09/10/2021

Las aguas de Clavius

El cráter Clavius es uno de los más grandes de la Luna. Su pared exterior escalonada encierra una planicie marcada por muchísimos cráteres menores, entre los cuales se encuentran cinco principales, formando un arco de mayor a menor. Es un lugar bien conocido por los aficionados a la observación de la Luna, y también por los aficionados a la ciencia ficción, ya que en Clavius está la base lunar de 2001 A Space Odyssey. En esta foto lo vemos hacia la izquierda, a mitad de camino entre el otro cráter notable, Tycho, y el borde de la Luna (versión anotada más abajo). 


Hace un año Clavius estuvo en las noticias porque la NASA anunció, con bombos y platillos, que habían descubierto la existencia de agua, por primera vez en la superficie iluminada de la Luna (ya se había detectado agua en el fondo de cráteres polares que están siempre en sombras). En medio de la nueva carrera hacia la Luna, me dio la impresión de que el anuncio alentó la expectativa de que haya agua disponible para las futuras bases lunares, lo cual sería un golazo. La nota de prensa decía "El agua es un recurso precioso en el espacio profundo y un ingrediente clave de la vida tal como la conocemos". El descubrimiento, sin embargo, deja mucho que desear desde ese punto de vista. 

Las observaciones se hicieron con un instrumento notable: SOFIA. Es un Boeing 747 que tiene una gran ventana abierta en un costado, donde se asoma un enorme telescopio infrarrojo de 2.5 m de diámetro. Las observaciones se hacen a 14 km de altura,  40% más alto que un vuelo normal, para estar por encima de la parte húmeda de la atmósfera que absorbe el infrarrojo. ¡Con la ventana abierta, todas las vibraciones propias del vuelo, y los astrónomos a bordo! Es de locos, busquen videos en YouTube para verlo. SOFIA observó una franja de tierras australes que cruza Clavius, como se ve en la siguiente imagen. El panel derecho está coloreado con un mapa de composición mineralógica de Clementine, y muestra que la observación cruza las bandas de material eyectado por la formación de Tycho (que aparece cerca del borde superior.)

En realidad, lo que SOFIA observó es un espectro compatible con la existencia de minerales hidratados. Es decir, que el agua se encontraría en forma de moléculas individuales metidas dentro de la estructura microscópica de las rocas. ¿Cuánta agua? La intensidad de las bandas infrarrojas observadas les permite calcular unos 200 microgramos por gramo, es decir del orden de partes por millón. Además de poquita, es agua muy difícil de usar: habría que procesar varias (¿5?) toneladas de roca para extraer (ni sé cómo) un litro de agua líquida. La verdad que, desde el punto de vista de su posible uso por los astronautas, es más bien inútil. La nota de prensa de la NASA también lo decía: "que el agua detectada por SOFIA sea fácilmente accesible para ser usada como recurso queda por determinarse", pero con el sensacionalismo de la noticia, esa parte ¿quién la leyó?

En contraste con estos minerales hidratados, hay razonable evidencia de que, en el fondo de los cráteres polares, hay grandes glaciares de agua pura, que sí serán un recurso valioso para las bases lunares que se vienen en pocos años. El robot VIPER, dentro de un par de años, irá a explorar precisamente esto. En la serie distópica For all mankind se muestra su explotación en una interesante línea temporal alternativa, con muy buena ciencia y muy buena ficción.

Clavius es un cráter muy antiguo, de un período llamado Nectariano, hace 4000 millones de años, y está relativamente bien conservado para su antigüedad. Casi del mismo tamaño es Deslandres, también cerca de Tycho pero hacia el norte, en el borde del mare Nubium. Deslandres, en contraste con Clavius, es casi imposible de identificar, de tan erosionado que está. El único cráter más grande que Clavius en la cara visible de la Luna es Bailly, y está tan en el borde que también es muy difícil de ver. Contar los cráteres visibles en el piso plano de Clavius es una buena manera de estimar la calidad de la observación (instrumento/seeing/ojo). El mejor momento para observarlo es el día después del cuarto creciente, o antes del menguante (por ejemplo, en la segunda mitad de esta semana).

 


El paper es: Honnibal et al., Molecular water detected on the sunlit Moon by SOFIA, Nature Astronomy 5:121-127 (2021). La segunda imagen es de allí. La primera es una foto mía. La figura final está hecha con Virtual Moon Atlas, el mejor amigo del lunático.

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