22/02/2025

Figuras en el cielo

Cuando conté sobre la enana roja más brillante, AX Microscopii, me encontré con que la estrella no aparecía en el atlas publicado por su descubridor, el Abad Lacaille. Así que la mostré en la Uranographia, de Johann Bode, publicada en Berlín en 1801, algunos años después del trabajo de Lacaille.

La Uranographia de Bode es un atlas hermoso, que marcó el final de una Edad de Oro de la cartografía celeste, que había comenzado dos siglos antes con la Uranometria de Bayer. Es un libro enorme, con 20 cartas a doble página. Contiene 17000 estrellas, muchas más que las visibles a simple vista, y varios miles de nebulosas. Vean por ejemplo este detalle de Virgo, con el cúmulo de galaxias ocupando el ala de la diosa (vale la pena descargar la imagen para ver los detalles de la ilustración, especialmente si están leyendo esto en el celu, algo que nunca es recomendable):

Como puede verse, las figuras son de una calidad extraordinaria. Para comparar con cartógrafos anteriores elegí la familiar constelación de Orión. Estos son Oriones anteriores, a la izquierda el del Atlas Coelestis de Flamsteed (1729) y a la derecha el de la Uranometria de Bayer (1603):

Y he aquí el extraordinario Orión de Bode:

La Uranographia abarca los dos hemisferios celestes, pero las constelaciones del hemisferio austral estaban todavía en un estado de flujo. Bode, como todos, creó las suyas propias, usando objetos de su época. Qué me dicen de estas dos, el Aparato Químico y la Máquina Eléctrica:

Orión tiene cierta forma humanoide, ¿pero estas dos? Están más tiradas de los pelos que el Cerro Mesa de Lacaille. ¿Y el Globo Aerostático?

La Uranographia de Bode fue el último atlas en usar figuras artísticas para representar las constelaciones. Ya en 1786, Alexandre Ruelle había publicado una Nouvelle Uranographie, donde dice:

«No hay manera más fácil de enseñar el cielo que substituir estas figuras fantásticas por triángulos, cuadrados, polígonos u otras figuras geométricas que realmente hagan visibles los grupos de estrellas, uniendo las más brillantes con líneas.»

¡Vamos Ruelle!  Uno ve su Orión, y realmente parece más moderno:

A lo largo del siglo XIX las figuras de palitos se convirtieron gradualmente en estándar, con los atlas de Pierre y Alexandre Lapie (reimpreso varias veces), o el de Charles Dien de 1831, muy parecido al de Ruelle y que se reimprimió hasta el siglo XX y llegó a ser revisado y expandido por el gran Camille Flammarion

Pero ya a fines del siglo XIX se abandonaron incluso las líneas. La gran Uranographia Argentina de Benjamin Gould, de 1877, representa así a Orión:

Están sólo las estrellas, y los límites entre las constelaciones, que fue el criterio adoptado por Delporte cuando la Unión Astronómica Internacional le encargó estandarizar las constelaciones de una vez por todas. Un estándar moderno, como el Sky Atlas 2000.0 del gran Wil Tirion, tampoco tiene palitos ni nada por el estilo:

Quedaron sólo los nombres de los dioses y los héroes en el cielo. En el siglo XX, los astrónomos los reemplazaron por un panteón tal vez más fantástico: gigantes rojas y enanas blancas, pulsars y magnetars, novas, kilonovas y supernovas, quasars y agujeros negros.

1 comentario:

  1. David Batista22/2/25 13:58

    ¿Y a nuestros bisnietos o tataranietos, qué y como se les van a mostrar los astros? ¡Ya lo gozarán ellos!

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