No es el Emperador Flavio Valerio León, primero de su nombre en el Imperio Romano de Oriente, ni tampoco su contemporáneo el Papa León I, primero del nombre que adoptó Robert Prevost. Es una galaxia. Cuando decimos "galaxia", ¿qué nos imaginamos? Un vasto sistema de estrellas, centenares de miles de millones de soles, cúmulos de estrellas recién nacidas brillando furiosamente en azul, nubes de hidrógeno fluorescente... Tal vez un monstruoso agujero negro central escupiendo chorros de materia y energía a la velocidad de la luz. Las galaxias son inhumanamente gigantes, y a la vez inmensamente hermosas. Algo así, ¿no?
Pero hay galaxias minúsculas, que pasan realmente desapercibidas. En ocasión de la reciente conjunción cercana entre el planeta Marte y Regulus, la estrella más brillante de Leo, el aficionado italiano Gianlucca Masi hizo esta hermosa foto:
Me da una sana envidia, porque desde Bariloche no pude verla, y el contraste de colores del planeta rojo y la estrella azul (clase B) permitían prever una hermosa conjunción, y planeaba hacer fotos como las que una vez mostré aquí.
¿Pero no veníamos hablando de galaxias? Sí, y si se fijan con cuidado, entre el planeta y la estrella hay una nubecita. Pongo un recorte, rotado:
Es la galaxia Leo I (Leo-uno), una galaxia enana esferoidal (la categoría más pequeña de las elípticas), satélite lejana de la Vía Láctea. La proximidad con Regulus, que es una de las estrellas más brillantes del cielo, dificulta mucho su observación: fue descubierta fotográficamente recién en 1950, y sólo en 1990 alguien reportó su observación visual. Es lindo notar que el planeta se encontraba a algunos cientos de millones de kilómetros, la estrella a 280 años luz, y la galaxia a 800 mil años luz.
La masa de Leo I es de unas pocas decenas de millones de soles, y mide 2000 años luz de diámetro. No es mucho mayor que los cúmulos globulares más grandes. Curiosamente, un estudio muy completo y reciente, que analiza el movimiento de las estrellas centrales de la mini-galaxia, concluye que tiene un agujero negro central de 3 millones de masas solares. ¡Casi tan grande como el de la Vía Láctea, que es una galaxia grande! Pero Leo I es realmente minúscula; así se compararían si pudiéramos ver la Vía Láctea desde afuera:
Además, sus estrellas tienen muy pocos elementos pesados, apenas el 1% que el Sol. Es como si se hubiera quedado sin combustible y dejó de formar estrellas. ¿Cómo habrá sido la historia de esta galaxita? Tal vez, en el comienzo del universo, se formó el agujero negro gigante en una región donde quedó poca materia para formar estrellas. Tal vez, aguna vez, Leo I fue parte del algún sistema más grande, y la Vía Láctea le robó la mayor parte de las estrellas o del gas para formarlas. Por ahora es incierto, pero parece un objeto interesante, y relativamente cercano. Deben existir muchas Leos Uno en el universo, pero actualmente sólo podemos ver las que tenemos cerca.
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