Ares, el dios tracio, es amante de la batalla por el puro placer de la
lucha. Su sed de sangre es insaciable. Su
antagonista es Atenea, la diosa sabia asociada a la "guerra justa". Aunque a
veces Ares resulta humillado, o toma el lado de los perdedores, a él no le
importa: mientras haya violencia y horror la pasa bien. En el relato
homérico, por ejemplo, Atenea tomó el partido de los aqueos, los vencedores, mientras
que Ares protegió a los troyanos.
En el panteón romano Ares es Marte, y goza de un lugar más digno (claro,
es el padre de Rómulo y Remo). Ambos dioses fueron asociados, desde
tiempos muy antiguos, con la estrella vagabunda roja y ardiente: el
planeta Marte. Y, en el cielo, el planeta también tiene una rival: la estrella roja que
marca el corazón del Escorpión, Antares, anti-Ares. En septiembre pasado tuvo lugar un nuevo encuentro de esta milenaria batalla.
Sus recurrentes encuentros son siempre encantadores. Antares es una de las estrellas más brillantes, y como su color anaranjado es casi idéntico al del planeta, tradicionalmente es una de las conjunciones más esperadas. Además es una buena oportunidad para fotografiar ambos a la vez e ilustrar uno de los hechos más notables de las estrellas y los planetas tal como los vemos a ojo desnudo en el cielo: las estrellas titilan, los planetas no.
Para hacerlo basta esperar que el planeta y la estrella se encuentren suficientemente cerca como para poder fotografiarlos a ambos a la vez con un teleobjetivo. Y entonces hay que hacer exactamente lo contrario de lo que uno hace habitualmente en la fotografía astronómica: ¡hay que sacudir la cámara! El resultado es, para cada estrella o planeta, una traza luminosa
siguiendo el movimiento de la cámara. El tiempo queda congelado en esta
breve trayectoria, de modo que podemos ver las variaciones de brillo a
lo largo de las trazas. Como los planetas no titilan sus trazas son
nítidas y constantes. En cambio las estrellas producen trazas de brillo y color cambiante.
Tomé estas fotos el 26 de septiembre, con Marte y Antares separados por apenas 3°. Sostuve la cámara en la mano para una exposición de 1 segundo. En lugar de esforzarme para mantenerla quieta la hice oscilar para acá y para allá. En las fotos vemos, además de Marte y Antares, la estrella de tercera magnitud Sigma (σ) Scorpii, una estrella azul que titila todavía más que Antares. En la foto de aquí arriba las acomodé una encima de otra. En la de abajo las vemos tal como aparecían en el cielo.
Hace un par de años hice algo similar con Saturno y la estrella Spica, también ambos de brillo similar como Marte y Antares, pero de colores muy contrastantes. Ya las he mostrado, pero el resultado me gusta tanto que reproduzco aquí la foto. Spica, que es una estrella azul, se ve cambiando de color como loca. En Antares el efecto no es tan notable. No sé si fue una casualidad de ese día (el titilar depende de la turbulencia de la atmósfera, de modo que cambia noche a noche), o si las estrellas rojas simplemente titilan menos. Habrá que seguir probando.
Fascinante! :D No se me había ocurrido lo de la cámara .
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