Lucero, solito, brote del alba.
Manuel J. Castilla, Balderrama
En el mito, Venus (o Afrodita) nace (en forma adulta) de la espuma del mar. En Buenos Aires tenemos una preciosa representación del divino nacimiento en forma de fuente monumental, obra de la tucumana Lola Mora. Un par de nereidas sostienen, como en triunfo, una enorme ostra con la diosa recién nacida, mientras musculosos tritones y caballos marinos celebran a nivel del agua.
En el cielo de la Tierra el planeta Venus es el más notable, por sus extraordinarios cambios de brillo y su repetido nacimiento, no ya de la espuma del mar sino del resplandor del Sol. Cada pocos meses Venus pasa del cielo del crepúsculo al del alba. (Mercurio hace lo mismo, pero es menos conspicuo.) En diciembre, mientras esperábamos con mi amigo Marcelo Álvarez que se hiciera de noche en playa Los Troncos, hice esta linda foto de la Luna creciente y un trencito de planetas poniéndose sobre el cerro Capilla y la cordillera de los Andes.
Vemos, de abajo hacia arriba y la derecha, equiespaciados: la Luna, Venus, Saturno y Júpiter. Pocos meses después (en mayo), Venus y Júpiter bailaban en el cielo del amanecer, sobre la ciudad de Bariloche y los cerritos de la estepa patagónica (Venus es el más brillante).
Ese mismo día los acompañaban, más altos, Marte y Saturno. Los tengo en una foto vertical, pero odio las fotos verticales, así que preferí ésta.
Todos los planetas pueden verse moviéndose noche a noche de manera aparentemente caprichosa a lo largo de la franja eclíptica, cambiando de brillo y zigzagueando entre las constelaciones del Zodíaco, pero Venus es el más notable. La razón es que su órbita es interior a la de la Tierra (así que nunca lo vemos en plena noche) y muy cercana a la nuestra (así que su distancia cambia muchísimo, según estemos del mismo lado, o de lados opuestos del Sol). El máximo brillo, de todos modos, no ocurre durante el máximo acercamiento, sino en una situación intermedia, como comentamos hace poco.
Existe una rareza en la órbita de Venus, que descubrí recientemente, y que voy a contar la semana que viene. ¡Ampliaremos!
PS: Continúa en Los pétalos de Venus.
La foto de Las Nereidas, de Lola Mora, es de Gino Lucas Turra (CC BY-SA, en Wikipedia). Conozco el grupo escultórico desde los 13 años, cuando íbamos a correr por la Costanera Sur desde el campo de deportes del Colegio hasta la ciudad deportiva de Boca. No existía la Reserva Ecológica, íbamos bordeando el río. Le decíamos en aquéllos años "la fuente de Lola Mora", la autora reemplazando el motivo. Supongo que mucha gente todavía le dice así. Es una pena que la hayan rodeado de un vidrio antivandalismo, que impide en gran medida apreciar la obra.
He aquí una versión anotada de la foto eclíptica sobre el cerro Capilla, por si no identificaron los planetas.
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