Cada tanto la Luna se interpone entre el Sol y la Tierra, y su sombra oscurece una parte de la superficie de nuestro planeta. Si estamos justo donde cae la sombra podemos disfrutar de un eclipse total de Sol, como el que ocurrió mientras España ganaba el Mundial de Sudáfrica el 11 de julio pasado, visible desde el sur de la Patagonia. Casi todos nosotros nunca abandonaremos nuestro planeta, de manera que siempre veremos los eclipses, por decirlo de algún modo, "desde abajo". ¿No? Bueno, hasta cierto punto. Nunca veremos la sombra de la Luna, un óvalo oscuro recorriendo la superficie de la Tierra a 2000 km/h durante un eclipse de Sol (como la ven los astronautas desde la Estación Espacial). ¡Pero, un momento! En todos los planetas con lunas más o menos grandes la sombra del satélite puede ocultar el Sol. Y en Júpiter (que en estos días se encuentra magníficamente posicionado para su observación) hay cuatro lunas grandes, descubiertas hace 400 años y algunos meses por Galileo: Io, Europa, Ganímedes y Calixto. El sábado pasado, desde el balcón de mi casa, saqué esta foto de la sombra de Ganímedes sobre la superficie de Júpiter: un eclipse de Sol visto desde una perspectiva inusual. Sigan leyendo, que hay más.
30/10/2010
23/10/2010
OVNIS
¿Por qué los astrónomos no avistan OVNIs? Más específicamente: ¿por que los astrónomos aficionados no avistamos OVNIs? Después de todo, pasamos más tiempo mirando el cielo que el común de los mortales. Mirando y fotografiando. De noche y de día. Y observando con atención. Entonces ¿por qué?
16/10/2010
B612
Ésta es una de las notas más visitadas de este blog. Si te gusta
la
astronomía, no dejes de seguir leyendo el resto de En el Cielo las
Estrellas... ¡No te vas a arrepentir! Publico una nota nueva cada
sábado. Podés subscribirte para recibirlas por email aquí a la
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¿Qué se ve en esta foto? Piénselo un momento y después siga leyendo...
Los que contestaron "la Isla de los Pájaros, en la Península Valdés" acertaron. Los que contestaron "una boa constrictor digiriendo un elefante" también. Los que contestaron "un sombrero" perdieron.
Se trata efectivamente de la Isla de los Pájaros (estirada verticalmente), que se encuentra en el Golfo San José, junto al istmo Carlos Ameghino (hermano de Florentino) que conecta la Península Valdés con el continente. Es una foto tomada desde el Centro de Visitantes durante nuestro reciente safari a la región. Es sorprendentemente parecida al dibujo infantil del narrador de El Principito, la poética novelita de Antoine de Saint-Exupéry. ¿Recuerdan? El niño dibujaba una boa constrictor digiriendo un elefante, y cuando se la mostaba a los mayores le decían que era un sombrero. Cuando se la mostró al Principito, por supuesto, éste le dijo "No quiero una boa constrictor digiriendo un elefante. Quiero un cordero. ¡Dibújame un cordero!". ¿Se trata de una coincidencia, o es posible que Saint-Exupéry conociera esta isla?
Antoine de Saint-Exupéry fue, además de escritor, pionero de la aviación, como pueden sospechar los lectores de El Principito, que comienza con un piloto que se estrella en el Sahara, cosa que realmente le ocurrió a Saint-Exupéry durante la Segunda Guerra Mundial. Aún antes había sido piloto de Aeropostal —la primera empresa de transporte aéreo francesa— y participado en empresas subsidiarias de ésta en otras partes del mundo. Entre ellas, fue piloto (y director) de Aeroposta —la primera empresa de transporte de pasajeros y carga de la Argentina, y que finalmente acabaría dando lugar a Aerolíneas Argentinas. Aeroposta brindaba unos pocos servicios. Saint-Exupéry voló muchas veces el tramo Buenos Aires-San Antonio Oeste-Comodoro Rivadavia-Río Gallegos. Sus experiencias en la Patagonia son la base de su novela Vuelo Nocturno. El aeropuerto de San Antonio Oeste lleva hoy su nombre, así como uno de los picos del macizo Chaltén (donde también están los nombres de Jean Mermoz y Henri Guillaumet, compañeros de Saint-Exupéry en los vuelos postales patagónicos). La Península Valdés se encuentra a un par de cientos de kilómetros al sur de San Antonio, y desde el aire es una forma tan atractiva que es seguro que Saint-Exupéry debe haberle dado vueltas más de una vez, y debe haber visto la Isla de los Pájaros. (En cierta ocasión, volando con mi amigo Patri de Buenos Aires a Ushuahia, el avión se inclinó hacia un lado al tiempo que se escuchó la voz del comandante: "Los pasajeros de la derecha pueden ver la Península Valdés. Los pasajeros de la izquierda pueden ver cómo los pasajeros de la derecha ven la Península Valdés". ¡Buenísimo! Así me lo imagino a Antoine, inclinando el avión para ver mejor...)
Según cuenta el narrador, el Principito venía de otro "planeta", del asteroide B612. ¿Existe el asteroide B612, o es un mundo salido de la imaginación de Saint-Exupéry? ¡Las dos cosas! Los asteroides no tienen nombres como "B612", con una letra y un número. Cuando se los descubre se les da una designación provisoria, y cuando se determina su órbita con razonable precisión reciben un número: un número de orden en una larga lista que hoy en día tiene como medio millón de miembros. Además su descubridor, si así lo desea, puede solicitar que se le asigne un nombre propio, como ya contamos.
"B612" no es un número en el sistema de numeración decimal, pero en el sistema hexadecimal (habitual en ciertas tareas informáticas) B612 sí es un número. Así como en el sistema decimal existe un símbolo para cada uno de los 10 dígitos del 0 al 9, en el hexadecimal hay un símbolo para cada "dígito" del 0 al 15. Del 0 al 9 coinciden con los del decimal (los dígitos indoarábigos). Y para los restantes se usan letras mayúsculas: A para el 10, B para el 11... C, D, E y F para el 12, 13, 14 y 15. Así que B612 es un número de 4 "dígitos" en sistema hexadecimal. Y ¿a qué número del sistema decimal corresponde? B612 es el 46610 en decimal. Puede probarlo con la calculadora de Windows: seleccione el modo "Programador" y elija "Hex" donde se puede elegir el sistema de numeración. Teclee B612 y elija "Dec". El número se convierte en el 46610 del sistema decimal. El asteroide 46610 existe: es un asteroide del cinturón principal descubierto en 1993 por un astrónomo aficionado japonés. En francés, B612 se lee "be-six-douze", es decir "be-seis-doce". De manera que, para completar la similitud con la novela, se le puso el nombre Besixdouze.
46610 Besixdouze no es el único asteroide que hace referencia a El Principito. Cuando se descubrió un asteroide satélite alrededor de 45 Eugenia, se le puso el nombre Petit-Prince (nombre completo: 45 Eugenia I Petit-Prince). El nombre de 45 Eugenia remite a la Emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III de Francia y madre del Príncipe Imperial, heredero del trono y cuya muerte a temprana edad en África fue un evento muy dramático en Europa (un poco como la muerte de Lady Di). Se dice que el personaje de El Principito está en parte inspirado en el Príncipe Imperial, aunque también está basado seguramente en el propio Antoine de niño, de familia noble y rubia cabellera ensortijada.
Por otra parte, existe también el asteroide 2578 Saint-Exupéry. El escritor/piloto vuela así perpetuamente entre Marte y Júpiter, como su personaje.
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Los que contestaron "la Isla de los Pájaros, en la Península Valdés" acertaron. Los que contestaron "una boa constrictor digiriendo un elefante" también. Los que contestaron "un sombrero" perdieron.
Se trata efectivamente de la Isla de los Pájaros (estirada verticalmente), que se encuentra en el Golfo San José, junto al istmo Carlos Ameghino (hermano de Florentino) que conecta la Península Valdés con el continente. Es una foto tomada desde el Centro de Visitantes durante nuestro reciente safari a la región. Es sorprendentemente parecida al dibujo infantil del narrador de El Principito, la poética novelita de Antoine de Saint-Exupéry. ¿Recuerdan? El niño dibujaba una boa constrictor digiriendo un elefante, y cuando se la mostaba a los mayores le decían que era un sombrero. Cuando se la mostró al Principito, por supuesto, éste le dijo "No quiero una boa constrictor digiriendo un elefante. Quiero un cordero. ¡Dibújame un cordero!". ¿Se trata de una coincidencia, o es posible que Saint-Exupéry conociera esta isla?
Antoine de Saint-Exupéry fue, además de escritor, pionero de la aviación, como pueden sospechar los lectores de El Principito, que comienza con un piloto que se estrella en el Sahara, cosa que realmente le ocurrió a Saint-Exupéry durante la Segunda Guerra Mundial. Aún antes había sido piloto de Aeropostal —la primera empresa de transporte aéreo francesa— y participado en empresas subsidiarias de ésta en otras partes del mundo. Entre ellas, fue piloto (y director) de Aeroposta —la primera empresa de transporte de pasajeros y carga de la Argentina, y que finalmente acabaría dando lugar a Aerolíneas Argentinas. Aeroposta brindaba unos pocos servicios. Saint-Exupéry voló muchas veces el tramo Buenos Aires-San Antonio Oeste-Comodoro Rivadavia-Río Gallegos. Sus experiencias en la Patagonia son la base de su novela Vuelo Nocturno. El aeropuerto de San Antonio Oeste lleva hoy su nombre, así como uno de los picos del macizo Chaltén (donde también están los nombres de Jean Mermoz y Henri Guillaumet, compañeros de Saint-Exupéry en los vuelos postales patagónicos). La Península Valdés se encuentra a un par de cientos de kilómetros al sur de San Antonio, y desde el aire es una forma tan atractiva que es seguro que Saint-Exupéry debe haberle dado vueltas más de una vez, y debe haber visto la Isla de los Pájaros. (En cierta ocasión, volando con mi amigo Patri de Buenos Aires a Ushuahia, el avión se inclinó hacia un lado al tiempo que se escuchó la voz del comandante: "Los pasajeros de la derecha pueden ver la Península Valdés. Los pasajeros de la izquierda pueden ver cómo los pasajeros de la derecha ven la Península Valdés". ¡Buenísimo! Así me lo imagino a Antoine, inclinando el avión para ver mejor...)
Según cuenta el narrador, el Principito venía de otro "planeta", del asteroide B612. ¿Existe el asteroide B612, o es un mundo salido de la imaginación de Saint-Exupéry? ¡Las dos cosas! Los asteroides no tienen nombres como "B612", con una letra y un número. Cuando se los descubre se les da una designación provisoria, y cuando se determina su órbita con razonable precisión reciben un número: un número de orden en una larga lista que hoy en día tiene como medio millón de miembros. Además su descubridor, si así lo desea, puede solicitar que se le asigne un nombre propio, como ya contamos.
"B612" no es un número en el sistema de numeración decimal, pero en el sistema hexadecimal (habitual en ciertas tareas informáticas) B612 sí es un número. Así como en el sistema decimal existe un símbolo para cada uno de los 10 dígitos del 0 al 9, en el hexadecimal hay un símbolo para cada "dígito" del 0 al 15. Del 0 al 9 coinciden con los del decimal (los dígitos indoarábigos). Y para los restantes se usan letras mayúsculas: A para el 10, B para el 11... C, D, E y F para el 12, 13, 14 y 15. Así que B612 es un número de 4 "dígitos" en sistema hexadecimal. Y ¿a qué número del sistema decimal corresponde? B612 es el 46610 en decimal. Puede probarlo con la calculadora de Windows: seleccione el modo "Programador" y elija "Hex" donde se puede elegir el sistema de numeración. Teclee B612 y elija "Dec". El número se convierte en el 46610 del sistema decimal. El asteroide 46610 existe: es un asteroide del cinturón principal descubierto en 1993 por un astrónomo aficionado japonés. En francés, B612 se lee "be-six-douze", es decir "be-seis-doce". De manera que, para completar la similitud con la novela, se le puso el nombre Besixdouze.
46610 Besixdouze no es el único asteroide que hace referencia a El Principito. Cuando se descubrió un asteroide satélite alrededor de 45 Eugenia, se le puso el nombre Petit-Prince (nombre completo: 45 Eugenia I Petit-Prince). El nombre de 45 Eugenia remite a la Emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III de Francia y madre del Príncipe Imperial, heredero del trono y cuya muerte a temprana edad en África fue un evento muy dramático en Europa (un poco como la muerte de Lady Di). Se dice que el personaje de El Principito está en parte inspirado en el Príncipe Imperial, aunque también está basado seguramente en el propio Antoine de niño, de familia noble y rubia cabellera ensortijada.
Por otra parte, existe también el asteroide 2578 Saint-Exupéry. El escritor/piloto vuela así perpetuamente entre Marte y Júpiter, como su personaje.
09/10/2010
¿Me compro un telescopio?
02/10/2010
Semana Mundial del Espacio
Si estás en Bariloche, tal vez te interese concurrir a la presentación de mi libro Viaje a las estrellas, el lunes 4 a las 18:30 en la Sala de Prensa de la Municipalidad, en el Centro Cívico. No será una conferencia, sino una "entrevista pública", organizada por el Nodo Bariloche de la Red Argentina de Periodistas Científicos. Hablaremos de un montón de cosas, ¡incluídas las que sugiera el público!
El evento será uno de los planeados para adherir a la celebración de la Semana Mundial del Espacio (un evento planetario para conmemorar el vuelo del primer satélite artificial, ¡hace más de medio siglo!). Otro evento público en Bariloche será el miércoles 6, en la Universidad Fasta (18:00 horas), donde Laura García Oviedo dará una charla sobre Galileo, la exploración espacial y la biodiversidad.
Otros eventos de la celebración (lo siento, sin público adicional...) serán las charlas En el cielo las estrellas, para los ganadores de la beca Instituto Balseiro para estudiantes secundarios y una versión de la charla de Laura en el Colegio Woodville, para alumnos de la primaria.
El evento será uno de los planeados para adherir a la celebración de la Semana Mundial del Espacio (un evento planetario para conmemorar el vuelo del primer satélite artificial, ¡hace más de medio siglo!). Otro evento público en Bariloche será el miércoles 6, en la Universidad Fasta (18:00 horas), donde Laura García Oviedo dará una charla sobre Galileo, la exploración espacial y la biodiversidad.
Otros eventos de la celebración (lo siento, sin público adicional...) serán las charlas En el cielo las estrellas, para los ganadores de la beca Instituto Balseiro para estudiantes secundarios y una versión de la charla de Laura en el Colegio Woodville, para alumnos de la primaria.
Suerte
A mi amiga Laura García le llamó la atención el final de mi nota sobre los planetas extrasolares:
Volvamos a la cuestión de encontrar vida extraterrrestre. Hoy en día sabemos que casi todas las estrellas tienen planetas a su alrededor. Aun así, la cantidad de planetas capaces de albergar vida como la de la Tierra es seguramente pequeña: deben ser planetas rocosos (con una superficie donde caminar), no muy chicos (con alguna atmósfera), con agua líquida (el solvente universal de las substancias orgánicas), con un campo magnético alrededor (para protección de rayos cósmicos)... En una fracción de ellos tal vez haya algo vivo cuando los observemos, y en una fracción de éstos, a su vez, será posible su detección. En definitiva: la detección remota de vida extraterrestre es un evento improbable. Es decir, si ocurre, es ni más ni menos que la definición de suerte, ¿no? ¿Qué otra cosa es la suerte, sino la ocurrencia efectiva de un evento muy improbable? Como se ve, mi expresión citada arriba no tiene nada de peculiar...
Por otro lado, hay cosas que se atribuyen a la suerte y que en realidad no son tales. Tomemos el caso del descubrimiento de Urano, del que hablábamos hace unos meses. William Herschel, músico de profesión y astrónomo de vocación, descubrió el primer planeta de la era moderna en 1781, lo cual le valió el reconocimiento de Su Majestad, honores, un salario, etc. Astrónomos profesionales -tal vez un poco envidiosos- no dejaron de observar que Herschel había descubierto el planeta de casualidad, vale decir por pura suerte. ¿Es una situación comparable a la del descubrimiento de vida extraterrestre al que me refería antes? Bueno, por un lado es indudable que se trata de una casualidad, de un evento aleatorio. Sin embargo me parece que hay algo distinto. Urano tiene un brillo que lo pone casi en el límite de lo que puede observarse a simple vista. Con un telescopio es fácilmente visible. Con el perfeccionamiento de los instrumentos astronómicos era inevitable que alguien lo descubriera. ¿Y quién era el mejor candidato, sino el constructor de los mayores telescopios de su época, el que se pasaba hasta los intervalos de sus conciertos observando tras bambalinas? El descubrimiento de Urano era un evento inevitable, que le tocó al astrónomo más dedicado. No tiene nada de suerte. En sus propias palabras: Si los planetas se cruzan en mi camino no tengo más remedio que descubrirlos.
En inglés se ha empezado a usar la palabra serendipity para estos descubrimientos casuales. Incluso hay quienes usan serendipia en castellano, pero no sé si el anglicismo es necesario. En castellano podemos decir casualidad, que en inglés no existe, después de todo. O chiripa, por qué no. En todo caso, todo el mundo entiende que son las cosas que hace el Mago Carulo: de puro mago...
Post scriptum: Casualmente... esta semana se anunció el descubrimiento del primer planeta extrasolar de tipo terrestre orbitando en la zona de habitabilidad. Es decir, es el primero en el que probablemente haya agua líquida y una temperatura agradable. Se trata de Gliese 581g, el planeta Zarmina. Es un descubrimiento mucho más interesante que el del mes pasado, pero los medios argentinos parece que lo ignoraron. ¡Y está apenas a 20 años luz! Inclusive, hace un par de años, un grupo de entusiastas envió un mensaje de radio de alta potencia dirigido hacia esta estrella. Si alguien contesta, la respuesta debería estar llegando alrededor de 2049...
Entonces los astrónomos podrán usar el espectroscopio no ya para medir velocidades planetarias, sino para hacer química a distancia, y observar la atmósfera de esos planetas. Si tenemos suerte verán signos inequívocos de la existencia de vida.Según me dijo, le intrigó la mención de la suerte en un contexto científico, y me pidió que alguna vez comentara algo sobre el tema. Mi respuesta inmediata fue que los científicos somos como el resto de la gente, y que la suerte forma parte de nuestra vida, como de la todo el mundo. Que cuando juega la Selección nos envolvemos en la bandera como cualquier hijo de vecino. Pero voy a comentar un poco más, pera que no parezca que me estoy refiriendo a algo sobrenatural. Lo que quiero decir es lo siguiente.
Volvamos a la cuestión de encontrar vida extraterrrestre. Hoy en día sabemos que casi todas las estrellas tienen planetas a su alrededor. Aun así, la cantidad de planetas capaces de albergar vida como la de la Tierra es seguramente pequeña: deben ser planetas rocosos (con una superficie donde caminar), no muy chicos (con alguna atmósfera), con agua líquida (el solvente universal de las substancias orgánicas), con un campo magnético alrededor (para protección de rayos cósmicos)... En una fracción de ellos tal vez haya algo vivo cuando los observemos, y en una fracción de éstos, a su vez, será posible su detección. En definitiva: la detección remota de vida extraterrestre es un evento improbable. Es decir, si ocurre, es ni más ni menos que la definición de suerte, ¿no? ¿Qué otra cosa es la suerte, sino la ocurrencia efectiva de un evento muy improbable? Como se ve, mi expresión citada arriba no tiene nada de peculiar...
Por otro lado, hay cosas que se atribuyen a la suerte y que en realidad no son tales. Tomemos el caso del descubrimiento de Urano, del que hablábamos hace unos meses. William Herschel, músico de profesión y astrónomo de vocación, descubrió el primer planeta de la era moderna en 1781, lo cual le valió el reconocimiento de Su Majestad, honores, un salario, etc. Astrónomos profesionales -tal vez un poco envidiosos- no dejaron de observar que Herschel había descubierto el planeta de casualidad, vale decir por pura suerte. ¿Es una situación comparable a la del descubrimiento de vida extraterrestre al que me refería antes? Bueno, por un lado es indudable que se trata de una casualidad, de un evento aleatorio. Sin embargo me parece que hay algo distinto. Urano tiene un brillo que lo pone casi en el límite de lo que puede observarse a simple vista. Con un telescopio es fácilmente visible. Con el perfeccionamiento de los instrumentos astronómicos era inevitable que alguien lo descubriera. ¿Y quién era el mejor candidato, sino el constructor de los mayores telescopios de su época, el que se pasaba hasta los intervalos de sus conciertos observando tras bambalinas? El descubrimiento de Urano era un evento inevitable, que le tocó al astrónomo más dedicado. No tiene nada de suerte. En sus propias palabras: Si los planetas se cruzan en mi camino no tengo más remedio que descubrirlos.
En inglés se ha empezado a usar la palabra serendipity para estos descubrimientos casuales. Incluso hay quienes usan serendipia en castellano, pero no sé si el anglicismo es necesario. En castellano podemos decir casualidad, que en inglés no existe, después de todo. O chiripa, por qué no. En todo caso, todo el mundo entiende que son las cosas que hace el Mago Carulo: de puro mago...
Post scriptum: Casualmente... esta semana se anunció el descubrimiento del primer planeta extrasolar de tipo terrestre orbitando en la zona de habitabilidad. Es decir, es el primero en el que probablemente haya agua líquida y una temperatura agradable. Se trata de Gliese 581g, el planeta Zarmina. Es un descubrimiento mucho más interesante que el del mes pasado, pero los medios argentinos parece que lo ignoraron. ¡Y está apenas a 20 años luz! Inclusive, hace un par de años, un grupo de entusiastas envió un mensaje de radio de alta potencia dirigido hacia esta estrella. Si alguien contesta, la respuesta debería estar llegando alrededor de 2049...
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