Se me ocurrió revisar dónde estaría el Sol en el momento exacto del solsticio, que será a las 20:03 hora argentina (UT-3). Sabía que era en Sagitario, cerca del centro de la Vía Láctea, pero no sabía exactamente dónde. Con la magia de Stellarium, removiendo la molesta atmósfera terrestre, descubrí que estará casi exactamente en medio de dos nebulosas favoritas: la de la Laguna y la Trífida. Vean.
Pero la mayor sorpresa fue observar muy cerca la silueta oscura de la Luna. Resulta que la Luna nueva ocurre a las 22:36 del mismo día, ¡apenas dos horas y media más tarde! Esto es una coincidencia extraordinaria y me pareció súper simpático.
¿Cada cuánto se producirá esto? Cualquier astrónomo lo contesta a ojos cerrados: el 21 de diciembre de 2033. ¡Apa! ¿Cómo lo sé?
El período lunar (el período sinódico, se llama) dura 29.53 días. Tiene una duración confortable para medir el paso de los días, de manera que muchos calendarios antiguos están basados en estos meses lunares. Agarren la calculadora y verán que 12 meses lunares son 354 días y pico, 11 días menos que un año verdadero. Si uno insiste en contar los días exclusivamente usando ciclos lunares, las estaciones empiezan a desajustarse de lo lindo a lo largo del año. ¡En apenas 16 años quedan invertidos los solsticios de invierno y de verano! ¿Quién quiere un calendario así?
Pero hete aquí que hace veinticinco siglos los astrónomos babilonios midieron y contaron con mucho cuidado y descubrieron que 12 años de 12 meses lunares, más 7 años de 13 meses lunares, coincidían casi exactamente con 19 años solares. ¡Fascinante! Era una receta para hacer un calendario basado en el ciclo combinado del movimiento del Sol y de la Luna: se podían usar años de 12 meses lunares, pero intercalando cada tanto un mes adicional, un poco como el día adicional de febrero en nuestros años bisiestos. Estos meses intercalados deben ser 7 cada 19 años. Muchos calendarios antiguos de Medio Oriente, incluido el calendario hebreo aún en uso, funcionaron así.
Metón de Atenas redescubrió este hecho (o le llegaron noticias de Babilonia) y lo introdujo en el calendario griego, razón por la cual llamamos ciclo metónico a este período de 19 años. En cada repetición del ciclo metónico las fechas de las fases lunares se repiten. Un hecho clave, si bien se mira, para predecir con exactitud los eclipses, que fue una de las primeras proezas astronómicas de la Antigüedad.
Así que el 21 de diciembre de 2033 se repetirá la coincidencia de solsticio con Luna nueva. Cualquiera puede verificarlo hoy en día con el Virtual Moon Atlas. Veinte años no es nada, así que el ciclo metónico es menos que nada. Pero qué se yo, la vez anterior me ataba el pelo con un chuflín, y la próxima estaré jubilado. ¿Nada?
Los solsticios y los equinoccios son fechas importantes en todas las culturas. El solsticio de diciembre marca el comienzo del verano en el hemisferio sur, así como el de junio y los equinoccios intermedios marcan el comienzo de las otras estaciones del año. Muchas fiestas importantes de todas las culturas y religiones están organizadas alrededor de estos eventos astronómicos. El solsticio austral congrega la Navidad cristiana, la luminosa Hanukkah hebrea, la divertida Saturnalia de los antiguos romanos, la recentísima Kwanzaa de los afroamericanos, la nórdica Yule, la persa Yalda y muchas más. Así que, para todos (incluido algún romano distraído que siga celebrando la Saturnalia)...
*** ¡¡¡FELICES FIESTAS!!! ***
Hola Guillermo. Un gusto leerte de vez en cuando.
ResponderEliminarPasando hoy por el ciclo metónico, me acordé sobre algo que vi en Stellarium, donde parece que el mismo se desplaza por el año trópico, al ver que luego de unos 17 ciclos hacia adelante se adelanta 1 día, y luego de otros 17 otro día y así sucesivamente más o menos.