«Siempre algún terremoto apareceY al atardecer llueven meteoritos.»
Les Luthiers, Añoralgias
A veces Bariloche parece el calamitoso pueblito de la zamba Añoralgias: terremotos, erupciones, exceso de nieve, falta de nieve, inundaciones, fieras salvajes, epidemias... ¡meteoritos! La semana pasada los barilochenses fueron sorprendidos por un descomunal destello a medianoche, que iluminó los cerros nevados como si fuera de día. Mucha gente sintió el ruido de la explosión y temblaron puertas y ventanas.
En unos pocos videos de cámaras de seguridad se llega a ver el cielo, y se puede ver que la luz provino de una traza brillante que cruzó el cielo y explotó en varios destellos sucesivos. Por ejemplo, en éste se la puede ver reflejada en una piscina en el Hotel Apartur Catedral:
Las imágenes no dejan lugar a dudas. Fue un bólido: un meteoro muy brillante. Como las familiares estrellas fugaces, pero muchísimo más brillante. Se producen cuando ingresa a la atmósfera un pequeño asteroide, es decir una roca que venía siguiendo su propia órbita alrededor del Sol (las estrellas fugaces son producidas por rocas mucho más pequeñas, del tamaño de granos de arena). No es del todo correcto decir que "caen"; más bien, la Tierra se las lleva por delante.
¿Y por qué explotan, si son de roca? Una roca no es explosiva. A veces se dice que se calientan por la fricción con el aire, pero no es tan así. Es el aire, pero no es fricción. La principal razón es la tremenda velocidad con la que ingresan a la atmósfera, que puede ser de 20 mil kilómetros por hora, o incuso mucho más. Cuando el asteroide se encuentra con el aire empieza a sentir una resistencia, como la que sentimos en el cuerpo cuando andamos en bicicleta. Pero debido a la inmensa velocidad, la situación es muy distinta de cuando nosotros nos movemos a través del aire a una velocidad modesta. El aire no alcanza a correrse “de costado” para dejarlo pasar. La roca funciona más bien como un pistón comprimiendo el aire frente a sí. Lo comprime muchísimo y muy rápido. Lo comprime, y lo comprime, y lo comprime. Cuando el aire se comprime se calienta, y cuando se comprime mucho, se calienta mucho. El calor tampoco tiene tiempo de irse a ningún lado, y se acumula en el aire (es una compresión adiabática). La enorme temperatura hace brillar el aire (eso es mayormente lo que se ve brillando) y calcina la superficie de la roca.
Pero eso no es todo. En general, cuando uno
comprime bruscamente el aire (como en un aplauso) la presión que se produce se aleja en forma de sonido
en todas direcciones. Pero la roca se está moviendo (mucho) más rápido que el sonido,
así que la presión no tiene tiempo de alejarse hacia adelante, y se acumula
tanto en el aire como en la supeficie de la roca, formando lo que se llama una onda de choque. Y finalmente la rompe. La fractura produce más superficie, más onda de choque, más fractura... es un efecto multiplicativo, o sea una explosión. Eso es lo que se
ve en la trayectoria del bólido: una sucesión de explosiones en
medio de vapores supercalientes. Cada molécula con la que choca le roba un poquito de impulso, y la roca se va frenando, y el calor finalmente se disipa. Todo esto ocurre a más de 30 km de altura, así que la onda de choque tarda incluso minutos en llegar a la superficie, para que se escuche la explosión, pero si es grande, finalmente llega. También, si la roca es suficientemente grande (1 metro, ponele), algunas piedras sobreviven y caen a tierra en forma de meteoritos. Sólo si la roca es muuuy grande (cientos de metros), podría llegar a golpear el suelo antes de desintegrarse, formando un cráter. Y si no, sólo queda polvo y moléculas flotando en el viento.
El fenómeno no es tan raro. Si googlean, encontrarán relatos similares más o menos frecuentes: el 18 de mayo de 2016 en Pinamar, el 30 de julio de 2015 en Buenos Aires, el 18 de febrero de 2014 en Santa Fe, el 21 de abril de 2013 durante un recital de Los Tekis en Salta... La NASA mantiene un sitio que cataloga los bólidos detectados por sensores americanos, en todo el mundo, y son muchísimos:
También, los más modernos satélites meteorológicos, que tienen sensores para detectar los rayos de tormenta, pueden verlos desde el espacio. Detectan casi 1500 por año, es decir entre 3 y 4 por día:
El que se vio desde Bariloche fue observado por el satélite GOES 16, y se lo ve explotando un poco al sur del cerro Tronador:
En ocasiones, cuando la caída está bien documentada, se han podido recuperar los meteoritos. En este caso, por tratarse de una región relativamente remota en la cordillera, cubierta de bosques y todavía en invierno, tengo mis dudas de que se pueda recuperar algún pedazo.
El primer video no sé de qué fuente es. El segundo, es del Apartur Catedral. El mapa de bólidos de la NASA es de su sitio de Fireballs (al día de hoy, todavía no está actualizado hasta el 9 de septiembre, pero voy a seguir revisándolo). El otro es de su sitio de Bolides (tampoco llega al 9 todavía). Las imágenes satelitales son del GOES Image Viewer. Hay otro video lindo que identificó Denis Martinez en una cámara de Cipoletti:
Y uno desde el Cerro Bayo en Villa La Angostura, donde el brillo de la bola de fuego produce un halo similar al solar y al lunar (en los cirrus que se aprecian en la imagen satelital):
La masa depositada por meteoros en la Tierra es bastante grande, unas 50 mil toneladas por año, de las cuales la inmensa mayoría es polvo, y sólo una pocas toneladas son meteoritos de tamaño macroscópico.
Excelente explicación para los que no sabemos nada de astronomía, muchas gracias!!
ResponderEliminarGenial publicación. Se agradece lo detallado de ésta. Saludos cordiales.
ResponderEliminarExacto como dijo un anónimo, al que me permito reproducir dándole todo el crédito: "Excelente explicación para los que no sabemos nada de astronomía, muchas gracias!!" Muchas gracias a ti, Gullermo y muchas gracias al anónimo.
ResponderEliminarExcelente explicación!
ResponderEliminarInteresantísima explicación, vine a tu blog con la esperanza que hablaras del tema. Valoro muchísimo tu aporte, videos he visto varios, pero me faltaba tu aporte. Gracias!
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