«Un nuevo barco para él construyeron [...] el Silmaril como linterna [...]
impuso a Eärendil un eterno destino: navegar por los cielos sin orillas.»
J.R.R. Tolkien, La canción de Eärendil
Nos hemos ocupado de la estrella más lejana visible a simple vista: x Carinae. Por supuesto, con binoculares, con telescopio, o simplemente en fotos, podemos ver estrellas más lejanas en nuestra galaxia y en galaxias cercanas. Ya hace 100 años, Edwin Hubble observó estrellas variables en la galaxia de Andrómeda y descubrió lo lejos que estaba, por ejemplo. Y la exquisita visión de los grandes telescopios espaciales, como Hubble o Webb, nos muestran estrellas individuales en galaxias que están a decenas de millones de años luz. ¿Cuál será la estrella individual más lejana que nos han permitido ver?
Aún para el Hubble o el Webb, las galaxias más lejanas son apenas coloridas manchitas difusas, cada una brillando con la luz combinada de billones de estrellas indistinguibles. Como las que se ven en esta imagen del cúmulo WHL0137-08, en Cetus:
Esta es una foto del Webb (con las características seis puntas en la estrella brillante, que está en nuestra propia galaxia), hecha como continuación de un estudio iniciado con el telescopio Hubble. Precisamente en este cúmulo de galaxias el Hubble observó varios arcos, que son la luz distorsionada de galaxias más lejanas. Es posible ver uno de ellos un poco abajo y a la derecha de la estrella brillante:
La intensa gravedad de estos cúmulos de galaxias actúa como una lente, un improvisado telescopio que magnifica la luz que viene de más lejos. Claro que son telescopios berretas, porque son naturales. Pero, aún así, de casualidad, en ocasiones, las lentes gravitacionales son capaces de producir imágenes detalladas de lo que hay atrás. En ese arco se ven varios puntos brillantes, y los astrónomos están seguros de que uno de ellos es una estrella individual, que han bautizado Earendel:
Earendel se encuentra a 28 mil millones de años luz de distancia, dos millones de veces más lejos que x Car, y la luz que nos llega de ella hoy en día partió cuando el universo era mucho más joven, y no existían ni la Tierra ni el Sol.
Earendel es una estrella inmensa, de clase B, un millón de veces más luminosa que el Sol o tal vez más. Las estrellas tan masivas muchas veces tienen compañeras, y en el espectro de Earendel el telescopio Webb muestra cierta evidencia de que podría tener una compañera más pequeña y más roja, cuya luz vemos mezclada con la de la principal.
Ya se han observado varias estrellas lejanísimas con esta técnica. El récord anterior era de una estrella que se ve cerca de la supernova Refsdal, también magnificada de esta manera, que ya apareció en el blog. También hemos comentado la lejanísima supergigante roja Quyllur. Así que es muy posible que Earendel pierda su posición privilegiada en los próximos años, y que tengamos otra estrella más lejana aún. Por otro lado, también podría desaparecer, si se perdiera la delicada alineación de la lente gravitacional, y Earendel se desvanecería en la luz del arco que es la galaxia que la alberga.
¿Cómo será Earendel? ¿Tendrá planetas, en ese universo tan temprano, con una composición química distinta del de nuestro alrededor? ¿Habrá algún planeta con anillos, alguno rocoso, alguna luna como la nuestra? ¿Cómo serán su cielo nocturno, sus constelaciones? ¿Qué verán cuando miran hacia nosotros? ¿Eh?
El paper que discute el descubrimiento es Welch et al., JWST Imaging of Earendel, the extremely magnified star at redshift z = 6.2, ApJL 940 L1 (2022). De allí tomé la foto que indica la estrella. El resto son de las notas de prensa del Webb.
Hay un personaje de la mitología nórdica, Aurvandill (Ēarendel en inglés antiguo, pronunciado érrendel), cuyo dedo del pie, congelado y arrojado al cielo por Thor, es el lucero matutino. El personaje literario de Tolkien, Eärendil (originalmente Eärendel, padre de Elrond de El Señor de los Anillos), quizás tiene cierta relación con él. Además, una de las descubridoras dice que la referencia a Tolkien fue intencional.
Al leer esta entrada se me secó la boca, como si en tiempo real estuviera sabiendo que Roald Amundsen está pisando el polo sur. Gracias por narrar este descubrimiento. Para mi en 1911 fue el polo sur donde el ser humano puso el pie lo que tanto me emocionó (bastante tiempo después del hecho). Ahora es la estrella más lejana donde el humano pone el ojo. (Ni siquiera el pie en la Luna me secó tanto la boca, aunque lo supe en tiempo real. Yo era más joven).
ResponderEliminarHace ocho días no leí la entrada titulada “El centenario de la astrofísica”. Cosa rara: no me pierdo la lectura del blog cada semana. Las elecciones en mi país me tenían muy ocupado: Fui vigilante del voto en una casilla electoral el día siguiente; el primero de junio, un día antes, había que prepararse bien. Aunque tarde no puedo dejar de comentar, máxime después de la entrada de hoy, lo cierto de esta frase y su contexto: "pucha, miren lo que hemos logrado".
ResponderEliminar¡Gracias, David!
EliminarHola. Gracias por el increíble esfuerzo y dedicación que ponen en su sitio web. La pasión con la que abordan cada tema es evidente, y se refleja en la calidad de sus publicaciones. Aprecio especialmente su habilidad para presentar información especializada de manera clara y accesible. Su trabajo no solo informa, sino que también inspira. ¡Sigan así, su contribución es realmente valiosa para toda la comunidad!
ResponderEliminarMuchas gracias, Tere. Nunca se me había ocurrido aclararlo, ¡pero soy una sola persona!
Eliminarpero bien.... quizá toda persona es al mismo tiempo muchas personas... y la afirmación de Tere no esté equivocada jajajaja.... perdón solo un chiste jajaja...
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