La Bodega Malma está en el universo, y el Universo está en la Bodega Malma. Más precisamente, la bodega está en San Patricio del Chañar, en la región agrícola del río Neuquén. Después de más de un año sin salir de Bariloche por la cuarentena covid (salvo la brevísima expedición al eclipse solar del 14 de diciembre), fuimos a San Patricio en Semana Santa a pasar unos días con un plan bien definido: bodegas y dinosaurios.
La visita a Malma fue buenísima: la bodega es muy linda, plena de arte, con impecable atención y un precioso restaurante. Cuando llegamos al salón de degustación, la guía nos sorprendió con racimos de uva cubiertos de chocolate, para la Pascua. Y también, por supuesto, con los vinos de la bodega, entre los cuales me encontré con la sorpresa que mencioné al principio: el Universo, el vino estrella de la bodega. Por suerte había una botella abierta para degustar, porque no está en la gama de precio que los científicos frecuentamos.
No sé por qué este vino se llama Universo, pero ciertamente dentro de la botella está el universo. Un universo dentro de otro, porque el universo es todo lo que hay, y así como no tiene centro no tiene confín. Con mucho, la mayor cantidad de átomos que uno puede encontrar en el Universo es hidrógeno, y esto vale para ambos, con mayúscula el vino y con minúscula el cosmos. Son átomos de hidrógeno bien añejos, mucho más añejos que los meses que un vino reserva puede descansar en una barrica. Es hidrógeno ancestral, antiquísimo, que se formó hace 13 mil millones de años en un plasma ardiente cuyos rescoldos todavía se enfrían a nuestro alrededor. Esos mismos átomos se hicieron amigos de otros, mucho más jóvenes, carbonos y oxígenos forjados en los núcleos de estrellas como el Sol durante los miles de millones de años transcurridos. Ellos solitos casi llenan el Universo, la botella. Pero cuando los hacemos recorrer nuestra boca, y los energizamos termodinámicamente para que lleguen hasta nuestro olfato, notamos que los acompañan unos poquísimos átomos mucho más raros en el universo (y en el Universo). Algunos nitrógenos, algún calcio y algún azufre, incluso unos sílices que vienen de estrellas gigantes que explotaron y sembraron sus entrañas en el universo, para que nosotros y el Universo, el vino, podamos existir.
Por supuesto no sólo de átomos está hecho un gran vino. Si no, todos los vinos serían iguales. Está hecho de trabajo y dedicación de los expertos y los técnicos que lo sueñan, lo diseñan y lo hacen. Ellos mismos están hechos de los mismos átomos y la misma energía universal. Reciclamos materia y energía sin darnos cuenta. Somos herederos de generaciones de estrellas que que existieron antes que el Sol, pero también somos los antepasados de mundos por venir, donde los átomos del universo, del Universo, seguirán buscando su destino termodinámico.
¡Salud!
No tengo ninguna relación con la Bodega Malma. Fui sólo un visitante, me gustaron el lugar y sus vinos y me encantó descubrir allí el Universo.
Fuaaa... Ya quisiera tenerte la bodega como su sommelier.
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