Se acerca el invierno. El astrónomo aficionado lo sabe. ¿Cómo lo sabe? ¿Porque crecen hongos bajo los pinos? ¿Porque hay escarcha en el césped por la mañana? ¿Porque los lomos de la cordillera se pintan de blanco? ¿Porque su teléfono celular dice que ya pasamos la mitad de mayo? ¿Eh? Bueno, puede ser. Pero sobre todo, el astrónomo aficionado, el buen astrónomo aficionado, lo sabe porque al anochecer, por el horizonte del Este, se alza un monstruo, un arácnido gigantesco y amenazante: el Escorpión.
Asolando los cielos de la Tierra desde la época de Babilonia, Scorpius —el Escorpión— persigue sin pausa al cazador Orión. El vanidoso gigante, en tanto, se escabulle al atardecer por el Oeste apenas el bicho sale por el Este. Orión preside los cielos del verano. Escorpio los del invierno. (Para el astrónomo aficionado que viva en el hemisferio norte, claro, es al revés.)
Escorpio es una constelación plena de objetos interesantes para observar, entre ellos algunos de mis favoritos. Pero vamos a esperar a que se alce un poco más, a medida que llega el invierno. Por ahora miremos a simple vista su silueta: al Sur está la cola, enroscada como un signo de interrogación, lista para clavar el aguijón que forman dos estrellas brillantes y juntitas: Shaula (la más brillante) y Lesath. En la base de la cola está Mu Scorpii, una doble que se aprecia a simple vista (se ve doble en mi foto de ahí arriba).
En medio del cuerpo (¿el cefalotórax?) se destaca Antares (sí, Antares es una estrella además de una cerveza). Es una de las estrellas más brillantes del cielo, una supergigante roja algo menor que Betelgeuse. Su nombre significa "rival de Marte", tal vez porque al ser roja, brillante y estar casi sobre la eclíptica, se la puede confundir con el planeta.
El extremo septentrional de la constelación tiene tres estrellas brillantes que forman las pinzas: Graffias, Dschubba (la del medio) y Pi Scorpii. Graffias, la pinza izquierda, siempre fue la más brillante del trío (de hecho, sólo superada en brillo por Antares). Pero en el año 2000 Dschubba empezó a aumentar su brillo hasta superar a su compañera y casi alcanzar a Antares, alterando el archiconocido aspecto de la constelación. Ahora sigue brillando en exceso. Se está apagando, pero sigue brillando.
Me encanta este artículo, todos los años espero que se oculte Orion para poder ver Escorpio!
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