28/06/2025

Ese es mi pollo

En el cielo austral hay muchas maravillas. Hay tantas, de hecho, que algunos objetos que serían notables en otra parte del cielo, pasan casi desapercibidos. Es el caso de la nebulosidad que rodea Lambda Centauri, una estrella de tercera magnitud que se encuentra entre Acrux y la Nebulosa de Carina.

Lambda Cen es una estrella de clase B, pero fronteriza con las A, y se la ve casi blanca. Es bastante cercana (470 años luz), y su posición y movimiento la caracterizan como miembro del enorme Cinturón de Gould que rodea el sistema solar. La nebulosa que la rodea tiene varias partes y números de catálogo. La región alrededor de la estrella se designa IC 2944. La parte más brillante, que abraza un cúmulo de estrellas, es IC 2948. Todo el conjunto está mucho más lejos que Lambda Centauri, a 6500 años luz, en el brazo de Carina de la Vía Láctea, como su vecina nebulosa de Carina

El cúmulo de estrellas de IC 2948 se formó, hace pocos millones de años, a partir del material de la propia nebulosa. Hoy en día son estrellas jóvenes, que brillan intensamente en radiación ultravioleta, y producen la característica fluorescencia roja del hidrógeno de la nebulosa. Pero la formación estelar no se ha detenido. En la foto pueden verse varias regiones pequeñas y bien oscuras:


Estos glóbulos son las partes más densas del mismo material interestelar, que se encuentran colapsando, por su propia gravedad, y en su interior van a formar nuevas estrellas (si la radiación del cúmulo no los disipa antes). En esta imagen del Very Large Telescope son espectaculares:

Estos fragmentos compactos y oscuros de una nebulosa se llaman, en general, glóbulos de Bok. Pero estos, por su descubridor, se llaman glóbulos de Thackeray. David Thackeray fue un astrónomo de Cambridge que hizo casi toda su carrera en Sudáfrica. En la década de 1950 descubrió estos glóbulos, y también estudió la nebulosa que rodea la estrella Eta Carinae, menos de 10 grados hacia el oeste. En su forma identificó una barba, pero como sabemos, el nombre que se consagró fue el que le puso, en la misma época, nuestro Enrique Gaviola: el Homúnculo

Alguien vio una vez, no sé si en las estrellas del cúmulo o en la silueta de la nebulosa, la figura de un pollo corriendo, y a la nebulosa le quedó el nombre Running Chicken. Yo la verdad que no lo veo. Pero me hizo gracia que, en una inesperada vuelta de tuerca, descubrí en mi foto una nebulosa planetaria, que es el otro extremo de la vida de las estrellas, la fase final de estrellas como el Sol: 

Por supuesto, la descubrí para mí: ya estaba descubierta. Y resulta que su nombre de catálogo es Hen 2-78, y hen significa gallina. Relindo, la gallina y el pollo que se le escapa. 


 


La foto fue la primera luz de mi nuevo Seestar S50 operando en modo ecuatorial, y también la primera luz del modo mosaico. Qué maravilla, hace todo el stacking y la composición de manera interna. Hice la foto en el Centro Atómico Bariloche, con mi amigo Eduardo Andrés, una linda noche en que además vimos pasar un cohete chino recién lanzado, emitiendo una encantadora pluma de gases brillantes. Pollo, gallina, pluma...

La designación Hen 2-72 corresponde a un catálogo compilado por Karl Henize, astrónomo y astronauta americano. También se la designa PN Hf 69.

21/06/2025

Eclipse de quasar

Cuando se los descubrió, en Cambridge en la década de 1960, los quasars causaron perplejidad. Eran fuentes de radio con una contraparte visible similar a una estrella. El más brillante era 3C 273, que se ve así en luz visible:

Brillaba como una estrella de magnitud 12.9 (visible en un telescopio de aficionado) pero su brillo en radio era inusual. Rápidamente le hicieron un espectro, y resultó que mostraba líneas atómicas también inusuales. Maarten Schmidt, del observatorio Mt. Wilson, se pasó un año mirando fijo el espectro, hasta que se dio cuenta de que las líneas eran la bien conocida "serie de Balmer" del hidrógeno, sólo que en longitudes de onda incorrectas:

Las líneas azules a ultravioletas estaban en el medio del visible, y la roja (la hache-alpha) estaba en el infrarrojo. Todas las longitudes de onda estaban estiradas un 16%. ¿Cómo podía ser? Por efecto Doppler, sería una estrella moviéndose al 16% de la velocidad de la luz, algo absurdo. La única explicación lógica era que el corrimiento al rojo fuese por la expansión del universo (algo no tan aceptado hace 60 años como ahora), y que por lo tanto estuviese a 2500 millones de años luz de nosotros, una distancia inmensa. 

A esa distancia, para brillar en el cielo con magnitud 12.9, el quasar debía tener una luminosidad 200 veces mayor que una galaxia entera como la Vía Láctea. ¿Cómo podía ser eso? Era tan luminoso, que si estuviese a 20 años luz del sistema solar, brillaría como el Sol. ¡En las noches de invierno austral el cielo sería celeste! ¡En primavera, con el Sol en Virgo, habría en el cielo como dos soles! Esto es de por sí impresionante, pero si les digo que las fluctuaciones de brillo que se observan indican que el objeto es del tamaño del sistema solar, se te vuela la cabeza.

Hoy sabemos que los quasars son los núcleos brillantes de ciertas galaxias, donde un agujero negro gigante está destruyendo materia a gran velocidad, lo que produce mucha radiación electromagnética en todo el espectro. ¿Cómo son esas galaxias? Son difíciles de ver, porque las abruma el brillo del quasar que tienen en el medio, como se ve en la foto de arriba. Recientemente, usando el Telescopio Espacial Hubble, lograron hacer una foto notable de 3C 273 eclipsando artificalmente el quasar:


Finalmente se puede ver la galaxia alrededor, con un montón de detalles. Los astrónomos distinguen lo que parecen ser galaxias satélites cayendo hacia el agujero negro central. Es la mejor imagen que tenemos de la galaxia que alberga un quasar. En las imágenes también se observa claramente el jet, el chorro de materia y energía que surge del quasar (similar al que hemos comentado recientemente en galaxias cercanas), con una parte brillante y visible incluso en la imagen del principio (sin el eclipse), y una parte más tenue y cercana al núcleo de la galaxia, antes invisible. Las observaciones del Hubble abarcan más de 20 años en este objeto, de manera que pudieron observar su movimiento, a esa enorme distancia. Las partes más lejanas del centro se mueven más rápido que las más cercanas, como si hubiera una aceleración. El jet brillante, vale la pena decir, es dos veces más largo que el diámetro de la Vía Láctea.

¿Cómo es el instrumento que permite hacer estas imágenes? Se llama Space Telescope Imaging Spectrograph, es decir, es un espectroscopio, no un coronógrafo. Pero delante de la cámara tiene una máscara, que es esencialmente una chapita con varias patitas, que permiten bloquear la luz selectivamente. En un apéndice del paper muestran algunas de las imágenes crudas, junto a un diagrama de la máscara:


Haciendo imágenes rotadas en varias direcciones lograron hacer la imagen con una resolución extraordiaria. Muy ingenioso. Espero que lo vuelvan a usar. 



El paper es Ren et al., 3C 273 host galaxy with Hubble Space Telescope Coronagraphy, A&A 683:L5 (2024). De allí son las imágenes de quasar eclipsado. La imagen del quasar sin eclipsar, también es de NASA/ESA/HST. El espectro viejo de 3C 273 (creo que es el original que hicieron Maarten Schmidt y Tom Matthews) viaja por la web; esta es una versión anotada.

14/06/2025

Prendé el jet

Venimos hablando de los jets, esos chorros de materia y energía que surgen de los agujeros negros centrales en las galaxias activas. Se producen por la interacción entre el disco de materia supercaliente que hay alrededor del agujero negro, en una órbita precaria. Pero su origen y dinámica exactos tienen todavía muchos misterios, no por falta de teoría, sino porque son difíciles de observar. ¿Por qué la Vía Láctea no los tiene, y otras galaxias sí? ¿Se pueden prender y apagar? Parece que sí. La galaxia 1ES 1927+654, que aparece en la foto, prendió el suyo hace un par de años:

Es una galaxia activa, de las llamadas Seyfert 2, como la cercana NGC 4945 que venimos mencionando, pero esta está a 230 millones de años luz, en la constelación de Draco. Tiene un agujero negro central de 1.4 millones de masas solares (gigante, pero menor incluso que el de la Vía Láctea). En el 2017 su núcleo activo empezó a fluctuar en luminosidad, especialmente en rayos X. Esto puede ocurrir, por ejemplo, si la fuerza de marea del agujero negro destroza una estrella en órbita. El material de la estrella acaba incorporado al disco que orbita el agujero negro, produciendo variaciones de brillo. Pero en 2022 se produjo un enorme aumento del brillo en ondas de radio (nótese que el eje vertical está en escala logarítmica). 

Los observatorios formados por muchos radiotelescopios logran resoluciones espaciales increíbles, y en este caso pudieron ver, en tiempo real, cómo se formaban los dos chorros de un nuevo jet, surgiendo del centro de la galaxia:

No es un chorro gigante, como el de M87, que se extiende millones de años luz en el espacio, o los de los quasars. Es un chorrito, pero son cosas como estas las que finalmente permitirán dilucidar el mecanismo que produce estos misteriosos fenómenos.

 


El paper es  Meyer et al., Late-time Radio Brightening and Emergence of a Radio Jet in the Changing-look AGN 1ES1927+654, ApJ Let 979:L2 (2025). De allí tomé la curva de luz y los cuadros de la animación.

07/06/2025

Concurso IALP 25 años

El Instituto de Astrofísica de La Plata cumple 25 años y organizó un concurso de fotografías astronómicas. Cuando me enteré, decidí mandar algunas de mis fotos. ¡Y gané! Estoy contentísimo de haber obtenido el 3er puesto en la categoría Astronomía y Sociedad, y una Mención Especial del Jurado en la categoría Objetos de Estudio Astronómicos. Todas las fotos de los ganadores pueden verse en el sitio web del IALP. Estoy, además, encantado de que el 2o puesto de la categoría Astronomía y Sociedad haya sido para mi amigo Martín Moliné, también de Bariloche. 

Allí podrán ver las fotos premiadas, pero aquí voy a compartir además todas las fotos que mandé, con una pequeña reseña de cada una, que nos pidieron para el envío. Creo que todas ya las he mostrado, pero acá van todas juntas, a ver qué les parecen.

Polvo en el viento (solar) (3er puesto, categoría Astronomía y Sociedad)

La luz zodiacal es la parte más brillante de una banda de luz que se extiende a lo largo de la eclíptica. Es luz solar reflejada por una infinidad de granos de polvo, que pueblan el plano de la eclíptica en todo el sistema solar. Su origen, su dinámica, su interacción con el viento y la corona solares, y su presencia en otros sistemas planetarios, son en buena parte desconocidos. Conviene tratar de observarla cerca del equinoccio de primavera, cuando la eclíptica se yergue más vertical sobre el horizonte del anochecer y esta luz se distingue mejor al alzarse por encima del cielo turbio del horizonte. En esta ocasión me sorprendió el fantasmal resplandor de la luz zodiacal, alzándose sobre el cerro Capilla, en Bariloche. La parte más brillante, más cercana al Sol, es una de las regiones de la atmósfera solar: la corona K. Poco antes había visto la corona solar con mis propios ojos durante un eclipse total, cuya extensión en el espacio interplanetario forma esta banda de luz. Fue una experiencia maravillosa, como estar en casa en el sistema solar, con la galaxia más allá.

Panorama compuesto por 10 tomas con la cámara en trípode, lente de 14 mm, exposiciones de 15 s f/2. RAWs compuestas en Autopano y procesadas en Photoshop. 

Vale la pena recordar que el gran Brian May hizo su tesis de doctorado en astrofísica sobre el polvo zodiacal. Lo cual me recuerda, además, que ésta no es la primera vez que gano algo en un contexto astronómico. También gané el concurso que organizaron Brian May y la revista Astronomy. Pueden leer la historia acá

Eclipse y eyección (Mención del Jurado, categoría Objetos de Estudio Astronómicos)

Esta imagen de gran rango dinámico de la corona solar durante el eclipse solar total del 14 de diciembre de 2020 muestra, además de las estructuras usuales en forma de filamentos, el frente, la cavidad y el núcleo de una gran eyección de masa coronal, que se había originado en una fulguración 90 minutos antes. La imagen es una combinación de 8 fotografías tomadas con la cámara en trípode, con lente de 270 mm, cubriendo un rango de 11 stops, justo después del segundo contacto. La imagen resultante fue procesada con un filtro de wavelets radiales para destacar la estructura de la corona. En la parte superior de la imagen puede verse (en la resolución completa) el cometa rasante C/2020 X3, que había sido descubierto el día antes, y que no sobrevivió al perihelio. 

Corte programado (enviada a la categoría Astronomía y Sociedad)

Un corte de electricidad programado para toda la ciudad a las 5:00 fue una oportunidad única para mostrar el efecto de la contaminación lumínica. Escorpio era apenas visible sobre la aguja de la Catedral de Bariloche antes del corte. Cuando se apagaron las luces, el efecto fue sorprendente: fue como si el cielo se hubiera "encendido", con la Vía Láctea brillando sobre la ciudad a oscuras. Las pocas luces que se ven son de autos y dispositivos de seguridad, y eran mucho menos notables a simple vista que en la fotografía. Estos cortes son frecuentes en Bariloche, donde se los hace para mejorar el servicio. Se entiende que, cuantos más cortan, mejor es el servicio. Ergo, el servicio óptimo debe ser el que está permanentemente cortado. 

Cámara en trípode, lente de 14 mm. Toma pre-corte: 8 s f/5.6; toma post-corte: 15 f/2. Procesado y composición de RAWs en Photoshop.

El brillo del aire (enviada a la categoría Objetos de Estudio Astronómicos)

Una excursión a un sitio oscuro de la estepa, a unos 30 km de Bariloche, me sorprendió con un inusual airglow, con un característico color verde, visible en esta foto de campo ancho de las Nubes de Magallanes. Este brillo del aire es una más de las razones por las cuales el cielo nocturno no es del todo negro. La radiación ultravioleta del Sol excita algunos átomos de la alta atmósfera (justo debajo de los 100 km de altura, en la mesósfera), que luego regresan a su estado de reposo emitiendo un fotón. Un fenómeno similar a la fluorescencia, que hemos comentado en más de una ocasión. El verde se debe a la emisión de un fotón de 557.7 nanómetros que producen los átomos de oxígeno. Es exactamente el mismo fotón, y por lo tanto el mismo color, que se observa en las auroras polares, si bien el mecanismo es distinto (en las auroras, la excitación del oxígeno es producida por partículas subatómicas del viento solar).

Cámara en trípode, lente de 14 mm, 15 s f/2. RAW procesado en Photoshop.

Plano galáctico (enviada a la categoría Astronomía y Sociedad)

La Vía Láctea es una galaxia de disco, espiral, que vemos desde dentro. Nuestra perspectiva habitual es verla arqueándose sobre el paisaje, muy distinta de las galaxias espirales vistas de lado que vemos más allá de la nuestra. En este panorama de campo muy ancho elegí poner el punto de fuga de la composición en el ecuador galáctico. Esto hace que el lago Nahuel Huapi aparezca imposiblemente curvado hacia arriba, y a la vez endereza la Vía Láctea, que así aparece como lo que realmente es: una galaxia espiral vista de lado. El halo de luz más prominente es el alumbrado público de Bariloche, mientras que en el extremo izquierdo de la foto se puede ver el de la vecina ciudad de Dina Huapi. Detrás de las luces se llega a ver la cordillera de los Andes.

Composición de 12 fotos con la cámara sobre el telescopio, con movimiento sideral, lente de 18 mm, exposiciones de 60 s f/3.5. RAWs compuestas en Autopano y procesadas en Photoshop.

Agradezco enormemente al IALP y al Jurado del concurso las distinciones, y si están cerca de La Plata, los invito a que vayan a ver la exposición de las fotografías, que siempre se ven mucho mejor que en la pantalla. 

Me mandaron una medalla preciosa junto con los diplomas, que llegaron justo para la penúltima clase de la materia de Astrofísica para Físicos Curiosos que dicté este cuatrimestre, así que me la colgué toda la clase, para compartir mi alegría con mis alumnos. 

 


 

31/05/2025

Un disparo en la noche

En la noche de Centaurus A, la gran galaxia activa que vemos en el cielo austral en esta época del año. En una nota reciente comentamos que tiene un par de grandes chorros de materia y energía que surgen de su agujero negro central. Estos chorros son visibles en radiación infrarroja, como mostramos allí, pero también en rayos X. El telescopio espacial Chandra les hizo esta radiografía:


Esta imagen mide unos 2 minutos de arco en el cielo, y unos 7000 años luz en la galaxia. No deja de sorprenderme que los astrónomos logren construir estos telescopios de rayos X, que después de todo pasan a través de las cosas. ¿Cómo logran enfocarlos para hacer una imagen con una resolución comparable a la de los telescópios ópticos? Son increíbles.

En todo caso, uno se pregunta, ¿qué pasa si uno de estos chorros tan poderosos choca con algo? ¿Será como el chorro de energía de la Death Star, que puede destruir un planeta? La cuestión es que Centaurus A disparó sus rayos X y le pegó a algo. Algo que no se ve en la imagen, pero que dividió el rayo en dos, donde dice C4:

Esa estructura en forma de V parece ser una bifurcación en el chorro de Cen A, que nunca se había visto porque sólo Chandra tiene suficiente resolución en rayos X para verlo. Un trabajo reciente analiza el movimiento de varios "nudos" más densos en el chorro, entre 2000 y 2022. El que llamaron C4 es inusual en esta morfología. No está exactamente alineado con el jet, pero parece que igual sería parte del mismo. Las patas de la V muestran señales de turbulencia, como si realmente el chorro hubiese impactado contra algún objeto.

El estudio, de más de dos décadas, ha permitido medir el movimiento de estos nudos en los chorros de materia y energía que surgen del corazón de Cen A, algo que sólo ha podido hacerse para esta galaxia y para M 87. ¿Qué son? ¿Son emisión estacionaria producida por objetos en la trayectoria del chorro? ¿O son verdaderas "balas" disparadas como parte del mismo? Por lo menos, en algunos casos, parece ser esto último, ya que se mueven más rápido cerca del núcleo de la galaxia, que más lejos, como si fueran frenándose. Estas galaxias activas son medio aterradoras, menos mal que la nuestra es tranquilita.



El paper es: Bogensberger et al., Superluminal proper motion in the X-ray jet of Centaurus A, arXiv:2408.14078v1.

24/05/2025

¿El fin de la Tierra?

El final de la vida del Sol va a ser digno de verse. No va a explotar como una supernova, eso le ocurre sólo a las poquísimas estrellas más pesadas. Tampoco se va a ir apagando lentamente, como hacen las abundantes enanas rojas. Las estrellas como el Sol, cuando se les acaba el hidrógeno que usan como combustible nuclear para mantenerse infladas, comprimen sus núcleos para quemar un poco de helio, pero ahí paran. Lo que queda es una enana blanca, de carbono y oxígeno, y a su alrededor las capas exteriores, expandiéndose lentamente, brillando intensamente con la radiación de la enana. Es una etapa breve y transitoria, llamada nebulosa planetaria, y las vemos a nuestro alrededor:

Esta es la nebulosa de la Hélice, y la estrellita del centro es la enana blanca WD 2226-210, el núcleo remanente de la estrella, brillando a 100 mil grados aunque ya no sostiene reacciones nucleares.

¿Qué pasará con la Tierra y los demás planetas? Antes de convertirse en enana blanca, el Sol pasará por una etapa de estrella gigante. Seguramente englobará a Mercurio y a Venus, que serán destruídos. La Tierra quizás sobreviva, así como todos los planetas exteriores. Alrededor de la enana blanca de la Hélice hay un planeta tipo Neptuno. Y además, desde hace décadas, se sabe que la estrella emite una cantidad inusual de rayos X, que se ven en esta foto hecha por el telescopio espacial Chandra:


El puntito del centro es la enana blanca. La radiación observada es compatible con un proceso llamado acreción, que es como la inversa de un viento estelar: materia cayendo sobre la estrella. La acreción es capaz de liberar enormes cantidades de energía, simplemente por convertir energía potencial gravitatoria en calor. En este caso, la acreción necesaria es bastante grande (más o menos 10 mil veces mayor que el viento solar). En general, este material lo suministra una estrella compañera, como en los sistemas que acaban produciendo una supernova de tipo Ia (uno-a). En este caso no hay ninguna estrella compañera distinguible. De todos modos, los autores consideraron la posibilidad de que hubiese una enana roja tenue, o una "estrella fallida" (llamadas enanas marrones), pero los datos observados se explican mejor si el material lo aporta un planeta tipo Júpiter, en el proceso de ser destrozado por la proximidad a la estrella.


¿Será este el destino de la Tierra? Aunque nuestro planeta sobreviva a la gigante roja, la expansión de la nebulosa planetaria seguramente modificará las órbitas de los planetas sobrevivientes. Habrá un caos en el orden kepleriano que disfrutamos hoy en día. Las órbitas de los planetas se estirarán, se harán alargadas como la del cometa Halley, y podrán acercarse mucho a la enana blanca central. En tal caso, serán destrozados, y su materia acabará espiralando hacia la enana blanca, donde podrán producir radiación X como la que vemos en la Hélice. 

Nadie debería preocuparse por esto, me apuro a agregar. Es algo que ocurrirá tantos miles de millones de años en el futuro, que más bien ocupémonos de no arruinar lo que queda de nuestro ecosistema a lo largo del próximo siglo.  



El paper es mayormente mexicano: Estrada-Dorado et al., Accretion onto WD 2226 −210, the central star of the Helix Nebula, MNRAS 536:2477–2484 (2025).

17/05/2025

Temporada de galaxias

El otoño es temporada de galaxias en el hemisferio sur (y de hongos, y de membrillos, y de choclos, y de uvas...). ¿Por qué? Porque en el universo cercano (hasta unos 50 millones de años luz, ponele), hay una abundancia de galaxias que están en un plano, llamado plano supergaláctico (un nombre excelente, fijensé). Muchas de las galaxias preferidas de los aficionados, brillantes y grandes como para observar y fotografiar, están en este plano. Por supuesto, hay también galaxias en otras direcciones. Como las hojas de los árboles en esta época: hay todavía hojas en los árboles, pero la mayor parte están en el suelo, en un plano.

¿Por qué es así? No lo sé, y no sé si alguien lo sabe. Las galaxias de este plano forman parte del supercúmulo de Virgo*, una enorme estructura del universo que contiene a nuestro grupo local de galaxias, al gran cúmulo de Virgo (que le da el nombre), y a un centenar de otros cúmulos y grupos menores. A gran escala, la distribución de galaxias forma una especie de "espuma" con las galaxias distribuídas en las paredes de las burbujas, y con grandes vacíos en medio. Nuestro supercúmulo seguramente forma parte de una de estas paredes, y la vemos a nuestro alrededor como un plano (porque una esfera, de cerca, parece plana).  

El plano supergaláctico sirve para definir un sistema de coordenadas, que a veces se usa en estudios de la distribución de galaxias. Se llaman, naturalmente, coordenadas supergalácticas (todo lo que tiene "súper" en el nombre tiene garantía marketinera de sobrevivir). El plano supergaláctico define el "ecuador" de este sistema de coordenadas, y en Stellarium se lo puede graficar:


El plano supergaláctico aparece aquí como una línea más gruesita, marcado con el cero de latitud supergaláctica (obvio, es un "ecuador"). Fíjense que está inclinado casi 90 grados con respecto al plano de la Vía Láctea. Como se ve en la imagen, en esta época vemos la parte que contiene a muchas galaxias que hemos visitado en el blog: Centauro A, NGC 4945, Messier 83, la del Sombrero, las del cúmulo de Virgo, y el Triplete de Leo

Cuatro de estas galaxias están casi en una línea apenas zigzagueante a lo largo del plano supergaláctico. Son las principales de un grupo de galaxias cercano al nuestro, llamado Grupo de Centauro A/M83:


La línea va desde NGC 4945 hasta M83, abarcando unos 20 grados en el cielo. Es un gran pedazo de cielo, y parece mentira que las cuatro formen parte del mismo grupo, con sus destinos ligados gravitacionalmente como la Vía Láctea y la galaxia de Andrómeda. Están a unos 12 millones de años luz, y 20 grados a esa distancia son apenas 4 millones de años luz, un poco más que nuestra distancia a M31. Así que están realmente cerca entre sí. Desde cualquiera de ellas, nuestro Grupo Local se vería como nosotros las vemos a ellas en el cielo. 

Los astrónomos tienen la suerte de que varias de estas galaxias son notables. NGC 4945 tiene en su centro uno de los núcleos galácticos activos más cercanos (es una galaxia activa tipo Seyfert, una especie de quasar visto de costado). Centauro A es una maravilla: es la radiogalaxia más cercana (es una galaxia activa de tipo BL Lac, con dos chorros de materia y energía que emiten radio y rayos X que se extienden como un millón de años luz desde el centro), y tiene un aspecto peculiar: un halo de galaxia elíptica con una franja de polvo oscuro que la cruza (una especie de hamburguesa vista de costado). Messier 83 es la más cercana espiral barrada, que nos da una idea de cómo se vería la Vía Láctea desde afuera. NGC 5102 es la más normalita de todas, una galaxia lenticular vista de lado, con una pequeña franja de polvo que la resolución de mi foto no alcanza a capturar. Pero su proximidad casual a la estrella Iota Centauri (de nuestra galaxia, un millón de veces más cercana) la vuelve encantadora igual. 

Por supuesto, el ecuador supergaláctico tiene otra mitad, que desde nuestras latitudes podemos ver en primavera. No es tan intresante como la que vemos en otoño, pero la gran galaxia NGC 253, la galaxia de Sculptor, está allí, así como su vecina NGC 300:


 


* El supercúmulo de Virgo, o supercúmulo local, abarca un centenar de cúmulos y grupos (como nuestro Grupo Local). La estructura llamada Laniakea lo abarca, así como a varios supercúmulos vecinos. Pero, a diferencia de estos, no está ligada gravitacionalmente y se desarmará en el futuro. Estas estructuras, como se ve en el sondeo 2dF, no tienen bordes nítidos sino que forman un continuo de filamentos y burbujas. 

10/05/2025

La otra galaxia del Centauro

Centaurus A, que comentamos hace poco, es la galaxia del Centauro. Pero hay otra: la galaxia NGC 4945. Está a la misma distancia del cúmulo globular Omega Centauri, 4 grados, pero en dirección casi opuesta, hacia el borde de la franja de la Vía Láctea. Es una belleza, inmersa en las estrellas de esa región del cielo austral:

NGC 4945 es una galaxia espiral que vemos casi de canto. Las dos estrellas que la enmarcan son Xi1,  Xi2 y f Centauri, y ayudan a encontrarla. Si se fijan bien, tiene cerquita otra galaxia, pequeñita, NGC 4976:


NGC 4945 es una galaxia muy interesante para los astrónomos: es la galaxia activa más cercana. Es una galaxia de tipo Seyfert, que aloja en su centro un agujero negro muy activo, de los llamados AGN ("active galactic nucleus''). En el universo lejano (antiguo), estos objetos constituyen los quasars, que hemos comentado más de una vez. En el universo cercano (reciente), los núcleos galácticos son mucho más tranquilos, como el de la Vía Láctea o la galaxia de Andrómeda, y no tienen a su alrededor el caótico disco de materia y radiación que hace tan luminosos a los quasars. El AGN de NGC 4945 está muy oculto porque la galaxia está casi de lado desde nuestro punto de vista, pero de todos modos se lo puede observar en luz infrarroja, y medir la velocidad de rotación a su alrededor. Esto permite calcular su masa, y resulta que es parecido al de la Vía Láctea, de unos 4 millones de masas solares. Pero una es una galaxia activa, y la otra no. Como siempre, la culpa no es del chancho: no es la masa lo que determina la actividad de estos gigantescos agujeros negros, sino lo que tienen alrededor y los alimenta.  Así se lo ve en infrarrojo:

En este recorte marqué la posición del AGN, y también se puede apreciar una gruesa franja de polvo oscuro y frío, típico de las espirales vistas de lado:

NGC 4945 es fácil de encontrar usando como referencia a Omega Centauri y las estrellas del Centauro:

Y si tenés un telescopio computarizado, como mi amigo Diego Galperin, del Grupo Astronómico Osiris, es más fácil todavía. Sólo hay que acordarse de buscarla. Así la fotografió con apenas 11 minutos de exposición con el Seestar S50, cuando se la pedí para compararla con la mía:


 


El paper de donde tomé la imagen del núcleo es: Gaspar et al., An Infrared View of the Obscured AGN Environment in NGC 4945, The Astronomical Journal 163:230 (2022).

Mi foto es un stack de  21x30 s, con la Canon T7i y lente Canon 200 L a f/2.8, hecha en el Anfiteatro del río Limay el 26 de enero de 2025. Hace años mostré una foto de la misma galaxia, hecha con el telescopio. Yo también me compré un Seestar S50 y aproveché la época para hacer una foto de esta galaxia. Aparecerá en breve.

03/05/2025

Se viene Dschubba

En estas fechas empieza a alzarse, al comienzo de la noche, el amenazante Escorpión, por el horizonte del sudeste. Es una de las constelaciones más fáciles de identificar, y una de las pocas que se parece (someramente) al personaje que representa.  

Las tres estrellas brillantes que representan la cabeza y las garras del celeste arácnido se llaman Dschubba (Delta Scorpii, la del medio, que es la cabeza), Acrab (Beta Scorpii, la garra izquierda, también llamada Graffias, pero hay otras estrellas de ese nombre, así que es mejor no usarlo), y Fang (Pi Scorpii, la garra derecha, raro nombre chino oficializado en años recientes por la IAU). Dschubba es la más brillante de las tres. Parece raro, porque en la nomenclatura de Bayer es Delta, mientra que su vecina Acrab es Beta. ¿No debería ser al revés?

Si nos fijamos en un atlas antiguo, como el original de Johann Bayer de 1603 (arriba), efectivamente vemos que Beta es más brillante que Delta. Pasaron los siglos, y en la primera mitad del siglo XIX, Beta seguía siendo más brillante que Delta (aunque tal vez un poco menos), como muestra este mapa de Charles Dien, de 1831:

Ya a fines del siglo XIX, en la Uranometría Argentina de Benjamin Gould, la cosa está empatada:


En esta época ya estaba cuantificada la escala de magnitudes, y vemos a Dshubba con magnitud 2.4 y Beta con magnitud 2.5. Es decir, Dshubba se había convertido en la estrella más brillante de la cabeza del Escorpión, por 0.1 magnitudes.

Pero el cambio no se detuvo allí. En junio del año 2000, el gran observador de estrellas variables argentino, Sebastián Otero, estaba observando Dschubba regularmente, y descubrió que había aumentado todavía más de brillo, reportando una magnitud de 2.32. Evidentemente, la estrella estaba sufriendo alguna transformación, y en 2003 llegó a una magnitud de 1.59. En su nota sobre la estrella en la AAVSO, Otero muestra un par de imágenes en las que simula el aspecto de Escorpio antes y después de su descubrimiento, y podemos entender por qué le sorprendió. Escorpio es una constelación muy antigua, y esta estrella le estaba cambiando su aspecto milenario:

El siguiente gráfico muestra la evolución de la magnitud (banda V), desde el año 2000 hasta el año pasado:

Algo le volvió a pasar entre 2005 y 2006, donde parece que se arrepintió de su protagonismo, aunque pronto se recuperó y se estabilizó alrededor de V = 1.7.

¿Qué le pasa a Dschubba? Sabemos que es una estrella binaria, formada por dos grandes estrellas de clase B. La primaria es una subgigante, que recientemente ha abandonado la secuencia prinicipal donde las estrellas pasan la mayor parte de sus vidas transformando hidrógeno en helio en el núcleo. Además, es una estrella que rota muy rápidamente, y ha formado a su alrededor un disco de material expulsado desde el ecuador. La segunda estrella también es clase B, pero es todavía una estrella normal, de la secuencia principal, que se encuentra en una órbita muy elongada, con un período de 10.5 años. La interacción entre ambas estrellas, y el disco ecuatorial de la primaria, podría ser responsable de la variabilidad. En el año 2000, cuando Otero descubrió el aumento de brillo, las estrellas tuvieron uno de sus periódicos encuentros cercanos. El siguiente fue en 2011, cuando también se produjo un evento notable. Pero en 2023 no pasó nada, me parece. ¿Que está pasando con Dschubba? Definitivamente, vale la pena mirarla, aunque sea de reojo, durante esta temporada en que la tenemos en el cielo nocturno.

 


La curva de luz está hecha con las herramientas de la AAVSO

Las fotos son las que mostró Sebastián Otero en su nota, basadas en fotos de Christopher J. Picking. Allí encontrarán un análisis más técnico de la variabilidad de Dschubba y su posible origen.

26/04/2025

El olor del mar

A menos que vivas en el proverbial tupperware, seguro que viste la noticia sobre la posible detección de un planeta con vida extraterrestre. ¿Qué hay de cierto? ¿Le creemos o no le creemos? Vamos a revisarlo brevemente, a ver dónde estamos parados.

El planeta existe. Está en órbita de una estrella que se encuentra a 124 años luz de distancia, en la cola de Leo. Casualmente estuve haciendo fotos en Semana Santa, así que aproveché para fotografiarla:

La estrella HD 99904, de séptima magnitud, me sirvió de referencia para ubicar la de la noticia: K2-18, que es mucho más tenue. Alrededor de esta estrella está el planeta K2-18b (nótese la "b", indicando que es un planeta), descubierto por el telescopio espacial Kepler (nótese la "K") en su segunda temporada de observaciones (nótese el "2"). Este planeta pasa por delante de su estrella (como Venus delante de nuestro Sol), y le resta un par de milésimas de magnitud al hacerlo: 

Estas observaciones permiten deducir que es más grande que la Tierra, y bastante más pesado. Tal vez sea una "supertierra", tal vez un "minineptuno". Su órbita lo ubica muy cerquita de la estrella, pero como es una estrella enana roja, que emite mucha menos radiación que nuestro Sol, su apretada órbita queda justo en la zona donde podría tener agua líquida en la superficie, como nuestra Tierra. En tal caso, podría ser un planeta "hiceánico": un mundo cubierto por un océano global, con una densa atmósfera de hidrógeno. Puede ser, puede no ser. La verdad que no conocemos por ahora ningún planeta de este tipo, sólo conjeturados teóricamente. 

Como el planeta pasa delante de la estrella, se puede analizar su atmósfera observando cómo se filtra la luz cuando la atraviesa. Es increíble, pero se puede hacer. La cuestión es que unos astrónomos de Cambridge (los mismos del anuncio reciente) lo hicieron en 2023, usando el telescopio Webb. Anunciaron la detección de metano y dióxido de carbono, pero nada de agua. Uno diría que si es un planeta hiceánico, debería tener abundante agua en la atmósfera. Pero andá a saber, capaz que tiene una estratósfera súper seca. También observaron de manera tentativa otra molécula orgánica, el dimetilsulfuro. Este año volvieron a observarlo, más tiempo y con otro instrumento del Webb (en otra longitud de onda), y dicen que pueden confirmar, de manera marginal, la presencia de dimetilsulfuro y un dímero del mismo, el dimetil-disulfuro

Fíjense que las observaciones (los puntos rojos) tienen bastante incerteza (las cruces rojas). A partir de ellas, un método computacional permite calcular un espectro posible (azul, con incerteza en verdes), en el cual se ven unos picos, que corresponderían a substancias presentes en la atmósfera. El gráfico muestra dónde deberían estar los picos correspondientes al dimetilsulfuro (DMS) y el disulfuro (DMDS). Ellos mismos dicen que hay que tomar sus observaciones con cautela, pero que tener la señal con otro instrumento les da confianza de que sea cierta. Habrá que ver. Estas observaciones son difíciles y delicadas. Hay que tener paciencia. Seguramente algún otro grupo, o ellos mismos, intentarán volver a observar, repitiendo y ojalá mejorando, el espectro. No hay que decir ni "eureka", ni "es mentira, no vieron nada". 

Esto por un lado. Supongamos que se confirma la presencia de dimetilsulfuro, junto con la de metano y CO2. Esta última también es dudosa, pero supongamos que se confirma. Todas ellas, en la Tierra, son substancias que emiten los seres vivos. El dimetilsulfuro, especialmente, en la Tierra sólo la producen los microbios, y es extremadamente frágil, de manera que su presencia requiere una fuente continua que la restablezca. Dicen que contribuye al olor del mar. O al olor del repollo hervido. Dice también mi amigo Martín Moliné, que es microbiólogo, que se la puede sentir en la cerveza artesanal como un gusto a choclo, si se enfría lento después de hervir los granos para preparar el mosto. Pero me estoy yendo por la ramas. Supongamos que se confirman esas substancias: ¿será que el planeta está vivo? Tampoco estaremos seguros. Es posible que haya mecanismos no biológicos de producirlas (ciertamente los hay para el metano y el CO2). Seguramente los haya para el DMS, que ha sido detectado (en cantidades muy mínimas, hay que decir) en al menos un cometa, y en el espacio interestelar. ¿Entonces?

A mí me resulta suficientemente fascinante que estemos en condiciones, por primera vez en la historia de la humanidad, de analizar este problema de manera científica, mediante observaciones y experimentos. Está clarísmo que, a falta de una muestra para analizar en el laboratorio (de Marte, de Europa, de Encélado), o de un mensaje de radio incontrovertible, este tipo de observaciones son las que nos aproximan al descubrimiento de vida extraterrestre. Recién estamos empezando a hacerlo. No va a ser fácil, pero tampoco hay que saltarles al cuello a los tipos de Cambridge, que me parecieron bastante cautos en el paper. Por supuesto, ellos creen que lo que han descubierto es real y que apunta en la dirección de la existencia de vida: 

«Therefore, sustaining DMS and/or DMDS at over 10–1000 ppm concentrations in a steady state in the atmosphere of K2-18 b would be implausible without a significant biogenic flux.»

(Por lo tanto, sostener concentraciones de DMS y/o DMDS en valores de 10-1000 partes por millón, en forma estacionaria, en la atmósfera de K2-18b, sería inverosímil sin un flujo de origen biológico sostenido.)

Si no lo creyeran, estarían haciendo otra cosa, ¡los científicos son seres humanos! Obviamente, los medios se lanzaron como tiburones sobre la noticia, y la convirtieron en un título sensacionalista. A nadie le importó que los autores reconocieran que: 

«Robustly establishing both the veracity of the present findings and their possible association with life on K2-18 b needs a dedicated community effort in multiple directions—observational, theoretical, and experimental.»

(Establecer de manera robusta tanto la veracidad de estos descubrimientos, como su posible asociación con la vida en K2-18b, necesita un esfuerzo comunitario dedicado y en múltiples direcciones: observacional, teórico y experimental.)

Inclusive agregan esto, que es muy cierto:

«It is widely recognized that the detection of a biosignature is unlikely to be instantaneous or unambiguous in the first instance, rather relying on continued accumulation of evidence.»

(Es ampliamente reconocido que la detección de un biomarcador difícilmente sea instantánea o inequívoca la primera vez, y que en cambio dependa de una continua acumulación de evidencia.)

Obviamente, siempre habrá gente que no les va a creer. Por más que se identifique fuera de toda duda razonable la existencia de 100 biomarcadores, cada uno de los cuales requiera una vía independiente para justificar su existencia no biológica, habrá quien prefiera creer en la existencia de 100 explicaciones separadas, en lugar de una única que explique todas: que el planeta esté vivo. Eso siempre va a pasar. Será una cuestión más de dinámica social que otra cosa, que alguna vez se reconozca una observación de este tipo. Tal vez, dentro de 200 años, algún historiador señale la publicación de este trabajo como la primera evidencia de la existencia de vida extraterrestre. ¿Elijo creer?

 


El paper es: Madhusudhan et al, New constraints on DMS and DMDS in the atmosphere of K2-18 b from JWST MIRI, ApJL 983:L40 (2025).

La estrella está en Leo, que se ve en esta época del año hacia el norte, desde nuestras latitudes. Por si quieren encontrala, o al menos mirar en su dirección, les dejo un mapita:


19/04/2025

El verdadero cielo estrellado

No voy a repetir la nota sobre La Noche Estrellada. Voy a mostrar un par de cosas curiosas sobre el cielo estrellado, el verdadero, el que vemos a simple vista. Cuando publiqué la nota sobre la estrella enana roja más brillante, mi amigo José Palandri se interesó por la abundancia de cada tipo de estrella que vemos a simple vista. Es curioso: la mayor parte de las estrellas de la galaxia, la abrumadora mayoría, son enanas rojas, ¡y no hay ni una sola que podamos ver a simpla vista! Por otro lado, muchas de las estrellas del cielo nocturno son azules o blanco-azuladas, que en realidad son poquísimas en la población estelar de la galaxia. Lo que ocurre, por supuesto, es que las estrellas azules son las más intrínsecamente luminosas, y por lo tanto son relativamente brillantes a grandes distancias. Las anaranjadas o rojas son más abundantes, pero vemos menos porque no son tan luminosas. Excepto, por supuesto, que sean gigantes o supergigantes rojas, que son estrellas rojas pero tan luminosas como las azules. Pero también son pocas, y por eso son tan notables y bien conocidas: Betelgeuse, Antares, Aldebarán, Gacrux, etc. 

Para hacer lo que pidió Palandri recurrí al catálogo BSC, el Bright Star Catalogue. Como su nombre lo indica, contiene las estrellas más brillantes del cielo, las que se pueden ver a simple vista desde un sitio bien oscuro. Son casi 10 mil estrellas, pero por supuesto no se pueden ver todas juntas en el cielo, sino sólo la mitad (más o menos) que está sobre el horizonte. A lo largo del año podemos ver más que una mitad, dependiendo de la latitud desde donde observemos. El catálogo se originó en el Harvard College Observatory a fines del siglo XIX, por iniciativa del Edward Pickering, quien además, junto con su equipo de computadoras, llevó adelante el catálogo de espectros estelares Henry Draper, donde se hicieron muchos descubrimientos cruciales para la astronomía y la astrofísica modernas. La versión más reciente es la 5a, de 1991, que es la que usé. El diagrama H-R (magnitud absoluta vs clase espectral) hasta magnitud 6 se ve así:

Cada punto es una estrella, pero no todas las estrellas del BSC tienen distancia en el catálogo (que se necesita para calcular la magnitud absoluta), así que hay menos de 10000 estrellas en el gráfico (hay 5004). Pero igual, la verdad que no se ve mucho. Ni siquiera se distinguen la secuencia principal y la rama de gigantes rojas, que hace 100 años fueron los descubrimientos cruciales de Hertzsprung y Russell. Así que otro día lo haré con los datos del satélite Hipparcos, que me parece que darán mejor. 

Pero la otra cosa interesante, y que es realmente lo que preguntaba Palandri, es cuántas hay de cada clase. El resultado es el siguiente:

Estos histogramas muestran la proporción de estrellas de cada clase espectral. A la izquierda están las del cielo estrellado (del BSC). Fíjense que cada clase, entre la B y la K, contribuye con un 20% aproximadamente, mientras que hay bastante menos rojas M, y muy poquitas azules O. Eso más o menos es lo que se ve en el diagrama H-R de arriba, sólo que como se superponen los puntos de las estrellas es más difícil de cuantificar. Así que más o menos el 20% de las estrellas del cielo son azules (O y B), un 40% son blancas (A y F), un 40% son amarillentas (G y K), y un 5% son rojas (todas gigantes, ya sabemos).

El histograma de la derecha muestra lo mismo, pero para todas las estrellas. Se ve el sesgo que mencionaba al principio: las estrellas rojas son una abrumadora mayoría, pero entre las visuales son apenas el 5%. En cambio, las lindas luminarias azules (las Tres Marías, por ejemplo) que son el 20% de las que nos deleitan en el cielo nocturno, son apenas el 0.12% del total. Qué cosa, ¿no?

Bueno, otro día muestro el diagrama H-R hecho con las estrellas de Hipparcos, y trataré de poner cartelitos en las estrellas más cercanas, o las más brillantes, como pidió Tomás.

12/04/2025

En defensa de la miniluna

Desde hace algunos años se promocionan las superlunas. Son las lunas llenas que ocurren cuando la Luna se encuentra en el punto más cercano de su órbita, llamado perigeo. Esto pasa porque la órbita de la Luna alrededor de la Tierra (al igual que la de los planetas alrededor del Sol) no es redonda, sino ovalada, con una forma particular llamada elipse (no eclipse, elipse). Todos los meses, en cada vuelta, la Luna pasa por este punto más cercano. Cuando, además, coincide con la Luna llena, se puso de moda decirle "superluna". No es ningún evento especial, pero como siempre es lindo observar la Luna, aquí estamos a favor. Inclusive, tenemos aquí mismo una página especial para calcular las superlunas.

Se podrá discutir el nombre: la verdad que la superluna no es muuucho más grande que una luna llena promedio. Es alrededor de 15% más grande. Si Clark Kent fuera 15% más fuerte que un hombre promedio, no lo llamaríamos Superman. Por otro lado, si yo fuera 15% más alto, podría haberme dedicado al tenis profesional. En fin. Además, 15% más grande significa que es 30% más brillante (porque la superficie crece con el cuadrado del diámetro, y 1.152 = 1.32), así que es bastante más brillante. En fin al cuadrado.

Bueno, la cuestión es que hoy es la luna llena, a las 00:22 UT del domingo 13, que son las 21:22 de esta noche de sábado. En Bariloche, la luna sale a las 19 horas, así que a las 21 ya la tendremos alta. Sólo que no es el perigeo. Mañana a la noche, en cambio, es el apogeo, el punto más lejano de la órbita. Así que, en lugar de una superluna, será una miniluna. Medirá, en el cielo, algo menos de medio grado. El próximo 5 de noviembre, para comprar, tendremos una superluna de 34 minutos de arco.

Como dije, el apogeo es mañana, a las 22:49 UT (19:49 hora argentina) cuando la Luna se encontrará a 406294 km de la Tierra, que es casi tan lejos como puede estar. En Bariloche, la Luna saldrá a eso de las 19:30  (dependiendo de los cerros que tengas en el horizonte del Este), y se verá casi tan llena como la de esta noche, así que será una miniluna más mini que la de hoy. ¡No se pierdan ni una, ni la otra!


 


Las fotos de la superluna y la miniluna es mía. Están hechas con exactamente el mismo equipo fotográfico. La diferencia es notable, no me digan que no.

En inglés le dicen micromoon. Yo prefiero el prefijo mini, porque micro significa "millonésimo". Y así como la superluna no es taaaan grande, la miniluna no es taaaan chica...

La foto del final es la "primera luz lunar" de mi nuevo Seestar S50. La hice el 18 de marzo, con un minuto de video raw, apilado con Autostakkert y apenas retocada en Photoshop.

05/04/2025

La impresionante Centaurus A

Centaurus A es una de las maravillas del cielo austral, y ya la hemos comentado hace años. Pronto será la mejor época para observarla, así que voy a contar un par de papers que leí no hace mucho sobre ella. Es la "galaxia activa" más cercana, a unos 11 millones de años luz. Si bien se la puede ver con binoculares, lo mejor es observarla con un telescopio, para apreciar su aspecto de galaxia elíptica partida en dos (parece una hamburguesa). Esta foto de larga exposición muestra un exquisito detalle, en un halo que se extiende mucho más allá de lo que se aprecia en el ocular:

En la preciosa franja de polvo que cruza la galaxia, que parece una espiral de canto, vimos hace pocos años una supernova. Pero lo notable que quería mostrar está mucho más lejos del centro. Precisamente, uno de los papers que me sorprendió fue una observación del Telescopio Espacial Hubble (que puede ver estrellas individuales de Cen A, por cierto). La siguiente imagen muestra, en dos detalles insertos, estrellas del halo de la galaxia, que se encuentran mucho más lejos que lo que uno podría imaginar:

La exploración se extendió 25 veces el radio de la galaxia en la dirección del eje de la elipse que forma la parte más brillante, y 16 veces en la dirección transversal. El halo resultó abarcar 4 grados en el cielo, es decir 8 veces el tamaño de la Luna. Las estrellas del halo siempre son de las más antiguas de las galaxias, de manera que guardan información sobre toda su evolución. Me imagino que el evento catastrófico que le dio a Cen A su peculiar aspecto actual (posiblemente, una colisión con una gran galaxia espiral) lanzó estas estrellas al espacio intergaláctico. ¡La vista que deben tener desde sus planetas!

Centaurus A es además una galaxia de radio. Es decir, se observa radiación en la frecuencia de radio viniendo de un par de lóbulos alrededor de la componente estelar. 

Lo que muestra esta imagen (hecha con un sistema de radiotelescopios australianos) es inmenso en el cielo. La parte visual de la galaxia está ahí perdida en el medio. Si tuviéramos ojos de 100 metros  de diámetro podríamos verlo con el tamaño de una mano abierta con el brazo extendido, más grande que la Nube Grande de Magallanes.

Esta radiación viene de gas caliente, expulsado del centro de la galaxia en forma de dos chorros, que se originan en el agujero negro central, similar al que observó el Event Horizon Telescope en el centro de M87 (que se encuentra bastante más lejos). Estos chorros no se ven visualmente (como en el caso de M87, aunque no estoy seguro de si las estructuras más o menos lineales, rojas, de la primera foto, no son una parte del chorro, que ha perdido colimación). Pero sí se pueden ver en radio, y el EHT los ha observado. La siguiente imagen los muestra, en comparación con el de M87 (que aparece a la derecha):


En estas imágenes muchas veces parece haber cuatro chorros, dos para cada lado. Pero son sólo dos, que tienen forma de conos. Vistos de costado, vemos más densa la pared de los conos (esto ya lo había comentado aquí). Si en lugar de costado, lo viéramos de frente, veríamos algo similar a un quasar, o incluso un blazar. Estas observaciones además permitieron localizar la posición del agujero negro de Cen A, y concluir que su sombra (como la de M87* y de Sgr A*) debería ser visible en frecuencia de terahertz. Así que probablemente lo veremos en el futuro cercano.

Centaurus A es una excelente galaxia para observar y fotografiar. Está casi directamente al norte  del familiar cúmulo globular Omega Centauri. Así que para cualquier telescopio con montura ecuatorial es muy fácil de encontrar, lo único que hay que hacer es moverse hacia el norte exactamente 4 grados, y allí estará.


 


La primera foto es de Lau, Lorenzi y Tse (AMT Chile). Uno la mira y le da ganas de no hacer nunca más una foto astronómica. ¿Para qué?

El paper del halo es: Rejkuba et al., Tracing the outer halo in a giant elliptical to 25 Reff, ApJL 791:L2 (2014).

El paper de los lóbulos es: McKinley et al, Multi-scale feedback and feeding in the closest radio galaxy Centaurus A, Nature Astronomy 6:109–120 (2022) De allí es la imagen de los lóbulos.

El paper del chorro es: Janssen et al, Event Horizon Telescope observations of the jet launching and collimation in Centaurus A, Nature Astronomy 5:1017–1028 (2021). De allí tomé la última imagen.