15/02/2025

El día que descubrimos el universo

El 30 de diciembre de 1924 comenzó la 33a Reunión de la American Astronomical Society, en Washington, DC. En la mañana del último día de la reunión, 1 de enero de 1925 (se acaban de cumplir 100 años), se llevó a cabo una sesión conjunta con los matemáticos y los físicos que estaban participando de la simultánea conferencia de la American Association for the Advancement of Science. Se esperaba una charla de Arthur Eddington, sobre Evolución Estelar (Eddington estaba escribiendo su tratado sobre el tema), pero tuvo que regresar a Inglaterra. En su lugar, Henry Norris Russell improvisó un sumario de su propio trabajo en el área. Lo siguió una presentación del polígrafo Archibald Henderson: ¿Es el universo finito? Ambas presentaciones suscitaron una animada discusión entre los presentes. 

A continuación, Russell leyó una presentación de Edwin Hubble, del Observatorio de Monte Wilson, que no había podido asistir (imagino que viajar en tren de California a Washington en pleno invierno no era el mejor plan). Un resumen del trabajo apareció en la revista Popular Astronomy, reportando que la distancia a la "nebulosa espiral" de Andrómeda (Messier 31) y a la del Triángulo (Messier 33) era de 285000 pársecs, un millón de años luz:

Este resultado las ponía definitivamente fuera de la Vía Láctea, cuyo tamaño había medido Harlow Shapley, que aparece allí mencionado. Shapley y Eber Curtis (los marqué a los dos, y a Russell, en la foto del congreso) habían protagonizado en el Museo Smithsoniano, en 1920, el que se llamó Gran Debate, acerca de la naturaleza de estas "nebulosas espirales". Shapley sostenía que eran parte de la Vía Láctea, y que en el universo no existía más que nuestra Galaxia. Curtis, en cambio, decía que podían ser sistemas equivalentes a la Vía Láctea, muy lejanos, verdaderos "universos isla". El trabajo de Hubble zanjó la cuestión: las nebulosas espirales eran galaxias como la nuestra, y dada la cantidad que se veían en los telescopios, muchas de ellas pequeñitas, resultaba evidente que el universo era millones de veces más grande que lo que se creía.

Hubble había empezado a usar el telescopio de 100 pulgadas, el mejor del mundo, para estudiar las "nebulosas espirales", y fue el primero en poder fotografiar estrellas individuales en ellas. Rápidamente descubrió varias novas. Pero el 6 de octubre de 1923 descubrió que una de las estrellas no era una nova, sino que era una que ya había fotografiado dos días antes. ¡Era una estrella variable! Existen estrellas variables, las cefeidas, que cambian de brillo de manera regular, como un reloj, y del período de oscilación se puede calcular la luminosidad intrínseca, y por lo tanto la distancia. ¡Era un golazo! Uno puede imaginarse la emoción del tipo cuando, con tinta roja y mano temblorosa,  tachó la N de nova y escribió VAR!, sobre la placa de vidrio de la foto:

Hubble observó su cefeida durante un período entero y calculó la distancia. No vayan a creer que se guardó el descubrimiento más de un año sin decir nada. Por ejemplo, así se lo contaba por carta a Shapley, que era el experto mundial en cefeidas, el 19 de febrero de 1924:

Shapley tuvo que rendirse a la evidencia. La astrónoma Cecilia Payne estaba en su oficina cuando recibió la carta, y contó que Shapley le mostró las dos páginas exclamando "Acá está la carta que destruyó mi universo". El 26 de febrero Hubble se casó y se fue de luna de miel a Europa por tres meses. Apenas volvió, la misma noche, regresó al Observatorio para seguir midiendo cefeidas en M31 y M33. En los meses que siguieron, a medida que tenía cada vez más datos, se lo fue contando a todo el mundo. Russell, que se enteró del descubrimiento a través de James Jeans en Inglaterra (!) lo alentó a que fuera a Washington, o al menos que mandara el paper, así lo presentaba para un premio de 1000 dólares de la AAAS. Se lo dieron, obvio (son como 20000 dólares de hoy). Incluso antes de la reunión, el 23 de noviembre de 1924, la noticia del descubrimiento salió publicada en una notita en el New York Times:

Al principio, nadie sabía cómo llamarlas. "Sistemas estelares", "mundos", "universos", "nebulosas anagalácticas", "nebulosas no galácticas", "nubes estelares", "nebulosas cósmicas", "universos isla". Hubble prefería "nebulosas extragalácticas". Pero el nombre marketinero vino del que más había perdido, el mismísimo Shapley: «quiero sacarme de encima las palabras universo y nebulosa... así que las llamaré "galaxias"». Hace apenas 100 años, el 31 de diciembre de 1924, el universo tenía una sola galaxia, la nuestra, la Vía Láctea, la Galaxia con mayúscula. El 1 de diciembre de 1925, descubrimos un universo lleno de galaxias.

 


El informe sobre la reunión está publicado en Popular Astronomy, números 323 y 324, marzo de 1925, con resúmenes de varios trabajos presentados. La nota de Hubble está en la página 252 del número 324. La foto de los participantes está justo en medio. ¡Noten que hay varias mujeres! (más que en el congreso Solvay de 1927, por ejemplo).

En la interesante conferencia de Henderson, leemos: Recent investigations, reported by Curtis, indicate that the spiral nebulae are isolated stellar systems, at least a hundred million light-years away. Shapley was the first to point out and insist upon the significance of the systematic recessional motions of the spiral nebulae. [...] If, as now appears probable, the spirals are isolated stellar systems, this recession must be explained, either as a wholesale error or else as a relativistic effect. Era un tema álgido también para los físicos y los matemáticos.

08/02/2025

La ira del asteroide

¿Qué hay de cierto sobre el asteroide que puede chocar con la Tierra, eh? Curiosamente,  y a pesar de que hay que tomar todos los anuncios astronómicos sensacionalistas con mucho escepticismo, en este caso todo lo que he visto publicado es estrictamente cierto. ¿Entonces? ¿Corremos? ¿Hay que mandar a Will Smith para que salve el mundo?

No es para tanto. El asteroide existe. Se llama 2024 YR4 y mide tal vez 50 m de diámetro. ¿Y puede chocar con la Tierra? Probablemente sí. Y probablemente no. Mucho más probablemente no, que sí. ¿Como es esto?

El asteroide fue descubierto recién en diciembre pasado. No conocemos su órbita con suficiente precisión, de manera que predecir dónde va a estar en el futuro es impreciso. Es como si su órbita, en lugar de ser una línea, fuera un cono, que se va ensanchando a medida que pasa el tiempo. En el presente está en el vértice del cono, donde lo vemos. En el futuro, puede estar en cualquier lugar del cono. El 22 de diciembre de 2032, el cono cubre un poquito la Tierra. Algo así (hecho sólo con ánimo ilustrativo, pero es la idea correcta):


Fíjense que la trayectoria más probable, que es la línea azul, pasa lejos de la Tierra. Pero, al día de hoy, la Tierra intersecta un pedacito del cono, un 1.4%. Esa es la probabilidad de que choque con la Tierra. No parece mucho mucho. Y no es mucho, es un 98.6% de probabilidad de que no choque. De todos modos, es el único asteroide conocido (de este tamaño) que tiene una probabilidad mayor que cero de chocar con la Tierra*. Así que es mejor estar atento.

* Estrictamente, el siguiente en su rango de tamaño tiene una probabilidad de 0.001%.

¿Que va a pasar? En los próximos meses, los astrónomos van a determinar la posición y la órbita del asteroide con mayor precisión. Como resultado de esto, el cono se hará más finito, muy seguramente alrededor de la línea más probable. Como la Tierra está actualmente en el borde del cono, lo más probable es que con las nuevas mediciones la situación quede así:

Es decir, no sólo es improbable que el asteroide choque con la Tierra en 2032, ¡sino que lo más probable es que en los próximos meses sea cada vez más improbable! No porque el asteroide cambie de órbita, sino porque la precisión de nuestro conocimiento de ella va a cambiar.*

* La primera actualización de la órbita fue en la dirección opuesta: anteayer la incerteza de la órbita se redujo, ¡y la probabilidad de choque aumentó al 2.2%!. Sigue siendo más probable que no choque, pero en fin: la situación es (un poquito) peor que al principio de la semana, cuando escribí esta nota. Veremos qué pasa en los próximos meses (no muchos, porque después de abril será imposible verlo).

Un asteroide de 50 m puede causar mucho daño. Podría destruir una ciudad grande por completo en segundos, o causar un incendio devastador de miles de kilómetros cuadrados, o provocar un tsunami si cayera en el mar. Un objeto de este tipo es probablemente el que impactó en una remota región de Siberia en 1908, aplanando el bosque en una región que es como de Bariloche al Tronador en un santiamén, y ni siquiera tocó el suelo sino que se desintegró por completo en la atmósfera. 

El asteroide que cayó sobre la ciudad de Chelyabinsk (¡también en Siberia!) en 2013 era bastante más chico, y causó numerosos daños y heridos.

La siguiente ilustración es interesante, y muestra no sólo el diferente peligro que representan asteroides de diferente tamaño, sino también cuántos conocemos de la población total que hay (o suponemos que hay) en el sistema solar. Es la última línea:

Fíjense que asteroides de 50 m, "tipo Tunguska", se conocen miles, pero están entre la categoría "so far, so good" y la "still lots of work to be done". No van a causar la extinción de la humanidad, pero pueden hacer mucho daño, y hay seguramente muchos más que los que conocemos, y por eso siguen apareciendo en los surveys robóticos. Saber cuáles son y dónde están es lo primero que hay que hacer para prevenir el daño. 

Asteroides destructivos han chocado con la Tierra en el pasado, y puede volver a ocurrir. Es el único desastre natural que, no sólo podemos predecir, sino que probablemente podemos evitar. No podemos desactivar un terremoto, ni siquiera predecirlo. No podemos apagar un volcán, ¡ni siquiera un incendio forestal! Podemos predecir huracanes, pero poco se puede hacer para mitigar su impacto. Así que me parece perfecto que se activen estas alertas para saber qué va a pasar, cuándo y donde, y eventualmente decidir qué hacer. Hay un lindo hilo en X sobre esto, de Jonathan O’Callaghan.

Insisto: en este caso, lo más probable es que dentro de unos meses nos tranquilicen con el dato de que no va a chocar. No va a salir en las noticias, por supuesto. 



La ilustración del evento de Tunguska es de Don Davis; circula por todos lados así que la tomé prestada. Las de los conos las hice yo, medio chapuceras, sepan disculpar.

Muchas veces di una charla sobre estas cosas, en particular sobre lo que ocurrió en Chelyabinsk, pero creo que no está grabada.

El título de la nota es un juego de palabras con la designación provisional del asteroide, YR4, que en castellano bien puede pronunciarse "ira".

01/02/2025

La mesa y el mantel

Cuando estuve revisando el atlas de Lacaille, en ocasión de la estrella enana roja más brillante, me llamó la atención la representación de la constelación que llamó Montagne de la Table en su atlas de 1756. Es el Cerro Mesa, refiriéndose a la montaña que se alza tras la Ciudad del Cabo, desde donde hizo sus observaciones en 1751 a 52. Es una de las 14 constelaciones que inventó Lacaille, y es la única que se refiere a un accidente geográfico del mundo real. En el atlas póstumo de 1763 ya aparece con el nombre latinizado, Mons Mensae, de donde viene el nombre actual, Mensa:

Lo que me llamó la atención es que está "pegada" a la Nube Mayor de Magallanes (Nubecula major). La voy a dar vuelta para que quede en la orientación "correcta", montaña abajo y nube arriba:

El cerro aparece "soportando" la Nube Mayor de Magallanes. Yo ya sabía que nuestra galaxia satélite está repartida entre Dorado y Mensa, pero no había prestado atención a la estrecha relación con Mensa. Cuando busqué fotos de la Table Mountain en la web, de inmediato me di cuenta por qué Lacaille eligió este nombre: ¡el Cerro Mesa suele estar cubierto de una capa de nubes que los locales, apropiadamente, llaman el Mantel!

No cabe duda de que el encantador fenómeno meteorológico llamó la atención de Lacaille, y quiso inmortalizarlo en su cielo austral. La Nube de Magallanes le venía al pelo. Tuvo que esforzarse para definir la Mesa, eso sí, porque las estrellas junto a ella son todas muy tenues. Aquí marqué las estrellas de Mensa que tienen designación con letras griegas, al estilo de Bayer:

Como se ve, apenas se las distingue de la multitud de estrellitas que aparecen en una exposición prolongada. La estrella Alpha es la más brillante, y es de quinta magnitud. Pero bueno, ahí está el cerro Mesa con su mantel de nubes. Podríamos llamar a la Nube Mayor de Magallanes la "galaxia Mantel".

El panorama completo de esa región del cielo muestra varias de las constelaciones de Lacaille, una región donde pocos se animan a señalar la figura de alguna de ellas:

Encontré un lindo seminario sobre Lacaille y su trabajo, presentado por el astrónomo sudafricano Ian Glass en Cape Town en 2012. La filmación no es muy buena, pero vale la pena si les interesa saber más sobre Lacaille, o al menos escuchar cómo se pronuncia su nombre.

25/01/2025

Sobre la supuesta alineación de los planetas

¿Alguien lee el blog en enero? Vamos a ocuparnos de un tema de poca relevancia, que ha recibido una insensata repercusión mediática: la alineación de los planetas. A mí me pone contento que a la gente le dé ganas de observar el cielo, pero hay algunos temas que se inflan en contra de toda justificación. "Cometas del siglo", "lluvias de estrellas", "la NASA dice", lunas de colores, asteroides apocalípticos, y ahora la alineación de los planetas. En todos estos casos, si alguien se lo cree, le intriga y sale a observar, lo más probable es que salga decepcionado, y dispuesto a no creer en el futuro ni una palabra de lo que le diga un astrónomo. 

Primero y principal, y aunque sea obvio, lo que se puede ver en el cielo estos días NO ES lo que ilustran las noticias con imágenes de este tipo:

Cuando los planetas están alineados en sus posiciones desde el Sol, desde la Tierra lo que vemos son conjunciones: dos o más planetas juntitos en el cielo. Acá en el blog somos fans de las conjunciones y solemos anunciarlas y compartirlas. En estos días, los planetas están así en el sistema solar, más bien desalineados (las líneas blancas marcan las posiciones extremas tal como los vemos desde la Tierra):


Lo que se puede ver estos días es más bien un desfile de planetas (de hecho, en las noticias en inglés, lo han anunciado como un "planets parade"). Es decir, varios planetas van a estar "visibles" a la vez en el cielo nocturno, no juntitos por supuesto, sino de horizonte a horizonte:

Puse "visibles" entre comillas, porque Urano y Neptuno no se ven a simple vista, y es como si no estuvieran. Así que son, de oeste a este: Venus y Saturno (estos sí, en una linda conjunción), Júpiter (en linda conjunción con la estrella roja Aldebarán), y Marte (en conjunción con la estrella Pollux). Ojo que en la ilustración, además, el tamaño de los planetas está exagerado 500 veces. A simple vista, se ven como estrellas brillantes.

¿Qué tan raro es esto? No tiene nada de raro. Todos los planetas del sistema solar orbitan el Sol en un mismo plano, así que desde la Tierra los vemos siempre moverse por la misma franja del cielo, la misma que recorren el Sol y la Luna. Así que están siempre alineados (nadie les dice alineados, salvo los generadores de clickbaits). No. Tiene. Nada. De. Especial.

Otra aclaración pertinente: esto ocurre todos los días, desde hace semanas y todavía durará varias semanas. Es completamente absurdo poner un día y una hora específicos, como vi en algunas publicaciones. Por supuesto, como todo el cielo, los planetas se mueven a lo largo de las horas desde el horizonte oriental al occidental. La ilustración de arriba es tal como se ven desde Bariloche, a las 10 y media de la noche. A esa hora, como puede apreciarse, Venus y Saturno están ya cerca del horizonte oeste, así que si salís a medianoche ya se habrán puesto. 

Lo que sí es curioso es que cuatro planetas brillantes sean visibles a la vez. Pero ni siquiera esto es tan raro. Vean qué linda esta escena de hace un par de años. Es en invierno así que los planetas (los mismos cuatro) se ven más altos, y están la Luna y el centro de la Vía Láctea:

Y ésta, aunque sean tres, también me gusta porque los planetas están más juntitos y equiespaciados incluso con la Luna, que se refleja en el lago, y se ve la silueta del hermoso cerro Capilla:

En fin, no se hagan eco de noticias sensacionalistas, y si lo hacen, traten de no decepcionarse. Aprovechen a mostrarles a los niños que los planetas del sistema solar se pueden ver en el cielo a simpe vista, algo que no todos saben (igual que muchos adultos, en esta era de exceso de información e ignorancia total).

 


El diagrama del sistema solar lo hice en The Sky Live. No incluí a Urano ni a Neptuno porque los planetas interiores quedan muy amontonados. 

Las fotos son mías.