27/12/2025

La Luna en 2026

No podemos dejar que termine el año sin prepararnos para las lunas de 2026. Así que aquí están, con el año comprimido a 3 minutos, y con el sur hacia arriba tal como la vemos en el hemisferio sur.

Habrá dos eclipses lunares y dos solares, un par en cada temporada. Para empezar, el 17 de febrero habrá un eclipse solar visible desde el océano Índico y la Antártida, de muy poco interés. Le sigue el 3 de marzo uno lunar centrado en el océano Pacífico, que desde algunas regiones de Argentina se podrá ver, chiquito, antes del amanecer. Desde Bariloche veremos ponerse la luna apenas eclipsada, así:

El gran eclipse del año será el solar total del 12 de agosto. Nosotros no lo veremos, ni siquiera parcial. Y no está muy bien ubicado: se podrá ver desde el extremo occidental de Islandia, y luego cruzará España, desde donde se verá muy bajito, acabando en las islas Baleares. Si pueden, vayan.

El último eclipse del año es uno lunar, en la noche del 27 al 28 de agosto. Es parcial pero casi total (en el caso de los eclipses lunares, vale decir "casi total", no como en los solares), y estará muy bien ubicado para verlo desde la Argentina:

Además de los eclipses, habrá interesantes ocultaciones lunares. Tal vez las dos mejores para nuestras latitudes son las de noviembre, ambas favorables desde el sur del país. El día 7 la Luna ocultará a Venus:

Y el 30 de noviembre a Júpiter:

Ya nos ocuparemos de ambas cuando se acerquen las fechas. Además, la Luna ocultará varias veces a Antares en 2026; esperemos que sean buenas oportunidades de lograr ver a su "verde" compañera, cosa que no pudimos hacer en 2025. Creo que la mejor chance es la de mayo:

Bueno, felicidades, nos vemos el año que viene.  

 


Los mapas de eclipses son de Timeanddate. Los de ocultaciones son de In the sky. La simulaciones están hechas con Stellarium. 

20/12/2025

La explosión de los cometas

La semana pasada el guardia del Centro Atómico, cuando me toma los datos para salir, me dice "¿Qué onda el atlas-tres-i?" Los cometas, que normalmente no exceden el nicho de los astrónomos, cada tanto alcanzan a toda la sociedad. Ahora está en boga el 3I/ATLAS, del que ya hemos hablado, y tal vez volvamos a hablar. La cuestión es que siempre los cometas han dado miedito: suelen aparecer de manera inesperada, y durante milenios no se sabía siquiera qué eran. Pero incluso en épocas modernas han causado terror. Uno de ellos fue el cometa Biela (3D/Biela), descubierto en 1772 por Messier. Recién en 1826 Wilhelm von Biela, que volvió a observarlo, logró determinar que era un cometa periódico (como el ya conocido Halley), pero con un período inusualmente corto: 6 años y tres cuartos. La órbita del Biela cruza la órbita de la Tierra. Obviamente, eso no quiere decir que vaya a chocar con la Tierra: para que eso ocurra, el cometa debería cruzar la órbita de la Tierra en el mismo momento en que la Tierra se encuentra en el lugar del cruce. ¡La Luna cruza la órbita de la Tierra dos veces por mes, y a nadie se le ocurre que vaya a chocarnos! De todos modos, Wilhelm Olbers calculó en 1828 que, 2500 años después, podría ocurrir un choque, lo cual preparó el terreno para que, en la siguiente aparición, se desatara el terror. Era 1832, no 4328, pero a quién le importa. Los astrónomos calcularon con precisión que la coma (la atmósfera de vapores que luego se extiende formando la cola) intersectaría la órbita de la Tierra el 29 de octubre. Por más que el físico François Arago se empeñó en anunciar que la Tierra no pasaría por allí hasta el 30 de noviembre, el público entró en pánico, y eso que no había ningún astrofísico de Harvard anunciando la llegada de los Amos de la Galaxia. ¿Quién sabía qué pestes podían desencadenar los vapores del cometa, si inundaran la atmósfera? 

Lo mismo ocurrió durante el regreso del cometa Halley en 1910, cuando la Tierra realmente atravesó la cola del cometa. Para entonces los astrónomos ya habían descubierto que en la cola de los cometas hay cianógeno, un precursor del cianuro, y nuevamente la gente entró en pánico. A pesar de las palabras tranquilizadoras de los astrónomos, no faltaron los vivillos que vendieron píldoras anticometa y máscaras de gas. 

A lo largo del siglo XX surgió el mito de los extraterrestres, y los cometas se convirtieron en un vehículo ideal para su arribo, como ahora. En 1996, una foto mal hecha del magnífico cometa Hale-Bopp llevó a algunos a creer que era una nave extraterrestre. Los miembros de una secta new age llamada Heavens Gate interpretaron que venían a llevárselos, y 39 de ellos se suicidaron para "teletransportarse" al cometa/nave. Que yo sepa, nada de esto ha ocurrido aún con el 3I/ATLAS.

Volviendo al cometa Biela, en su siguiente aparición en 1846, los astrónomos observaron que se había fragmentado en dos partes, que empezaron a separarse lentamente, siguiendo órbitas parecidas. Lo mismo acaba de ocurrir con otro cometa ATLAS, el C/2025 K1, que a lo largo de noviembre se fragmentó en tres o más partes:

La fragmentación del cometa Biela reabría la posibilidad de que realmente chocara con la Tierra, ya que la órbita de los fragmentos resultaría algo modificada con respecto a la que había calculado Arago. En 1852 los dos fragmentos regresaron puntualmente, cada vez más separados. ¿Qué acabaría ocurriendo? La siguiente órbita lo acercaría a la Tierra en 1859: ninguno de los dos fragmentos apareció. Tampoco en 1865: el cometa Biela había desaparecido. Pero en la órbita siguiente, en 1872, justo el día en que la Tierra cruzaba su órbita, hubo una gran lluvia de meteoros (3000 por hora). Evidentemente, el cometa se había desintegrado por completo y los pequeños fragmentos, que resultaban invisibles a la distancia, iluminaron la atmósfera cuando la Tierra se los llevó por delante. Finalmente, y de manera inofensiva, el cometa Biela había chocado contra la Tierra. Con el paso de las décadas estos "biélidas" se fueron desvaneciendo, y hoy ya no se los ve. A fines de noviembre tenemos ahora los Alpha Monocerótidas, de los cuales vi varios, muy brillantes, en la noche del 21 (incluso uno que cruzó el cielo dejando una larguísima estela blanca, hasta explotar y producir un penacho de meteoros anaranjados).


 


La foto del 3I/ATLAS es de Rolando Ligustri

La foto del cometa Halley en 1910 es de Harvard College Observatory.

La foto del cometa Hale-Bopp es mía mía mía. 

La animación de fotos del cometa C/2025 K1 (ATLAS) es de Michael Jäger (no confundir con Mick Jagger). 

La lluvia de biélidas es una pintura de Amédée Guillemin, Le Ciel (1877).

13/12/2025

Los primeros ratones en la Luna

Los primeros ratones en viajar a la Luna fueron A3326, A3400, A3305, A3356 y A3352, pero los astronautas del Apollo 17, que los llevaron hace 53 años, los bautizaron Fe, Fi, Fo, Fum y Phooey. Los primeros cuatro nombres son del comienzo del cuento de hadas inglés Jack y las habichuelas mágicas:

    Fee-fi-fo-fum,
    I smell the blood of an Englishman.

Si les suena conocido, es porque Luca Prodan incluyó estos versos en su magnífico himno Crua Chan inspirado en la Batalla de Culloden (After Chabón, 1987):

    Singing Fee-Fi-Foo-Fum!    I smell the blood of a Englishman

Esta semana se cumplen 53 años de su viaje, y de la última vez que alguien viajó a la Luna. El 11 de diciembre de 1972, Gene Cernan y Jack Schmitt descendieron en el módulo lunar Challenger, aterrizando en el valle de Taurus-Littrow, mientras Ronald Evans los esperó en órbita en el módulo de comando.

Jack Schmitt, que tomó la foto de Cernan de aquí arriba, es uno de los cuatro moon-walkers que todavía viven (los otros son Buzz Aldrin, Dave Scott y Charlie Duke), y fue el primer científico en viajar a la Luna. Como se ve en la foto, llevaron un autito, con el que recorrieron más de 7 km. Así pudieron explorar muchas formaciones geológicas, como este enorme bloque, en una foto famosa:

Estuvieron más de 3 días en la superficie lunar, completando más de 22 horas en tres actividades fuera de la nave. Además, deben haber sido los primeros en cantar en la superficie de la Luna:

Apollo 17 fue una misión extraordinaria desde el punto de vista científico. Además de los ratones (que no bajaron a la superficie), llevaron también otros experimentos biológicos. Fueron también los primeros en explorar las tierras volcánicas de la Luna (Apollo 16 ya había descendido en las tierras altas, pero que resultaron no ser volcánicas). Fue la primera vez que llevaron un geólogo, así los más de 100 kg de rocas de diversos tipos fueron cuidadosamente seleccionados. Llevaron además explosivos de uso geológico, que permitieron explorar el interior de la Luna a través de la detección de las ondas sísmicas en los sismógrafos que habían dejado las Apollo anteriores. Se los ve felices y cansados, en esta selfie de antes de las selfies:

Cuando Cernan, Schmitt y Evans regresaron a la Tierra el 19 de diciembre, tras pasar 6 días en la Luna con sus ratoncitos, sabían que serían los últimos por un largo tiempo, ya que las siguientes misiones Apollo ya habían sido canceladas. Así que hace 53 años que no hay gente en la Luna. Pero el de esta semana será el último aniversario de este tipo, ya que si todo sale bien, el 5 de febrero de 2026, Artemis II llevará a cuatro astronautas en un vuelo de prueba alrededor de la Luna, como el del Apollo 8. Darán una única vuelta, regresando inmediatamente sin necesidad de encender los cohetes. El viaje durará 10 días, durante los cuales probarán los sistemas de la nave, preparando el camino para Artemis III en 2027, que descenderá a la superficie lunar usando una Starship de SpaceX (que todavía no ha llegado a la órbita terrestre, vale la pena decir).  

¡Faltan menos de 2 meses!  

 


Fe, Fi, Fo, Fum y Phooey eran de la especie Perognathus longimembris (pocket mouse, en inglés), unos encantadores animalitos del sudoeste norteamericano que conozco de primera mano. 

Los pocket mice son tan chiquitos que los zoólogos no pueden marcarlos con una caravana en los estudios de campo (como el de la foto). ¿Quieren saber cómo hacen? No, no quieren saber.

06/12/2025

Torrentes de estrellas

Hay un nuevo telescopio gigante, el telescopio Vera Rubin, un instrumento con un espejo de más de 8 metros de diámetro y una relación focal f/1.23, con una cámara de 3 Gigapixels que es la más grande jamás construída. Esta cámara hace una exposición de 15 segundos cada 20 segundos (sí: mueven un telescopio de 8 metros en 5 segundos). Serán 20 mil gigabytes por noche, 200 mil imágenes por año, muchas más que las que pueden ser analizadas por seres humanos, así que su estudio será completamente automático, y es la parte más compleja de todo el proyecto. Las alertas que genera (¡cientos por segundo!) son inmediatamente públicas. Estuve revisando la galería de primeras imágenes, y quedé boquiabierto. Esta es una foto de la componente sur del cúmulo de galaxias de Virgo (que está un poco separada de la región central):

Esta imagen abarca un poquito más de 5 grados a lo ancho, y esta versión está dramáticamente reducida en resolución. ¡La versión original es un monstruo de 24GB! La han bautizado el Cofre de Tesoros Cósmicos, y contiene una inmensa variedad de objetos astronómicos, incluyendo unos 10 millones de galaxias, que son aproximadamente el 0.05% de las que observará el Rubin en su primera década. Y las observará una y otra vez, porque su propósito es hacer un registro no sólo espacial, sino temporal, para observar fenómenos transitorios. Este registro formará el LSST, Legacy Survey in Space and Time, que es uno de los principales objetivos del nuevo observatorio.

La galaxia más grande de la imagen, a la izquierda, es Messier 49. He aquí una versión anotada:

Es increíble la cantidad de detalles inesperados. Por ejemplo, arriba a la izquierda hay un grupito variado de galaxias, que tiene un raro trío (¿o cuarteto?) en interacción:

Es un verdadero zoológico de galaxias. Entre otras cosas, muestra regiones tenues en los torrentes de estrellas que se forman en las interacciones (por efecto de mareas) que normalmente no hemos visto, ni siquiera en imágenes de otros telescopios gigantes. Por ejemplo, cerca del ángulo inferior derecho de la imagen completa, está la galaxia Messier 61, una galaxia bien conocida del cúmulo. En la foto del Rubin la vemos así:

Tiene un chorro de estrellas increíblemente rectilíneo y más largo que la Vía Láctea, a pesar de que no la vemos formando parte de un sistema en interacción.  ¿Cómo se formó? ¿Realmente surge de la galaxia? ¿Qué tan comunes son estas cosas? ¿Está relacionado con que M61 es una de las galaxias más prolíficas en explosiones que se conozca, con 8 supernovas en un siglo? Los autores de su descubrimiento creen que sí, y dicen:  

«Es notable que la corriente haya pasado desapercibida durante tanto tiempo alrededor de una galaxia de Messier. Esperamos que los futuros datos del Rubin revelen un verdadero tesoro de subestructuras alrededor de otras galaxias.»

Las imágenes de la primera galería del Rubin incluyen, además de estos tesoros del cosmos extragaláctico, notables imágenes de objetos bien conocidos de nuestra propia Vía Láctea. Sólo que el nuevo instrumento es tan sensible que cuesta reconocer las nebulosas de toda la vida:

Sí: es la nebulosa de la Laguna, acompañada por la Trífida arriba. La cantidad de estrellas es tal que parecen formar un continuo, o una playa de arena. La cantidad y detalle de los filamentos oscuros es increíble. Vayan a buscar la versión de máxima resolución, si el ancho de banda les da para descargar 24 gigabytes...

Como todo instrumento revolucionario, el Rubin no sólo ayudará a refinar y completar nuestra imagen del universo en áreas conocidas (descubrirá más supernovas, más asteroides, más objetos interestelares...) sino que veremos cosas inesperadas. Habrá que estar atentos. 



Las imágenes son de NSF–DOE Vera C. Rubin Observatory.

El paper que describe el nuevo torrente de estrellas en M61 es Romanowsky et al., A stellar stream around the spiral galaxy Messier 61 in Rubin First Look imaging, https://arxiv.org/abs/2510.24836v2.