22/01/2022

Aurora, baja en el cielo

El color rojo de la Luna eclipsada es el toque de los rosados dedos de Aurora, como hemos contado una y otra vez. Estamos acostumbrados a pensar en el amanecer y el atardecer como momentos del día, pero para la Tierra son un lugar, un círculo máximo que separa el hemisferio diurno del nocturno. Vista desde la Luna eclipsada, la Tierra muestra su hemisferio nocturno rodeado de una corona completa de amaneceres y atardeceres. La luz del Sol se tiñe allí del característico color rosado, e inunda así de un tono rojizo la sombra terrestre, que ilumina tenuemente la Luna eclipsada. 

Cuando un eclipse lunar se produce al amanecer tenemos una perspectiva especial de este fenómeno, porque nosotros mismos pasamos de la noche, al amanecer, y al día. Con una figura se entiende mejor:

Los rayos del Sol (blancos) vienen de la derecha. Algunos pasan de largo la Tierra e iluminan la Luna llena. Algunos pocos pasan rasantes, entran en la atmósfera, dispersan sus verdes y azules y se tiñen de un rojo que también se dispersa llenando el cono de sombra, e iluminando la parte eclipsada de la Luna. 

Si estamos parados (como la figurita) al final de la noche, durante el eclipse la rotación de la Tierra nos lleva de la noche al día. Mirando hacia la Luna la veremos ponerse en el horizonte, mientras la persigue el Cinturón de Venus, que es esa misma luz rosada pero iluminando nuestro propio cielo. En el eclipse lunar de noviembre pudimos verlo:


La Luna, eclipsada casi 100% antes de ponerse tras la cordillera de los Andes, apenas se distingue. El efecto fue más notable (y parecido a la ilustración de arriba) durante el eclipse de octubre de 2014, que vimos ponerse sobre el cerro López al amanecer. Revisé las fotos y elegí dos de ellas para componer este gif:

Las dos exposiciones son iguales: vean el aspecto de la Luna, con su parte iluminada y su parte eclipsada rojiza. Estamos en la posición de la figurita de la izquierda en la ilustración, todavía metidos en la noche. Pero en los dos minutos entre la primera foto y la segunda se ve un cambio notable en el color de la nieve. En la primera se ve azul, reflejando el azul del cielo antes del alba. En la segunda la nieve se tiñe de rosa por acción de los rayos solares que se están filtrando en ese momento rasantes a la Tierra. Ahora estamos en la posición de la figura del medio de la ilustración. En ese momento la Luna y el cerro López están perfectamente alineados con el Sol, y a ambos los acarician los rosados dedos de Aurora. 



Aurora es una diosa romana, personificación del amanecer. Su equivalente griega es Eos, cuyo nombre coincide con el del sistema electro-óptico de Canon y el del más increíble velero, que vi una vez amarrado en el puerto de Trieste. 

Las fotos y el dibujo son míos.

5 comentarios:

  1. Excelente como siempre... esas imágenes de luna eclipsada poniéndose tras la montaña nevada... son soberbias...
    buenos cielos,

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  2. No me quedó del todo claro, ¿por qué se vuelve a ver azul el horizonte en el atardecer? ¿Es luz dispersa? Porque las verdes y azules deberían verse más arriba..

    Esta fue una pregunta que me hicieron una vez, y no supe responder.

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    Respuestas
    1. A mí no me queda clara tu pregunta. Si te referís al horizonte mirando al este al atardecer, debajo del color rosado (imagino que es esto porque preguntás por qué "se vuelve" a ver...), eso es el color del cielo nocturno, simplemente muy oscuro, visto a través de un montón de aire que dispersa preferentemente el azul, así que se ve azul oscuro.

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  3. Ahhh claro, es del otro lado del sol el horizonte oscuro, por eso no me cerraba. La luna casi eclipsada que quedó en esa franja azul estaba al oeste, y era al amanecer. Yo pensé que era del mismo lado y por eso no me cerraba. Ahora entiendo, los rayos rosas "pasan por arriba" y queda la franja oscura abajo.

    Perdón sí, no quedó clara mi pregunta.

    Como siempre, gracias!!

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