestia, y Space Engine, y nos cuesta imaginar una época en que no existía nada de esto, y los entretenimientos eran mucho más limitados. Pero estos planetarios mecánicos deben haber sido algo hipnótico y portentoso. Ni hablar hace 2200 años, cuando vio la luz el primer planetario, el mecanismo de Antikitera, del que tengo que hablar alguna vez.
Gracias por informar con tanto detalle siempre!! Aprendemos un poquito más con cada lectura.
ResponderEliminarSi, es verdad. El de Antikitera parece ser todo un logro, inexplicable para su época, según he leído. Será interesante saber más.
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