27/07/2019

El tanque y el quasar

Vamos a revisar un par de fotos de las sesiones que me ocuparon en enero mientras el Balseiro dormía. Para empezar ésta, con Orión, Tauro y las Pléyades cerniéndose sobre la vieja torre de agua y el edificio de la División Diseño Avanzado (cuyo revestimiento de piedra está pleno de amonites, no se lo pierdan cuando visiten el Centro Atómico Bariloche).

Procesando esta foto me di cuenta de que cerca del ángulo superior izquierdo, que se moja en la constelación del río Erídano, había un quasar (se dice cuéisar) particularmente brillante: PKS 0405-12, de magnitud 14 y redshift z = 0.57, uno de los quasars más cercanos... ¡a 5000 millones de años luz! Sus fotones no sólo son de antes de los amonites, ¡son de antes de la Tierra!

Lo busqué y lo rebusqué, estirando los tonos de la imagen de una manera que no me animo a mostrar en público. No lo encontré. Con magnitud 14, no hay duda de que a través del telescopio lo habría pescado en el Erídano. Pero con la lente gran angular no llegué más que a magnitud 11 más o menos. Lástima.

La noche siguiente volví al Centro Atómico, pero esta vez en lugar de fotografiar los edificios vacíos bajo el cielo estrellado me dediqué a los cielos profundos, haciendo algunas fotos de larga exposición con un teleobjetivo. Con 65 fotos de 15 segundos capturé esta imagen de una de mis galaxias favoritas, la Moneda de Plata en el Escultor:


El que mire con atención verá que hay más de una nebulosidad en esta imagen:


La más brillante es NGC 253, la Moneda de Plata, preciosa espiral de canto. Está a 11 millones de años luz. Los amonites ya estaban extintos. A la misma distancia (forman parte del mismo cúmulo de galaxias) está NGC 247, en la constelación de la Ballena (las ballenas sí existían hace 11 millones de años). La otra nubecita conspicua, a la izquierda de NGC 253, no es una galaxia: NGC 288 es un cúmulo globular, bien lejano pero dentro de nuestra propia galaxia. Está más o menos a la misma distancia que el centro galáctico, pero aquí estamos mirando casi exactamente hacia el polo sur de la Vía Láctea. Otras dos galaxias que marqué, en cambio, sí son lejanas: NGC 177 y 172, también espirales de lado, de magnitudes 14 y 15 (como el fallido quasar de Erídano).

La sorpresa fue que nuevamente, casi en el borde, había un quasar de regalo: Q0043-2923, de magnitud 15 y redshift 0.9, ¡10 mil millones de años luz! ¿Lo querés en kilómetros? Son

95 000 000 000 000 000 000 000 km

Tremendo. Hice un recorte, porque achicado no se debe ver nada:


Los quasars son galaxias, o mejor dicho, son los núcleos muy activos de algunas galaxias, como el de M87 donde está el famoso agujero negro. Sólo que el inmenso chorro de materia y energía apunta directamente hacia nosotros, y por eso logramos verlos a través de abismos de espacio y tiempo. Los vemos como estrellas: eso significa quasar, quasi stellar radio source, si bien el Telescopio Espacial Hubble logra discernir en algunos casos la (mucho más tenue) galaxia que los aloja.

Mi alegría no duró mucho, ya que revisando la información sobre Q0043-2923 me encontré con que Gaia había medido su paralaje: 0.7 milisegundos de arco, que son 4 mil y pico años luz. ¡No era un quasar! Así lo cita Simbad: "Misclassified QSO in some references". Convencido de que también Gaia se puede equivocar (las clasificaciones se hacen automáticamente hoy en día) traté de encontrar un espectro, que delataría si se trata de una estrella o un quasar. El recentísimo Million Quasars Catalogue, Version 6.2 (22 May 2019), que usa abundantes datos de Gaia, todavía lo cita como quasar cierto, con "espectro de líneas anchas dominado por el núcleo". La referencia que dan de su redshift es una tesis de 1987, pero no encuentro los espectros.

Me queda alguna esperanza. ¿Será o no será? 

1 comentario:

  1. No llego a seguirte en todo, pero que aprendo una bocha, eso seguro.
    Las bochas existian hace 11 millones de años?

    Abrazo

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