15/04/2023

El eclipse de la Odisea

«Un classico è un libro che non ha mai finito di dire quel che ha da dire.»
Italo Calvino

Era una mañana preciosa de primavera mediterránea. En las laderas, salpicadas de olivos y cipreses, los pastores cuidaban sus cabras. En caletas paradisíacas, los pescadores arrojaban las redes. En el palacio, la reina y su hijo trataban de mantener a raya a los pretendientes, que ya se preparaban a hacer un asado sin que nadie los hubiera invitado. Cerca del mediodía refrescó, aunque no había en el cielo ni una nube. Y de golpe, muy muy rápido, se hizo de noche, pero sin que los rosados dedos de Eos acariciaran el paisaje. Las cabras se encaminaron hacia los corrales y las aves a sus nidos. La gente alzó la vista al cielo, a ver qué estaba pasando. El cielo se había puesto azul oscuro, como al comienzo de la noche. El punto más oscuro era un círculo negrísimo, justo donde momentos antes había estado el sol. A su alrededor brillaba una aureola plateada, de un blanco rabioso con llamaradas rojas. Se veían las estrellas, y algunos reconocieron a las "estrellas errantes", identificadas con los dioses: la de Zeus, la de Afrodita, la de Hermes. Tal vez vieron las de Ares y Cronos. Un escalofrío recorrió sus espaldas. ¿Qué estaba pasando? ¿Dónde estaba el sol? ¿Por qué habían aparecido los dioses en el cielo?

Era un eclipse total de Sol, por supuesto. Hoy no nos asustan, ¡hasta viajamos para verlos! Pero el escalofrío lo sentimos igual. Este eclipse ocurrió el 16 de abril de 1178 a. C., hace exactamente 3200 años. Los cinco planetas "clásicos" fueron visibles en un arco de 90 grados en el cielo, con Júpiter y Saturno a unos 4 grados de separación, en una Gran Conjunción que culminaría a principios de junio. Además, con el gigante Orión y Sirio brillando más abajo, y las Híades y las Pléyades cerca del eclipse, debe haber sido una preciosura.

Este eclipse tiene otro ingrediente interesante: fue total en la isla de Ítaca, la patria de Odiseo. Y precisamente, los eventos que se relatan en la Ilíada y la Odisea ocurrieron por esos años, de acuerdo no sólo a fuentes clásicas, sino a la datación de los restos arqueológicos de la Troya histórica, descubierta a fines del siglo XIX. Poco después Carl Schoch, un historiador de la astronomía, identificó este eclipse como posible fecha del regreso de Odiseo a su hogar, tras 10 años de peripecias en el Mediterráneo. Su propuesta se basaba en que, en el Canto XX, cuando Atenea confunde y enloquece a los pretendientes mientras comían el asado, el profeta Teoclímeno tiene una visión y les advierte que los ve a todos muertos, y que: 

«el sol desapareció del cielo y una horrible oscuridad se extiende por doquier».

La propuesta de Schoch no fue aceptada universalmente, faltaba más. Sin embargo, hace pocos años, Constantino Baikouzis y Marcelo Magnasco (un astrónomo y un biofísico argentinos) publicaron un análisis más completo de los fenómenos astronómicos que aparecen en la Odisea. Además de la luna nueva (que se menciona en el poema, y que es lo que corresponde a un eclipse solar), señalan que tras la partida de la isla de Calipso, que ocurre en la luna nueva anterior, Odiseo navega observando las Pléyades, la Osa Mayor y Boötes

 

Las Pléyades y Boötes están muy lejos en el cielo, de manera que la posibilidad de ver a ambas simultáneamente restringe bastante la época del año. También se menciona a Venus en el amanecer el día de su desembarco final en Ítaca. Y hay dos eventos más que nadie había notado: un viaje de Hermes al oeste y su regreso al este, que podría indicar el rápido movimiento retrógrado del planeta Mercurio, que cambia en pocos días de horizonte. Y el regreso de Poseidón del país de los etíopes, cuando hunde la balsa de Odiseo, que podría corresponder al equinoccio. Poseidón no se identificaba con el planeta Neptuno, por supuesto (descubierto recién en 1846), sino con el movimiento de la Tierra misma (es el dios de los terremotos, además de los mares). Dados estos eventos, los autores buscan su coincidencia con la cronología del poema (que es muy estricta en cuanto a días transcurridos), y en un lapso de más de un siglo encuentran una única concordancia de todos ellos, la que coincide con el eclipse solar el día del regreso de Odiseo a su hogar:

Demás está decir que Magnasco y Baikouzis no han demostrado que el día de regreso de Odiseo a su hogar haya sido el 16 de abril de 1178 a. C., coincidente con un eclipse total de Sol. Ellos mismos lo advierten, señalando la dificultad de que la fecha del eclipse se haya transmitido por tradición oral durante siglos, hasta que el Poeta que llamamos Homero plasmara el texto en forma escrita, alrededor del 800 a. C. Hay que señalar incluso que faltaban todavía más siglos para que los milesios, especialmente Tales, se convirtieran en científicos, inventando el concepto de ciencia natural (Tales predijo el eclipse del 585 a. C., según Heródoto). Lo que dicen es que han identificado un cuerpo coherente de eventos astronómicos, coincidente con el texto clásico, y que es prácticamente imposible que sea resultado de una casualidad. Fascinante.

Además, por supuesto, aunque la identificación del eclipse de 1178 a. C. como el oscurecimiento del cielo que canta el poema fuera correcta, eso no quiere decir que Odiseo realmente haya sufrido las desventuras que se relatan en la Odisea. El Poeta, o algún rapsoda antes que él, bien podría haber armado un relato ficticio alrededor de eventos astronómicos reales. Pero no me digan, en todo caso, como hemos dicho más de una vez, se non è vero, è ben trovato.



Agradezco a mi amigo Adrián Monjeau que me mencionara estos descubrimientos.

El paper de Constantino Baikouzis y Marcelo Magnasco tiene un título interrogativo (lo cual en general no es una buena idea): Is an eclipse described in the Odyssey? PNAS 105:8823–8828 (2008).

El trabajo de Schoch es: The eclipse of Odysseus, The Observatory 49:19–21 (1926). 

Un review crítico es el de Salvo Gugliemino y otros: Astronomy in the Odyssey: The Status Quaestionis, Astrophysics and Space Science Proceedings 48:165–180 (2017).

Nota para detallistas: el eclipse de 1178 a. C. ocurrió hace 3200 años, aunque 2023+1178 = 3201, porque no hay año 0. Piensenlón.

Habría que poner AEC en lugar de a. C., pero nadie lo entiende todavía.  

Esta semana también hay un eclipse total de Sol, visible desde muy poquita tierra firme en Australia e Indonesia. Es un eclipse híbrido: empieza como anular, se convierte en total, y termina como anular de nuevo.

1 comentario:

  1. David Batista15/4/23 23:24

    Hermosa entrada. No pude resistirme a leer lo de los griegos iniciando la ciencia, usando el método científico. De acuerdo con lo dicho, pero yo lo alargaría más: ya usaron ese método, sin definirlo conceptualmente, los que en tantas partes del planeta desarrollaron la agricultura, seguramente mujeres que empezaron a sembrar mientras sus compañeros varones perseguían la caza o recolectaban frutos y raíces por ahí

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