26/09/2020

25 años de una tradición milenaria

Mañana, 27 de septiembre, cumplo 25 años de mi Doctorado en Física, otorgado por el Instituto Balseiro de la Universidad Nacional de Cuyo.

Un doctorado no es solamente un título. Es una tradición milenaria, que comenzó en el siglo XII en Bolonia, en París, en Oxford, donde profesores y alumnos empezaron a asociarse, a elegirse mutua y libremente, para mantener vivo el conocimiento que había sobrevivido a la Edad Media y llevarlo más allá. Hoy en día la estructura de las universidades y de los sistemas de ciencia es inmensamente complicada y variada. Pero la ciencia es una actividad intergeneracional, y en esta instancia, en los doctorados, uno participa de esta tradición ininterrumpida.

Usando información de distintas fuentes he podido reconstruir una larguísima genealogía académica. El siguiente es mi linaje, con flechas que apuntan del alumno al profesor. Es un gráfico muy largo, hay que descargarlo para verlo bien. Algún día tendré que hacer algo más artístico.


Mi genealogía académica se inserta en la escuela de física vienesa. Puse algunas ramas colaterales para mandarme la parte, y para mostrar que a través de Guido Beck y Walter Thirring su influencia llegó a la Argentina; y enraizada en Karl Herzfeld vemos su influencia en una rama norteamericana. La escuela vienesa es particularmente relevante en el desarrollo de la mecánica estadística, un tema en el cual, por cierto, se enmarca mi tesis de doctorado, dirigida por Horacio Wio. La figura fundacional de esta rama genealógica de la física es el esloveno Jurij Vega, en el siglo XVIII, y es una rama distinta de la rama "continental" (alemana y francesa, fundamentalemente) y de la rama "británica". Mi linaje se vincula un poco con la continental en una bifurcación fácil de ver: Franz-Serafim Exner fue un destacado físico austríaco, muy influyente en la generación que desarrolló la nueva física a principios del siglo XX. Se le reconocen dos linajes: el vienés por un lado y otro, que viene de una serie de químicos alemanes (andá a saber cuántos nuevos elementos químicos hay ahí). A través de ellos se puede rastrear una genealogía más en ciencias biológicas que matemáticas, hasta el siglo de la Revolución Científica y más allá. En el Renacimiento encontramos uno de los nombres más ilustres de todo el árbol: nada menos que Andreas Vesalio, el anatomista flamenco autor del monumental tratado De humani corporis fabrica, que fue para la medicina lo que De revolutionibus de Copérnico fue para la astronomía. Vesalio es mi tátara-tátara-tátara abuelo académico, fijate un poco. Llegué hasta principios del siglo XIV, mucho más lejos que con cualquier árbol genealógico familiar que haya intentado. El más antiguo es Manuel Bryennios, un estudioso bizantino de tradición griega, docto en astronomía, matemática y música. Según el Mathematics Genealogy Project es uno de los ancestros académicos con mayor cantidad de descendientes conocidos. Se podría seguir un poco más, adentrándonos ya en los científicos islámicos del Medioevo.

Por supuesto, de esta perspectiva histórica cada uno de nosotros experimenta sólo un pedacito, el que compartimos con nuestro profesor y, más tarde, con nuestro alumno. Seguramente nadie lo sabe cuando empieza la universidad: la relación con el profesor es estrecha, intensa y va cambiando con el tiempo. Primero será un profesor, pero tras cuatro o cinco años será un colega, y terminará siendo un amigo. A los estudiantes que lean estas líneas, les recomiendo que aprovechen al máximo esta relación. Aprendan, pero también enseñen. A todos los profesores les gusta que sus alumnos les enseñen algo. No importa qué. No necesita ser algo científico, por supuesto. Puede ser una receta, o a jugar al squash. Den, así como reciben.

El lunes empiezan los segundos 25 años.



Después de obtener su doctorado con Thirring en Viena, el gran Guido Beck hizo lo que hoy se llamaría un postdoc con Werner Heisenberg en Leipzig. Si nos metemos por esa rama encontramos físicos y matemáticos de la escuela "continental", Bohr, Born, Hilbert, Sommerfeld, Oersted... y también británicos: Larmor, Thomson, Rutherford, Routh, Rayleigh, De Morgan, Maxwell... Somos una gran familia.

17 comentarios:

  1. Que genial eso! Nunca me había planteado está cuestión de linaje! Cómo hiciste la reconstrucción?

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    1. Gracias, Ereth. Como dije, usé varias fuentes. Una es la que está linkeada, el Mathematics Genealogy Project. Pero hay varios parecidos. Incluso en Wikipedia está la información, hay que ir uno por uno.

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    2. Digamos que eso nos deja a los ingenieros sin posgrado como alguna clase de bastardos sin linaje?

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  2. Hermoso y enorme trabajo Guillermo. Rescaco dos cosas: "enseñar siendo alumno (...) por ejemplo una receta" excelente... por algo hay qye empezar frente a quien es nuestro "maestro". Y en segundo lugar, ese nuevo nodo que formás vos para con tus doctorandos... por favor, tremenda distintición para quienes se encuentran ahí. Saludo con gran afecto.

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  3. Felicitaciones! Interesantísimo gráfico!!

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  4. ¡Felicitaciones!!. Un honor recibir regularmente tus reportes. Coincido con el sr. Moran tan o más conmovedor es el esquema que muestra a tus alumnos. Como anécdota, hace unos años en una terminal de micros antes del viaje para leer me compre una ''Muy Interesante'' con la cual me aburrí, tan acostumbrado a tus artículos...

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  5. ¡Que lindo post Guillermo! Estoy orgullosa de formar parte de la familia de investigadores que has formado.

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  6. Ni el árbol genealógico de mi familia es tan largo jaja. Felicitaciones por los veinticinco años y ahora hay que ir por otros veinticinco años de descubrimiento e investigación.

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  7. Espectacular mensaje , en verdad no deja de llamarme la atencion su sencillez ,felicitaciones por los 25 años , cordiales saludos

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  8. Miguel Hoyuelos7/6/21 19:26

    Muy interesante y excelente el mensaje final

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