El más raro de los eclipses, el tránsito del planeta Venus delante del Sol, ocurrió esta semana por última vez en este siglo. Tuve la suerte de poder observarlo ya que la vez anterior, en 2004, me lo había perdido. Estos fenómenos, eclipses y tránsitos, en los que un cuerpo celeste pasa por delante de otro, nos recuerdan la tercera dimensión del sistema solar. Es fácil olvidarse de esta profundidad cuando los vemos moverse en el cielo, que imaginamos como una bóveda de dos dimensiones. Y este en particular, un planeta grande como la Tierra, pasando delante del Sol, fue impresionante.
Venus orbita el Sol más cerca que la Tierra, así que gira más rápido en su órbita. Tarda 224.7 días en completar una vuelta. Así que "se adelanta" a la Tierra. Los dos planetas bailan una especie de vals con un compás muy complicado, 13:8. Es decir, cada 8 vueltas de la Tierra, Venus da 13. 13 dividido 8 es 1.6. O sea, cada 1.6 años Venus pasa entre la Tierra y el Sol. Sólo que, como la órbita de Venus está un poquito inclinada con respecto a la de la Tierra, no tenemos un tránsito de Venus cada 1.6 años. Es la misma razón por la cual no tenemos eclipses de Luna y de Sol todos los meses. La peculiar geometría y resonancia de las órbitas hace que los tránsitos de Venus ocurran de a pares, separados por 8 años (2004 y 2012), y estos pares se repiten cada 105.5 y 121.5 años. Todo el ciclo lleva 243 años, como bien sabían los mayas aunque no predijeran el fin del mundo. En el siglo XX no ocurrió ninguna vez. En el siglo XIX sí (en 1874 y en 1882), y en el siglo XVIII también (en 1761 y 1769).
Hoy en día son una curiosidad (vamos, hoy en día observamos tránsitos planetarios alrededor de otras estrellas). Pero en siglos pasados fueron importantes para determinar la unidad fundamental de las distancias astronómicas: la distancia entre la Tierra y el Sol. La idea se le ocurrió a Edmond Halley, de cometaria fama. En 1716, cuando tenía 60 años, se le ocurrió convocar a los astrónomos de todo el mundo a medir con precisión el tránsito de Venus de 1761, y demostró cómo usar esas mediciones para medir el sistema solar. Halley sabía que no viviría para verlo, pero se lo tomó muy en serio. Escribió su artículo, publicado en la Royal Society, en latín en lugar de inglés, para que fuera accesible a todo el mundo.
La convocatoria de Halley tuvo éxito, y tanto en 1761 como en 1769 numerosas expediciones cubrieron el Globo para observar el tránsito de Venus. Algunas fueron exitosas, otras no. Los resultados no fueron concluyentes. En el siglo XIX hubo otros dos tránsitos, y de nuevo los astrónomos se esforzaron por observarlo con precisión. Algo no funcionaba bien, porque los resultados siguieron siendo insatisfactorios. Lo que pasa es que es bastante difícil medir con precisión los momentos de contacto del planeta con el borde del disco solar. Algo que siempre había leído y que esta semana experimenté de primera mano. El movimiento del planeta con respecto al Sol es super lento, y el borde es difícil de observar con nitidez. En todo caso, la unidad astronómica recién pudo medirse con exactitud cuando se descubrió el primer asteroide cercano a la Tierra, Eros, y se organizaron campañas para observarlo desde todo el mundo durante su máxima aproximación en 1931. Nuestro Observatorio de Córdoba jugó un rol fundamental en esas observaciones.
Yo observé el tránsito desde Albuquerque, New Mexico (USA). El ingreso se produjo a las 4 de la tarde, con el Sol bien alto rajando la tierra. Me cociné a fuego lento mientras tomaba las fotos con las que armé la secuencia de aquí arriba. Pero no podía dejar de mirar. La tarde se hizo larga, el progreso de Venus delante del disco solar es lentíiiisimo. Al caer el Sol unas pocas nubes ayudaron a darle un poco de dramatismo a mis fotos, que detrás del filtro dejaban ver sólo el encuentro celeste. Al acercarse el Sol al horizonte me apresuré a sacar algunas fotos sin filtro, con la mínima exposición, como la de aquí arriba. El Sol se puso tras los volcanes extinguidos del oeste del Río Grande, con el tránsito todavía en progreso.
El tránsito de Venus de 2012 fue el primero de la historia en ser fotografiado con exquisito detalle desde el espacio, en una multitud de longitudes de onda. El Solar Dynamics Observatory ha distribuido un sobrecogedor video, que vale la pena ver en pantalla completa y en alta resolución. El movimiento de la superficie del Sol, las gigantescas manchas solares, la fantasmagórica silueta de Venus, le dan un encanto pocas veces visto. Lo embebo aquí, pero pueden visitar esta página para descargarlo en toda su gloria megapíxela. Hay también fotos impresionantes.
Las fotos son mías. Si quiere usarlas, por favor pídalas. Tengo versiones de mucha mayor resolución. El video es de dominio público, autoría de la NASA/SDO.
"...un planeta grande como la Tierra, pasando delante del Sol, fue impresionante."
ResponderEliminarcuando lei eso pensé que estaba en Venus para escapar del frio del sur, mas adelante vi que solo se trataba de Albuquerque, Nuevo Mexico.
Gracias Guillermo. Maravilloso material. Muchas gracias por compartirlo y siempre enseñarnos más de este maravilloso Universo del cual somos parte.
ResponderEliminarUn beso grande.
Bien interesante tu post. Las fotos estan espectaculares! Gracias.
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