31/07/2021

Le ciel austral

Mi amiga Karen Hallberg me mandó unas ilustraciones de un libro de astronomía que pensó que podían interesarme. No sabía la fuente, pero no me costó averiguar que eran de un notable libro de Amédée Guillemin, Le ciel, de 1877. La más hermosa de las láminas es además la que más me llamó la atención:

Esta notable litografía está firmada por Philippe Benoist, artista francés discípulo de Daguerre, (el pionero de la fotografía). Representa la Vía Láctea austral, acompañada por las Nubes de Magallanes, alzándose verticalmente sobre un paisaje marino. Es una vista familiar desde nuestras latitudes a comienzo de la noche en otoño. Me pregunto cómo habrá hecho Ms. Benoist para crear este grabado. ¿Habrá viajado alguna vez a los mares del sur? ¿Se habrá basado en mapas estelares? En todo caso, su hermoso trabajo manual es tan impactante como las astrofotografías con paisajes que hoy nos hemos acostumbrado a ver pero que, apenas hace un par de décadas, no existían. Y en una época en que la fotografía astronómica estaba en pañales, seguro que inspiraba a los lectores como hoy nos fascinan, por ejemplo, las de Jorgelina Álvarez.

Cualquier aficionado se da cuenta además del enorme realismo de la representación: las estrellas no son puntitos pintados así nomás, ¡sino que son realmente las estrellas del cielo austral! Reconocemos inmediatamente la Cruz del Sur y sus Punteros, el Saco de Carbón, y las brillantes Canopus (arriba) y Achernar (a la derecha). Cuando noté esto empecé a mirar con más detalle, y entonces vi algo extraordinario: Eta Carinae se ve mucho más brillante que ahora, se ve como una estrella de primera magnitud. 

Vemos que brilla casi como Gamma Crucis. Considerando la dedicación del artista me animé a hacer una "fotometría" aproximada, que me dio una magnitud 1.15. Este brillo corresponde a la primera etapa de la erupción que sufrió la estrella en el siglo XIX. Eta Carinae brilló con magnitud 4 durante siglos. A principios del siglo XIX tenemos las primeras sospechas de su variabilidad, con algunos observadores reportándola de primera magnitud. Las primeras mediciones sistemáticas y confiables son las de John Herschel, quien le dedica una larga sección en su monumental paper Results of astronomical observations made during the years 1834, 5, 6, 7, 8 at the Cape of Good Hope, donde dice "no existe otro objeto celeste que reúna más puntos de interés que esta estrella y la gran nebulosa que la rodea.".

Durante 3 años sus observaciones dan un promedio de 1.2. Así es como la vemos en la ilustración, y estamos seguros de que es antes del 1 de diciembre de 1837. ¿Por qué? Porque fue la última vez que Herschel la vio así. La vez siguiente que la observó, dos semanas después, Eta Argus (como se la llamaba entonces) había aumentado una magnitud y brillaba "decididamente más que Rigel". Fue el comienzo de la Gran Erupción que formó el Homúnculo. La estrella alcanzó y superó el brillo de Canopus en abril de 1843, y luego se apagó a lo largo de unos 20 años. Para 1877, la época de la quinta edición de Le ciel, ya era una estrella invisible de 8a magnitud. Fue como una pequeña supernova, pero la estrella sobrevivió, y alrededor de 1890 ocurriría la Pequeña Erupción, que se alcanza a ver en esta curva de luz.

Guillemin, por supuesto, discute la rareza de esta estrella, y muestra una curva de un tal Loomis, que trató de forzar una periodicidad inexistente con un período de 70 años, usando dos observaciones singulares de Halley y de Lacaille siglos antes de la Gran Erupción:

La naturaleza de la Gran Erupción permaneció en el misterio hasta las observaciones espectroscópicas y fotográficas de Enrique Gaviola en el Observatorio de Córdoba, 100 años después, que mostraron que había sido un evento explosivo que formó el Homúnculo. Hoy sabemos también que Eta Car es un  sistema binario, formado por dos estrellas monstruosas con una órbita muy elongada, similar a la del cometa Halley en tamaño y forma. La colisión de sus vientos estelares produce una verdadera periodicidad de brillo (especialmente en rayos X), pero con un ciclo mucho más breve que el de Loomis, de sólo 5 años.

Me pregunto si existirá alguna ilustración equivalente a la de Benoist correspondiente a la Gran Erupción. No pude encontrar nada, así que la simulé y me quedó así, con Eta Argus más brillante que Canopus:



La curva de luz es de Frew, The historical record of  η Carinae I. The visual light curve, 1595–2000, The Journal of Astronomical Data 10:1-76 (2004). Súper interesante. 

El libro de Guillemin también se consigue en la web, y es fascinante: Guillemin, Le ciel: notions elementaires d'astronomie physique, 5ème ed. (Hachette, Paris, 1877).

El reporte de Herschel también está muy bueno: Herschel, Results of astronomical observations made... at the Cape of Good Hope. (Smith, Elder & Co., London, 1847). 

Allí leemos que el 16 de diciembre de 1837 Eta Argus lo sorprendió con un brillo 3 veces mayor que sus registros de tres años anteriores. Luego, el 28 de diciembre, la ve mucho mayor que Rigel y comparable a Alfa Centauri. Alcanzó un máximo el 2 de enero de 1838, idéntica a Alfa Centauri (la tercera estrella más brillante del cielo nocturno). A partir de allí disminuyó un poco el brillo, y el 22 de enero estaba entre Arturo y Beta Cen (5a y 12a, resp). El 14 de abril la compara con Aldebarán, la 15a. Hasta allí llegan sus observaciones, pero refiere una carta que le envió el Rev. Mackay, quien le informa que en marzo de 1843 alcanzó y superó en brillo a Canopus, la 2a estrella más brillante del cielo. 

A lo largo del siglo XX Eta Carinae fue aumentando de brillo, especialmente desde la década de 1940 cuando permitió su estudio por parte de Gaviola. Hoy en día está nuevamente en la cuarta magnitud, y sigue aumentando. Hace un par de años vi una charla de un especialista, quien sostiene que pronto el Homúnculo se habrá disipado lo suficiente para que Eta Car brille con todo su esplendor.

La tercera edición (1866) de Le ciel tiene una versión distinta de la vista del cielo austral. Es un paisaje más tropical, y si bien el cielo se ve menos realista, Eta Car está igualmente brillante. El scan es de menos calidad y no alcanzo a entender el nombre del artista, pero se reconoce que es distinto. 



24/07/2021

Milagro en la Hidra

En la foto del cúmulo globular Messier 68 que mostré hace poco hay una estrella que inmediatamente me llamó la atención. Está un poco arriba y a la izquierda, una estrellita roja de morondanga:

 
No es una estrella del cúmulo, está mucho más cerca. Es una estrella medianita, pero su color rojo es inusualmente intenso. Acá va un zoom, con la estrella, que se llama FI Hydrae, señalada con dos rayitas:

Los astrónomos miden el color de las estrellas con un índice llamado B-V (la diferencia entre la magnitud de la estrella medida con dos filtros estándar, uno azul y uno verde). Las estrellas rojas tienen B-V positivo, y las azules tienen B-V negativo (recordar que la escalas de magnitudes está "al revés", así que la estrella es más azul cuanto más negativo sea su valor B). En la foto señalé, además de FI Hydrae, otra estrella rojita, una estrella de magnitud 12 con B-V 1.7. Este es un valor típico de una estella "roja". ¡Se ve en la foto que FI Hydrae es mucho más roja! Tiene un índice B-V enorme, mayor que 3. No llega a ser tan roja como la estrella más roja del cielo, pero casi. Se puede calcular la temperatura a partir del índice B-V, y en el caso de FI Hya da 2300 K, o sea 2000 ℃, apenas mayor que la fragua de un herrero.

El color solito ya me decía que era una estrella interesante. Cuando la identifiqué en Cartes du Ciel, el nombre FI (mayúsculas latinas delante del genitivo Hydrae) me indicó que era una estrella de brillo variable. Súper roja y variable: no tardé en encontrar abundante información sobre ella. Es una variable de período largo, con un brillo que cambia muchísimo, ¡7 magnitudes a lo largo de casi un año! Pertenece a una categoría de variables cuyo prototipo es la estrella Ómicron Ceti, cuyo brillo cambia entre magnitud 3 (fácilmente visible a simple vista) y 10 (completamente invisible), también en casi un año. En el siglo XVII estas desapariciones y resurrecciones le valieron el nombre propio Mira, o sea maravillosa o milagrosa

Cuando revisé las observaciones de FI Hya en la base de datos de la American Asociation of Variable Stars Observers noté que había pocos registros. Así que la medí, y registré mi observación. Y tres semanas después volví a observarla, y registré su brillo en media magnitud menos. Así se ve su curva de luz en la AAVSO, desde 2014. Los dos últimos puntos son los míos, y se ve cómo corresponden a una de las rampas de bajada de brillo, ya cerca del mínimo:

Nótese que solamente cuatro observadores hemos contribuído a construir esta curva de luz, que está bastante incompleta. Es una situación típica de muchas estrellas del hemisferio sur, donde hay muchos menos observadores que en el norte. Compárese con una variabe similar en el cielo septentrional, la estrella W Draconis:

Se conocen algunos miles de estrellas como Mira y FI Hydrae (hace años conté sobre una en Carina). Sus cambios de brillo se deben a que la estrella pulsa, cambiando enormemente de tamaño: cuando se infla se enfría y oscurece, y cuando se contrae se recalienta y aumenta de brillo. Estos pulsos obedecen a cambios en la producción de energía en sus núcleos, que están agotando el combustible de fusión (principalemente helio). Son estrellas AGB, gigantes de la rama asintótica, que comentamos recientemente cuando observamos la nebulosa planetaria Fantasma de Júpiter. Son las estrellas que, al final, con estos pulsos terminan construyendo nebulosas a su alrededor, que brillan intensamente cuando el núcleo queda desnudo en forma de enana blanca:


Por esta razón son pocas, raras y valiosas: corresponden a una etapa breve de la vida de algunas estrellas. Es una pena que las del hemisferio sur tengan pocos observadores. Así que cuando puedan, contribuyan.

 


Las fotos son mías, pero las presto porque Barney dice que hay que compartir.

La V del filtro verde es por "visual". Hay otro filtro estándar llamado G, de green, pero curiosamente es azul, y el B es violeta, más que azul. Son más o menos así:

B (445 nm)     G (464 nm)      V (551 nm)      R (658 nm)

Es complicado convertir longitud de onda a RGB, y además los filtros son pasabandas de unos 100 nm, así que tómenlo con pinzas.

17/07/2021

Una conjunción cenicienta

El eclipse lunar de mayo me mostró la Luna llena tan cerca del horizonte sudoeste porque estamos en invierno, como ya conté: la Luna llena ocupa en el cielo la posición opuesta al Sol. Por la misma razón las lunas nuevas invernales se ponen muy corridas hacia el noroeste, cerquita de la posición del Sol. La semana pasada una luna creciente pero muy joven, de menos de 3 días, nos regaló una hermosa conjunción con los planetas Venus y Marte. Tuve que subirme al tanque de agua, porque a las 7 de la tarde estaba diectamente al noroeste:

En esta Luna creciente tan finita, el lado que apunta hacia nosotros es casi entero el lado oscuro de la Luna. Sin embargo, alcanzamos a ver apenas iluminada esta noche lunar. ¿Por qué? Porque las fases de la Luna y la Tierra son opuestas, así que desde la Luna había casi Tierra llena. La Tierra es muy grande y brillante en el cielo de la Luna, así que ilumina mucho la noche lunar. Desde la Tierra vemos esta luz solar dos veces reflejada: una vez en la Tierra y una segunda vez en la Luna. En inglés dicen que es "la luna vieja en brazos de la nueva". Se le dice luz cenicienta, y el primero que explicó el fenómeno fue Leonardo da Vinci (creo).

Aquí están los tres astros. Venus está a magnitud -4, más brillante que cualquier estrella del cielo nocturno. Marte, mucho menos brillante (magnitud 2, más de 200 veces más tenue que Venus), aparece a medio grado por encima. 

Los planetas, en su movimiento orbital visto desde la perspectiva de la Tierra, se mueven en el cielo alejándose y acercándose entre sí. La Luna y el Sol también, por supuesto (y por eso los antiguos los contaban ente los planetas). Cuando están muy cerca, a menos de cinco grados más o menos (10 lunas), llaman mucho la atención, incluso de los observadores casuales. En el blog somos fans de estas conjunciones, así que no nos íbamos a perder ésta. Aunque la Luna está a 6 grados de los planetas, se vio bien linda. 

Antes de bajar del tanque noté, esta vez hacia el sudoeste (sobre el cerro Catedral), una estrella brillante. ¿Sería otro planeta? ¿Sería Mercurio? Hacía un frío bárbaro, así que hice una foto rápido y bajé. Era Sirio, que ya vuelve a brillar al comienzo de la noche, y nos avisa que el invierno está por la mitad. 


Las fotos son mías pero, como siempre, las presto.

10/07/2021

Los cráteres de Ganímedes

El robot Juno, en órbita de Júpiter desde hace 5 años, ha cumplido hace rato sus objetivos primarios: el estudio de las profundidades de Júpiter, incluyendo su misterioso núcleo y su dinámica atmósfera por debajo de los coloridos remolinos que vemos desde afuera. Cuando se diseñó la misión, Juno ni siquiera iba a llevar una cámara. Pero, ¿vas a ir a Júpiter sin una cámara? ¡Sería como ir a Venecia sin una cámara! ¡Por favor! Así que algún genio agarraró una cámara diseñada para el rover marciano Curiosity, la reforzó para el ambiente muy radiactivo de Júpiter, y así nació Junocam. Y ha sido todo un éxito.

Como si fuera la mitológica esposa celosa de Júpiter, Juno ha espiado debajo del velo nuboso del dios, y ahora va a controlar de cerca a sus amantes: han extendido la misión y cambiado la órbita para que pueda hacer sobrevuelos de algunos satélites. El primero ha sido Ganímedes, hace poquito. Esta es una vista:

Ganímedes era un hermoso chico troyano, que fue secuestrado por Zeus para convertirlo en mozo del Olimpo. Según otra versión del mito, el muchacho no fue secuestrado sino comprado, lo cual no sé si es mejor o peor. La cuestión es que Zeus, convertido en águila, se lo llevó al Olimpo para que sirviera el divino néctar y la inigualable ambrosía. El dios se los hizo probar para otorgarle inmortalidad. Dice Eratóstenes en los Catasterimos que la constelación de Acuario bien podría ser Ganímedes, sirviendo no agua sino la bebida de los dioses. La constelación del Águila, después de todo, se encuentra junto a él en el cielo. Pero estos mitos eran ya antiguos en la época de Eratóstenes, así que andá a saber.

Cuando mostré la nueva foto de Ganímedes en Twitter, mi amigo Ale Kolton observó que algunos cráteres parecían tener depresiones en el centro. Por ejemplo, varios de los que se ven en este recorte, incluso el notable Tros en medio de la foto (la luz viene de la derecha):

Esto me llamó la atención porque estamos acostumbrados a que, en el medio de los cráteres lunares, haya montañas, no pozos. Como ésta en medio de Tycho (la luz también de la derecha): 

Resulta que el descubrimiento de Ale Kolton ya estaba descubierto desde la época del Voyager en 1979. Y no sólo Ganímedes tiene cráteres con pozos centrales, sino también Callisto e incluso Marte. Se cree que su formación obedece a la gran cantidad de sustancias volátiles en el material excavado, comparado con, por ejemplo, la Luna o Mercurio. Pero muchos detalles todavía se discuten entre los especialistas. Lo que sí, son muy abundantes. En uno de los papers encontré este mapa, donde se muestran todos los cráteres con pozos centrales:

Ganímedes es un mundo enorme, es más grande que el planeta Mercurio, y tiene una geología fascinante. En las imágenes obtenidas por Junocam hay un montón de cosas destacables, que mantendrán ocupados a los geólogos por mucho tiempo. Hay una tectónica de placas, de hielo en lugar de silicatos como en la Tierra, con las fallas y los desplazamientos todos a la vista. Vean por ejemplo este cráter que fue cortado en dos y desplazado por una o un par de fallas:

El plan de vuelo de Juno sigue con un sobrevuelo muy rasante sobre Europa en septiembre del año que viene, y dos sobre Io en 2023 y 2024, que serán relevantes en el diseño de las venideras exploraciones de estos munditos en busca de vida subglacial. El fin de la misión por ahora está en septiembre de 2025, seguido de la autodestrucción de la nave en Júpiter para proteger el ambiente de los satélites.



Es interesante: Alzate & Barlow, Central pit craters on Ganymede, Icarus 211:1274–1283 (2011). De allí tomé el mapa.

Las imágenes de Junocam no son fáciles de procesar, porque la cámara rota con la nave mientras las toma. Las que elegí son de Kevin Gill, que participa en el indispensable foro de unmannedspaceflight.com.

La foto de Tycho es de NASA/LRO. Las de Ganímedes son de NASA/Juno, procesadas por Kevin Gill.

El jarrón es una foto de David Liam Moran en Wikipedia, de una pieza antigua que se encuentra en el Metropolitan Museum of Art (New York).

03/07/2021

Descubrir el Universo

La Bodega Malma está en el universo, y el Universo está en la Bodega Malma. Más precisamente, la bodega está en San Patricio del Chañar, en la región agrícola del río Neuquén. Después de más de un año sin salir de Bariloche por la cuarentena covid (salvo la brevísima expedición al eclipse solar del 14 de diciembre), fuimos a San Patricio en Semana Santa a pasar unos días con un plan bien definido: bodegas y dinosaurios.


La visita a Malma fue buenísima: la bodega es muy linda, plena de arte, con impecable atención y un precioso restaurante. Cuando llegamos al salón de degustación, la guía nos sorprendió con racimos de uva cubiertos de chocolate, para la Pascua. Y también, por supuesto, con los vinos de la bodega, entre los cuales me encontré con la sorpresa que mencioné al principio: el Universo, el vino estrella de la bodega. Por suerte había una botella abierta para degustar, porque no está en la gama de precio que los científicos frecuentamos.

No sé por qué este vino se llama Universo, pero ciertamente dentro de la botella está el universo. Un universo dentro de otro, porque el universo es todo lo que hay, y así como no tiene centro no tiene confín. Con mucho, la mayor cantidad de átomos que uno puede encontrar en el Universo es hidrógeno, y esto vale para ambos, con mayúscula el vino y con minúscula el cosmos. Son átomos de hidrógeno bien añejos, mucho más añejos que los meses que un vino reserva puede descansar en una barrica. Es hidrógeno ancestral, antiquísimo, que se formó hace 13 mil millones de años en un plasma ardiente cuyos rescoldos todavía se enfrían a nuestro alrededor. Esos mismos átomos se hicieron amigos de otros, mucho más jóvenes, carbonos y oxígenos forjados en los núcleos de estrellas como el Sol durante los miles de millones de años transcurridos. Ellos solitos casi llenan el Universo, la botella. Pero cuando los hacemos recorrer nuestra boca, y los energizamos termodinámicamente para que lleguen hasta nuestro olfato, notamos que los acompañan unos poquísimos átomos mucho más raros en el universo (y en el Universo). Algunos nitrógenos, algún calcio y algún azufre, incluso unos sílices que vienen de estrellas gigantes que explotaron y sembraron sus entrañas en el universo, para que nosotros y el Universo, el vino, podamos existir. 

Por supuesto no sólo de átomos está hecho un gran vino. Si no, todos los vinos serían iguales. Está hecho de trabajo y dedicación de los expertos y los técnicos que lo sueñan, lo diseñan y lo hacen. Ellos mismos están hechos de los mismos átomos y la misma energía universal. Reciclamos materia y energía sin darnos cuenta. Somos herederos de generaciones de estrellas que que existieron antes que el Sol, pero también somos los antepasados de mundos por venir, donde los átomos del universo, del Universo, seguirán buscando su destino termodinámico.

¡Salud!

 


No tengo ninguna relación con la Bodega Malma. Fui sólo un visitante, me gustaron el lugar y sus vinos y me encantó descubrir allí el Universo.