06/05/2023

Oíd, mortales

Hace un año, en una caminata otoñal, anduve por la ribera occidental del lago Moreno. Allí, cuando baja el lago, se hace inmensa una playa de pastos y juncos que sólo puede recorrerse bien antes de que vuelvan las lluvias. El paisaje hacia el sur está dominado por la torre norte del cerro López:


No todos saben el nombre completo: es el cerro Vicente López. El autor del himno nacional argentino. ¿Por qué se llama así? Ahí detrás está el cerro Goye, que lleva el nombre de los pioneros de Colonia Suiza. La cima del cerro Catedral parece una catedral. Otto Meiling hizo una travesía durante las fiestas de fin de año en 1936 y bautizó los cerros Navidad, Inocentes, Tres Reyes y Gordo (sí: por la lotería). Los ventisqueros del Tronador atruenan. Es negro el cerro Negro, blanco el Blanco, y la vista es hermosa desde la cima del Bella Vista. La isla Corazón parece uno. ¿Qué hace acá un escritor y político decimonónico?

Se dice que fue bautizado así por Francisco Moreno. No encontré ningún documento que lo acredite, pero puede ser. Moreno llegó a la cabecera oriental del lago Nahuel Huapi en 1876, a los 23 años (antes de ser el Perito Moreno), tras cruzar el País de las Manzanas y hacerse amigo de Saihueque. Allí (donde hice esta foto), dicen que izó la bandera argentina, y es posible que cantara el himno. Tal vez allí decidió bautizar al cerro López, que se ve lejano al otro lado del lago (pero ni aislado, ni particularmente prominente, justo está marcado en aquella foto). Tal vez esté contado en alguna de las memorias del viaje, que creo que publicó en los Anales de la Sociedad Científica Argentina, pero no las conseguí escaneadas.

Cuando tomé esa foto otoñal imaginé otra: al comienzo de la noche debería verse la Vía Láctea alzándose sobre los cerros. Así que este año fui a hacerla. Aquí está.


No salió exactamente como había imaginado. Por un lado, los muchos juncos conspiran contra el reflejo de la galaxia en el lago. Por otro lado, las luces de Bariloche impiden alargar la exposición para mostrar un poco más del cerro. Pero no está mal. Las dos galaxitas vecinas, justo sobre el cerro, no me las había imaginado y quedan muy bien. Y llega a entrar la zona de la nebulosa de Carina, donde la Vía Láctea se hace finita, así que está bien. Tal vez valga la pena un intento en invierno a ver si se puede capturar todo el arco de la galaxia, pero es muy difícil: el centro de la Vía Láctea pasa por el cenit en Bariloche, demasiado alto para la composición. Habrá que ver. 
 
Hice más fotos esa noche, incluso la que usé hace un par de semanas para mostrar la ventana entre los brazos de Carina y Perseo. La semana que viene muestro más.

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